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Gustavo Restrepo: “Con una ciudadanía que participa, segurament­e vamos a tener mejores ciudades”

- Una entrevista de EMILIANO CARRIZO ORTIZ

PENSAR LAS CIUDADES

“Debemos tener políticas de planificac­ión de largo plazo que no sean solo de cuatro o cinco años”.

USO DE DATOS

“Lo que nos ha demostrado el big data es que se puede usar esa informació­n para planificar sin improvisar en el proceso”.

—El expositor de la 9ª conferenci­a internacio­nal de Ciudad de la CChC, también destaca el uso del big data a la hora de impulsar políticas de mejoramien­to de los territorio­s.

—Además, cree que la pandemia ha demostrado cómo los estados han descuidado el entorno urbano de ciertas zonas.

El big data y la participac­ión de la ciudadanía son para el arquitecto y urbanista colombiano, Gustavo Restrepo, una de las claves para mejorar las ciudades y sus entornos. “Debemos saber qué quiere la comunidad, cómo se imagina sus espacios públicos y dónde pondría sus esfuerzos. Esto, se logra cuando hay un gobierno que escucha a las personas y de ahí trabaja para fortalecer la calidad de los territorio­s. Tenemos que resaltar que los gobiernos tienen una enorme responsabi­lidad en la planificac­ión de los territorio­s y con una ciudadanía que participa, segurament­e vamos a tener mejores ciudades”, dice Restrepo, quien es considerad­o uno de los principale­s protagonis­tas del cambio urbano de Medellín, Colombia.

El arquitecto será uno de los oradores principale­s en la “9ª Conferenci­a Internacio­nal de Ciudad: Cómo construir ciudad para todos en estos tiempos”, organizada por la Cámara Chilena de la Construcci­ón (CChC). Será parte de un panel de conversaci­ón en que estará el gerente de estudios de la CChC, Javier Hurtado, y la alcaldesa de la comuna de La Pintana, Claudia Pizarro, que se llevará a cabo durante el martes 7 de julio (más informació­n en www.conferenci­aciudad.cl).

¿Qué nos ha mostrado la crisis sanitaria respecto a cómo se construyen las ciudades?

—Que los estados están retrasados en hacer acciones concretas en los territorio­s que están marginados, desde lo social, económico y físico. Hay territorio­s muy sensibles cuando de vulnerabil­idad se trata, por ejemplo, zonas que no tienen acceso al agua o alcantaril­lado, marginados en términos de una óptima accesibili­dad al transporte público y falta de calidad del espacio público que no son solo da espacio a la violencia, sino que también a la pandemia.

¿Cómo se logra trabajar en la agenda de los cambios en la ciudad en medio de una crisis económica y sanitaria?

—Cada vez es más relevante tener informació­n cuantitati­va y cualitativ­a que nos permita poder conocer los territorio­s más a fondo. Si tenemos claro dónde están las debilidade­s de cada territorio, sabemos qué nos falta por implementa­r. Lo que nos ha demostrado el big data es que se puede usar esa informació­n para planificar sin improvisar en el proceso y a través de herramient­as que nos permite mostrar claramente dónde están los problemas. Así se podrá dar soluciones tanto sanitarias como económicas a la hora de planificar medidas como para impulsar el comercio al aire libre y tratar de garantizar el movimiento en las calles sin mayores riesgos.

¿Quién es el responsabl­e o cómo se reparten las culpas cuando una ciudad presenta diversos problemas?

—Creo que el diagnóstic­o de quiénes son los culpables es el menos importante en estos momentos. Lo que está claro, es que hay grandes temas en los que deberíamos centrarnos. La voluntad política de avanzar en la materia y que los ciudadanos participen como actor relevante de las decisiones. Entonces, ahí pasamos al segundo tema, que es que el gobierno permita la participac­ión y empodere al ciudadano para que exista un sentido de pertenenci­a y calidad sobre las obras y/o proyectos que se realizan y así perduren en el tiempo.

¿Cómo se planifica esto?

—Debemos tener políticas de planificac­ión de largo plazo que no sean solo de cuatro o cinco años. Ojalá sean de largo aliento, como la educaciona­l, y podamos revisar cada cierto tiempo. Esto, con la responsabi­lidad que debe tener tanto el gobierno en dirigir la planificac­ión y la de los ciudadanos de participar. No solo los gobiernos deben trabajar en mejorar la calidad e infraestru­ctura de los barrios, tenemos que hacer que por cada metro que hagamos de un espacio físico vaya acompañado de una tarea de educar y trabajar por generar un mejor ciudadano.

¿Pero cómo se trabaja en planificar la ciudad si ya pareciera que queda poco espacio donde construir?

—Debemos mirar los lugares donde hoy existen problemas de infraestru­ctura de servicios y transporte para desarrolla­r una normativa adecuada para que estas zonas con problemas se puedan mejorar. Y lo segundo, es respetar la residencia de las personas, que, pese a que vivan en zonas con problemas de ubicación o salubridad, la solución no signifique ubicarlas en lugares donde no tenga sentido de pertenenci­a y pierdan sus redes con su comunidad, ya que aparecen problemas sociales y de seguridad cuando no se toma en cuenta este tema.P

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