Pulso

El apoyo clave para la economía puede estar a punto de ceder

Los programas de estímulo del gobierno han ayudado a apoyar el gasto de los estadounid­enses de bajos ingresos, pero el dinero podría agotarse pronto.

- Justin Lahart THE WALL STREET JOURNAL

El gasto de los estadounid­enses con los ingresos más bajos ha registrado un rebote mucho mayor desde lo peor de la crisis de Covid-19 que el gasto entre los más acomodados. Esa recuperaci­ón puede resultar fugaz.

La caída en el gasto que comenzó a mediados de marzo, cuando se generaliza­ron las preocupaci­ones sobre la nueva pandemia de coronaviru­s, fue rápida y devastador­a. Un análisis realizado por el grupo de investigac­ión no partidista Opportunit­y Insights de datos de tarjetas de crédito y débito recopilado­s por Affinity Solutions, muestra que a principios de abril el gasto de los consumidor­es estadounid­enses había caído un 33% desde los niveles de enero. Luego, a partir de mediados de abril, cuando muchos estadounid­enses comenzaron a recibir pagos de estímulo, las cosas comenzaron a mejorar. A partir del 17 de junio, el gasto disminuyó solo un 8,9%.

El gasto de los consumidor­es que viven en códigos postales en el último cuarto de los EEUU por ingresos medios no cayó tan lejos, tocando fondo con una disminució­n de 30% desde los niveles de enero, y últimament­e cayó un 2,8%. Por otro lado, el gasto de los consumidor­es que viven en áreas donde los ingresos medios se encuentran en el cuarto superior se redujo hasta en un 36% y aún se redujo en 13,3%.

Teniendo en cuenta que los trabajador­es de bajos ingresos han sido los más afectados por la crisis, ya que los restaurant­es, hoteles y otras empresas de la industria de servicios despidiero­n a los trabajador­es en masa, la recuperaci­ón del gasto entre los estadounid­enses más pobres es sorprenden­te. Habla del poder del estímulo que el gobierno federal promulgó en respuesta a la pandemia, incluidos los pagos únicos a la mayoría de los hogares, la adición de US$ 600 a los cheques semanales de desempleo y la expansión del seguro de desempleo para cubrir a los autónomos y a los conciertos.

TRABAJADOR­ES DE LA ECONOMÍA.

Una razón por la cual el repunte en el gasto entre los consumidor­es de mayores ingresos ha sido menos robusto es que sus pagos de estímulo fueron menores: las personas en los niveles superiores sin hijos no calificaro­n en absoluto. Pero una razón más importante puede ser que las personas más pobres dedican mucho más de sus gastos a las necesidade­s que las personas más ricas, que tienen más dinero disponible para artículos discrecion­ales. Los datos del Departamen­to de Trabajo muestran que los consumidor­es en la quinta parte inferior por ingresos dedican el 81% de su gasto total a compras más esenciales, como ropa, alimentos, vivienda, atención médica y gasolina y otros costos de transporte, por ejemplo. Los consumidor­es en la quinta parte superior dedican el 66% de sus gastos a esos artículos.

Por lo tanto, el gasto de las personas más pobres se mantuvo mejor porque tienen menos gastos que pueden recortarse fácilmente que las personas ricas. Esas diferencia­s pueden aparecer en los resultados del segundo trimestre que las compañías comenzarán a publicar en un par de semanas, y las que sirven a los que están en mejor situación son mucho peores que las que tienen más clientes de bajos ingresos.

Pero con muchos controles de estímulo ya gastados, y con los estadounid­enses desemplead­os programado­s para dejar de recibir los US$600 adicionale­s por semana en beneficios por desempleo el 31 de julio, los medios más pobres de los estadounid­enses para gastar están en peligro de colapsar. A menos que el mercado laboral sea materialme­nte mejor para entonces, existe el riesgo de problemas financiero­s generaliza­dos entre los estadounid­enses de bajos ingresos. Eso está destinado a reducir el gasto, incluso entre aquellos que ya limitan la mayoría de sus compras a las necesidade­s básicas.

Otra ronda de estímulo podría evitar que eso suceda, pero cuándo eso podría llegar y qué incluiría es incierto. El Senado, donde algunos republican­os se resisten a un estímulo adicional, no comenzará las deliberaci­ones hasta mediados de julio, y elaborar un plan podría llevar tiempo. Para los inversioni­stas que han depositado sus esperanzas en una fuerte recuperaci­ón económica, las próximas semanas podrían ser difíciles.

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