Los nubarrones negros de Brasil complican perspectivas de recuperación regional
Aunque acapara la mayor parte de la inversión extranjera que llega a la región, los inversionistas ya dan cuenta de su poco entusiasmo con el gigante sudamericano, que hoy luce con poca fuerza como para protagonizar la reactivación de los mercados emergen
—Brasil ocupa un lugar desafortunado tanto en la crisis sanitaria como económica que enfrenta el mundo en estos momentos. Figura como el segundo país con más casos y el tercero con más fallecidos por coronavirus, mientras que el Banco Mundial anticipa una contracción de 8% para 2020, con lo cual supera el retroceso esperado para América
Latina de 7,2%, y una tibio rebote de 2,1% para el año siguiente.
Para Alfredo Coutiño, economista para la región en Moody´s analytics, un retroceso del que se espera para el presente ejercicio “representa un daño severo a la capacidad de la economía tanto en materia de plantas productivas como de productividad de la fuerza laboral, lo cual va a tener secuelas en el futuro, pues el país tardará varios años para poder restaurar la capacidad perdida”.
Por su parte, Shelly Shetyy, analista principal de la calificación soberana de Brasil en Fitch, asegura que la pandemia encontró a Brasil con un déficit fiscal alto y sus problemas se van a recrudecer con el impacto de la emergencia. “Brasil saldrá de esta crisis con una carga de deuda pública notablemente más alta, hasta 92% del PIB este año, y la incertidumbre sobre la política fiscal también podría afectar las perspectivas de recuperación”, señala.
Su crisis puede resultar especialmente nociva, en un escenario económico de máxima fragilidad. Después de todo, su PIB de US$3.400 mil millones representa más de la mitad de toda la economía sudamericana (revisar infografía). Con este tamaño también atrae la mayor parte de la inversión extranjera a nivel regional, al anotar US$88.300 millones, seguido de los US$36.870 millones de México, según datos de 2018 de la Cepal.