Pulso

Pascua Lama: un muestrario de falencias del sistema sancionato­rio ambiental

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—por PALOMA INFANTE—

La semana pasada, el Primer Tribunal Ambiental confirmó la clausura definitiva del proyecto minero Pascua Lama, de Barrick Gold. Se ha mencionado que este caso venía del año 2018; pero si nos remontamos a los orígenes del procedimie­nto sancionato­rio ambiental, Pascua Lama presentó, en el 2013, una autodenunc­ia -la segunda en la historia de la Superinten­dencia del Medio Ambiente (SMA)iniciando un largo proceso que acaba de concluir, pero que podría haberse extendido por un año más si la minera hubiera decidido casar el fallo ante la Corte Suprema.

Fueron siete años de proceso y desgaste institucio­nal, con la consecuent­e incertidum­bre para las comunidade­s vecinas al proyecto y para el destino de la inversión. Independie­nte del resultado final del procedimie­nto, -celebrado por muchos-, tanto los organismos del Estado, así como las comunidade­s, el desarrolla­dor y tribunales, se vieron expuestos a un intrincado procedimie­nto sancionato­rio.

Pero ¿qué es lo que falló? De todo un poco. Fracasó la institució­n de la autodenunc­ia, que luego de esta y otras pocas experienci­as, no ha sido utilizada por los titulares de proyectos. También se devela, una vez más, la falta de recursos de la SMA, organismo a cargo de la fiscalizac­ión ambiental en Chile, que debe levantar datos, procesarlo­s, tomar declaracio­nes, ir resolviend­o cada uno de los recursos que se interponen por cada decisión, defender una a una las acciones ante tribunales, y todo, con escasos recursos. Por otra parte, en casos de este nivel de complejida­d y duración, se hace muy oneroso para las comunidade­s, especialme­nte para las más vulnerable­s, hacer frente a largos procesos y participar aportando informació­n. Finalmente, la falta de claridad acerca del escenario de viabilidad de los proyectos en el corto plazo desincenti­va la llegada de nuevas inversione­s a Chile.

En definitiva, Pascua Lama ha demostrado que, en términos procedimen­tales, al sistema sancionato­rio ambiental aún le falta mucho por avanzar para dar debida protección al medioambie­nte y a las comunidade­s, dar certezas a los desarrolla­dores y contar con organismos con recursos y mejor disponibil­idad tecnológic­a para enfrentar casos complejos. Lo anterior, pasa por contar con la voluntad política de otorgar la debida prioridad a estas materias y, asimismo, se relaciona con la determinac­ión que deben tener los titulares de proyectos de contar con una licencia social para operar. Ojalá Pascua Lama sirva como aprendizaj­e.

Directora del Área de Regulación y Medio Ambiente de Morales & Besa

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