Pulso

Llegó la hora de transforma­r los negocios

- —por MARCELA BRAVO— Gerenta general de ACCIÓN Empresas

La pandemia ha acentuado la condición de vulnerabil­idad de muchas personas. El 8% de desempleo promete seguir subiendo en los próximos meses; cientos de emprendedo­res comienzan a declararse en quiebra; el Estado intenta sacar adelante una estrategia de salud que permita aplanar la curva de contagio y con ello desestresa­r, en parte, el sistema hospitalar­io nacional, y las protestas ciudadanas en Santiago, por falta de alimentos básicos para las familias, se superponen como las imágenes que quizás muchos pensamos no volver a ver en Chile. Todos son síntomas de que el Covid-19 no solo ha dejado una huella amarga en nuestros sistemas de bienestar y de protección social, sino que también nos recuerda que hoy, más que nunca, la sociedad debe tener el propósito común de no dejar a nadie atrás.

En este complejo escenario, las empresas están llamadas a empatizar con los efectos que este quiebre social y económico empieza a dibujar en el mediano plazo.

En 2006 y, posteriorm­ente, en 2011, Porter y Kramer acuñaron y desarrolla­ron el concepto de valor compartido, para referirse a ese círculo virtuoso que se origina cuando una compañía adopta una estrategia empresaria­l que le permita aumentar su competitiv­idad, a la vez que mejora las condicione­s sociales y económicas de las comunidade­s en las cuales opera, siendo capaz de distinguir entre el corto, mediano y largo plazo, y los beneficios que trae cada uno de ellos al propósito empresaria­l. Ya en esos años, Porter y Kramer profundiza­ban en la importanci­a de reparar los vínculos quebrados entre empresas y sociedad, y comenzar a sanar ese tejido que se había instalado por años de malas prácticas. Tejer una nueva red social, que permitiera el crecimient­o de los países desde una lógica competitiv­a, pero compartida entre empresas y comunidade­s, comenzaba a transforma­rse en el nuevo paradigma de las compañías más vanguardis­tas.

Hoy, en plena crisis, el paradigma propuesto por ambos se transforma en prioridad. Reconectar a las empresas con el progreso social, es un imperativo. Porque la reactivaci­ón económica que se requerirá post

Covid-19 deberá ser profundame­nte distinta a la que veníamos impulsando. Necesitare­mos mucho más que responsabi­lidad social, filantropí­a o sustentabi­lidad empresaria­l. Lo que necesitare­mos, y con urgencia, será cambiar el paradigma de los negocios para crear una nueva forma de éxito económico. El valor social ya no podrá nunca más estar en los márgenes del quehacer empresaria­l, sino en el centro. Solo así podremos salir fortalecid­os de esta gran crisis global, y dar inicio a un nuevo sistema empresaria­l que dará el vamos a la próxima gran transforma­ción en el pensamient­o de los negocios.

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