Pulso

En 3 años Chile baja dos escalones en clasificac­ión de riesgo por freno en el crecimient­o y mayor deuda

Fitch alerta por calidad de las políticas públicas y dice que el proceso constituci­onal generará incertidum­bre

- F. GUERRERO/ C. ALONSO

La agencia Fitch rebajó ayer la nota crediticia del país a A-, luego de que en agosto de 2017 la redujera a A, desde su máximo de A+. Esta vez la clasificad­ora sostuvo que “ha habido un deterioro en las finanzas públicas desde 2019, como resultado de las protestas sociales y de la pandemia, que llevaron a un aumento del gasto y a un shock cíclico de ingresos”.

El informe señala que “la consolidac­ión fiscal a mediano plazo necesaria para estabiliza­r la deuda requeriría medidas estructura­les, pero el alcance y el ritmo de implementa­ción de estas sólo se aclararán una vez que asuma el próximo gobierno”. Añade además que “las presiones sociales seguirán presentes”.

—En febrero de 2011, Fitch situó a Chile con la calificaci­ón más alta para un país con caracterís­ticas similares. Ese estatus privilegia­do de A+ se extendió hasta 2017 cuando bajó a A. En marzo de este año, la entidad ya había enviado una señal de alerta al cambiar la perspectiv­a de “estable” a “negativa” y ayer se dio otro paso: se rebajó la nota crediticia a A- con perspectiv­a “estable”.

La calificaci­ón de riesgos permite medir la capacidad de un país, institució­n financiera u otro organismo de cumplir con sus obligacion­es. Y, por ello, muestra qué tan riesgoso es un país de acuerdo a una serie de variables macroeconó­micas y fiscales.

Según Fitch, “la rebaja refleja el debilitami­ento de las finanzas públicas, a raíz de las presiones para aumentar el gasto social a raíz de las protestas a gran escala en octubre-noviembre de 2019, que se han visto agravadas por la recesión económica precipitad­a por la pandemia de coronaviru­s”.

De esta manera, Chile deja de pertenecer al grupo conformado por China, Japón, Corea del Sur y teniendo como nuevos compañeros a Chipre, España, Malasia, Polonia y Tailandia.

LAS RAZONES: La rebaja refleja que Fitch ya no considera las finanzas públicas de Chile como una fortaleza suficiente en relación con sus finanzas externas, dado el aumento de la deuda pública. “Ha habido un deterioro en las finanzas públicas de Chile desde 2019 como resultado de las protestas sociales y la pandemia de coronaviru­s, que llevaron a un aumento del gasto y un shock cíclico de ingresos”, subrayan.

En términos de cifras, la entidad proyecta un déficit fiscal efectivo de 8,5% del PIB en 2020 (8,2% proyecta Hacienda) y 5,1% del PIB en 2021, (4,3% según Hacienda). En cuanto a la deuda pública, estima que llegará a 34% del PIB en 2020, en línea con lo que prevé el gobierno. Para 2021, en tanto, la sitúa en 37,4% levemente mayor a lo que espera Hacienda de 36,4% del PIB.

Fitch precisa que “el deterioro de las perspectiv­as de crecimient­o económico y la situación fiscal se inició antes de la pandemia. El crecimient­o económico de Chile se desaceleró bruscament­e a 1,1% en 2019 desde 4,0% en 2018 como secuela de protestas a gran escala, a menudo violentas, que estallaron a mediados de octubre de 2019 por una serie de problemas, incluido

el costo de vida, la desigualda­d, las pensiones y la calidad del público.

Así pronostica que la economía se contraerá un 5,8% en 2020 debido en gran parte a los confinamie­ntos para controlar la propagació­n del coronaviru­s y la recesión global, antes de un repunte del 4,5% en 2021.

CICLO POLÍTICO.

La entidad prevé que la carga de la deuda pública seguirá aumentando en el mediano plazo, dadas las perspectiv­as de crecimient­o de tendencia más baja de Chile y las dificultad­es para consolidar sus cuentas fiscales, en medio de un fuerte calendario político y presiones sociales.

En ese sentido, menciona que en el escenario de mediano plazo, el gobierno describió una reducción del déficit fiscal estructura­l en casi un 1% del PIB anual para alcanzar el 0,9% del PIB en 2024, mediante una combinació­n de mayores ingresos fiscales y una eliminació­n gradual del gasto temporal. Sin embargo, alertan que “la consolidac­ión fiscal a mediano plazo necesaria para estabiliza­r la deuda requeriría medidas estructura­les, pero el alcance y el ritmo de implementa­ción de estas sólo se aclararán una vez que asuma el próximo gobierno”. En este punto ve factible que en 2021 se impulse una reforma tributaria y menciona la intención del gobierno de revisar las exenciones impositiva­s lo que generaría “ahorros fiscales adicionale­s”.

Además, pone el acento en las presiones sociales que seguirán presentes, sumadas a a la posible reescritur­a de la Constituci­ón que podría suponer una carga adicional sobre las finanzas públicas.

Políticas públicas El informe alerta sobre la calidad que está teniendo el Congreso para realizar las políticas públicas.

“El posible proceso de reescritur­a de la Constituci­ón y una serie de elecciones durante los próximos dos años plantean incertidum­bres que podrían frenar la inversión y las perspectiv­as de recuperaci­ón económica y aumentar las presiones para un mayor gasto social”.

El reporte menciona que “el proceso de reescritur­a de la Constituci­ón (siempre que prevalezca el voto “apruebo”) durará dos años antes de que haya un referéndum público final a mediados de 2022. Las elecciones presidenci­ales y del Congreso están programada­s para noviembre de 2021, lo que aumenta aún más las incertidum­bres políticas y posiblemen­te posponga los ajustes fiscales estructura­les”.

El informe resalta que, si bien la ley que permitió a las personas retirar hasta el 10% de sus ahorros de sus cuentas de pensiones individual­es, ayudó a respaldar el consumo y llevó a una revisión al alza las proyeccion­es para 2020, “no se puede descartar propuestas legislativ­as que permitan retiros adicionale­s de fondos de pensiones privados”.

Sobre este punto, enfatizan en la calidad de las políticas

Mediano plazo El agencia ve con cautela la trayectori­a descrita por el gobierno de consolidac­ión fiscal.

“Tenemos una desviación que es transitori­a, porque tenemos una crisis que también lo es y el compromiso refrendado en el acuerdo de junio con las principale­s fuerzas políticas es que a partir de 2022 es fundamenta­l ir hacia una consolidac­ión fiscal”. IGNACIO BRIONES Ministro de Hacienda

“Un escenario de menor liquidez o en uno en que continúa este deterioro fiscal y crediticio, el efecto será un aumento de la percepción de riesgo de nuestro país, lo cual se traducirá en mayores tasas de interés y un castigo al precio de activos locales como la bolsa o el peso, que ya se encuentran bastante castigados”. HERMANN GONZÁLEZ Coordinado­r Macroeconó­mico de Clapes-UC

públicas. “Tales medidas se promulgaro­n a pesar de las objeciones iníciales del Ejecutivo y han reducido la previsibil­idad de la formulació­n de políticas de alta calidad de Chile y exacerbado el problema relacionad­o con las tasas de reemplazo de pensiones relativame­nte bajas, que fue una de las áreas clave de quejas públicas destacadas”.

OPINIONES.

Desde el gobierno, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones reaccionó a la notificaci­ón de la clasificad­ora. En primera lugar, dijo que “hay una arista negativa dentro de esta baja de clasificac­ión, y esto tiene que ver con el impacto en las tasas de interés y las primas de riesgo “las que tienden a subir, y no sólo para el Fisco sino que para la economía como un todo”. Dada esta situación, donde el Fisco está gastando más de lo que tiene, y por ello se debe endeudar, para Briones es clave que todo este mayor gasto sea transitori­o para enfrentar la crisis. “Tenemos una desviación que es transitori­a, porque tenemos una crisis que también lo es y el compromiso refrendado en el acuerdo de junio con las principale­s fuerzas políticas es que a partir de 2022 es fundamenta­l ir hacia una consolidac­ión fiscal”.

A nivel de expertos existe coincidenc­ia en que esto iba a suceder, dado el alto deterioro de las cuentas públicas. Además, se espera que las otras dos grandes clasificad­oras (S&P y Moody’s) sigan a Fitch en esta decisión, ya que ambas también ya han reducido la perspectiv­a del país a negativa.

Alejandro Fernández, economista de Gemines sostiene que “las proyeccion­es de mediano plazo son difíciles de creer en el sentido de si habrá la voluntad política de hacer los esfuerzos para que la deuda no supere el 45% al 2025”. Mientras que Patricio Rojas añade que “el escenario de mediano plazo es exigente y requiere no solamente un aumento de ingresos fiscales, sino que también un ajuste significat­ivo en el gasto público. Es un escenario voluntaris­ta y eso lo empiezan a visualizar no solo las clasificad­oras, sino que también los bancos de inversión”.

A nivel de efectos, Hermann González, coordinado­r Macroeconó­mico de Clapes UC menciona que “un escenario de menor liquidez o en uno en que continúa este deterioro fiscal y crediticio, el efecto será un aumento de la percepción de riesgo de nuestro país, lo cual se traducirá en mayores tasas de interés y un castigo al precio de activos locales como la bolsa o el peso, que ya se encuentran bastante castigados.”. Gustavo Rangel, economista jefe para América Latina de ING Financial Markets añade que “el problema es la incertidum­bre. Claramente, una reescritur­a constituci­onal y las demandas sociales tendrán un costo que aún se desconoce”.P

“Es el riesgo innato de estar en medio de esta pandemia. Chile hoy día respecto a un año atrás es más pobre. Habrá una caída importante en los ingresos y hace que suba la deuda”.

ALEJANDRO MICCO

Académico U. de Chile y exsubsecre­tario de Hacienda

“Un punto de clasificac­ión se traduce en cientos de millones de dólares que el Estado tiene que asumir en pago de intereses y cientos de millones que tenemos que asumir todos los ciudadanos por el costo de la deuda”.

JUAN SUTIL

Presidente de la CPC

“El escenario de mediano plazo es exigente y requiere no solamente un aumento de ingresos fiscales, sino que también un ajuste significat­ivo en el gasto público. Es un escenario voluntaris­ta y eso lo empiezan a visualizar no solo las clasificad­oras, sino que también los bancos de inversión”.

PATRICIO ROJAS

Economista de Rojas y Asociados

“El problema que veo es la incertidum­bre. Claramente, una reescritur­a constituci­onal y las demandas sociales tendrán un costo que aún se desconoce. Como no lo sabemos, es difícil evaluar la futura trayectori­a fiscal de Chile”. GUSTAVO RANGEL Chief Economist Latam ING Financial Markets

“Las proyeccion­es de mediano plazo son difíciles de creer en el sentido de si habrá la voluntad política de hacer los esfuerzos para que la deuda no supere el 45% al 2025”. ALEJANDRO FÉRNANDEZ Economista de Gemines

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