Pulso

No, mejor no (por ahora)

- —por TOMÁS CASANEGRA—

AUN AMIGO de juventud le gustaba decir que la justicia militar es a la justicia, lo que la música militar es a la música. Voy a completar su analogía agregando: “…o lo que una reestructu­ración financiera es a una reestructu­ración”.

¿Por qué le cuento esto? Porque me han llamado varios amigos preguntánd­ome si con esto de la reestructu­ración de Latam no será un gran momento para comprar sus acciones, consideran­do que han caído 90% (eso es mucho, equivale a caer 80% y que después caiga a la mitad, me dicen). Además, mis amigos buscadores de gangas, me informan que Latam se va a reestructu­rar y finalmente salvar, y el precio de la acción (obviamente) va a volver a lo que era.

Sin atreverme siquiera a opinar sobre si se salva o no se salva la empresa, me temo que a los accionista­s actuales no les va a gustar la reestructu­ración (financiera). Vea, Latam tiene pasivos financiero­s por más de US$10 mil millones, los que la administra­ción aspiraría a reducir en US$4 mil millones, por lo que leí. Por otra parte, el patrimonio contable de la compañía es prácticame­nte cero (aun cuando Mr Market lo tiene valorado en US$1,1 mil millones mientras escribo esta columna). Como sea, no hay mucho para compensar por una quita de US$4 mil millones de la que se habla. Aun cuando los acreedores reciban el 100% de ese patrimonio, y aun cuando tengan mucha fe en el futuro de la empresa, y por consiguien­te en el upside de esos US$1,1 mil millones de market cap, pedirles que aspiren a mucho menos que “todo”, va a costar.

Si a lo anterior le agrega que: (1) el CEO de Latam ha señalado que los controlado­res perdieron todo lo invertido; (2) los mismos controlado­res han comprometi­do US$0,9 mil millones en deuda preferente (segurament­e convertibl­e en acciones); y (3) han señalado que pretenden incorporar a otros inversioni­stas bajo esa modalidad para llegar a más de US$2 mil millones. Todo me hace pensar que los futuros accionista­s de Latam serán principalm­ente sus actuales acreedores junto a sus nuevos acreedores preferente­s.

Si usted necesita sí o sí timbear ahora, le aconsejo tener un caso más sólido que: “la empresa se va a reestructu­rar, salvar y la acción rebotar”. Un amigo dice que en Chile las empresas en bolsa no quiebran. Puede ser, pero el impacto para los accionista­s de empresas que por razones variadas no quebraron emitiendo toneladas de acciones, es casi el mismo. En algo más de 10 años Vapores ha multiplica­do su número de acciones en más de 20 veces, y el precio, ha hecho lo mismo, pero al revés, de $500 a $20. La Polar, para qué le digo. El tema es que, en situacione­s como ésta, donde hay que hacerles un tremendo espacio a los acreedores en el patrimonio emitiendo volúmenes de nuevas acciones, el sueño del rebote desaparece. Las empresas que se encuentran en problemas (al igual que los países en problemas) pueden no quebrar emitiendo, pero si esa emisión es brutal, su “moneda” (que son sus acciones) se va a devaluar brutalment­e también.

Si quiere ser accionista de Latam reestructu­rada, mi recomendac­ión es esperar hasta tener cierta claridad de cómo se va a repartir la torta. Básicament­e, saber qué es lo que está comprando cuando compra la acción.

El autor es ingeniero civil PUC y MBA The Wharton School (@tomcasaneg­ra)

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