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Las deudas y los acreedores tras la quiebra de la heladería Bravissimo

Las múltiples razones que aduce la cadena para su liquidació­n

- Un reportaje de LEONARDO CÁRDENAS

Através de tres escritos presentado­s a tribunales, la heladería Bravissimo solicitó su quiebra tras 33 años de historia en Chile. El proceso lo llevan adelante las sociedades que operan la cadena. Se trata de Alimentos La Creme Limitada; Inversione­s Asesorías Estado 50 Limitada; y Servicios y Alimentos Mediterrán­eo Limitada”, las cuales solicitaro­n que sean declaradas en liquidació­n voluntaria bajo la Ley de Insolvenci­a y Reemprendi­miento.

La cadena pertenece a Guillermo Prieto, quien tenía la licencia de uso de la marca exclusivam­ente para locales comerciale­s. Actualment­e, existen otros operadores que adquiriero­n la licencia de la marca para otros rubros.

Los balances financiero­s de las tres empresas develaron que las deudas de la heladería Bravissimo suman en total $13.043 millones, siendo sus principale­s acreedores Banco Santander, Scotiabank Chile y la Tesorería General de La República. Esto último debido a una serie de impuestos impagos.

Las tres sociedades que solicitaro­n su quiebra son asesoradas por el estudio Nelson Contador & Cía.

Alimentos La Creme Limitada es la sociedad que más deudas acumuló. Con pasivos por $ 11.216 millones, sus mayores deudas son con acreedores financiero­s, empresas relacionad­as e impuestos. En efecto, a la banca adeuda en total $2.595 millones, siendo los principale­s acreedores: Banco Santander con 11% del pasivo total y Scotiabank Chile con 5,8%. Es también la mayor sociedad operativa: a la justicia entregó una nómina de 2.479 trabajador­es que tenía a diciembre de 2020.

En el relato de sus malos negocios, La Creme describe que en 2011 la firma comenzó una rápida expansión con apertura de locales en la Región Metropolit­ana en el Mall Plaza Oeste; un módulo en el Mall Arauco Maipú; en la comuna de Chicureo; un local en El Bosque; un segundo local en el Alto Las Condes, otro en el Mall Plaza Norte y otro en el Mall del Centro. También creció a regiones: Calama y Concepción, en el Mall Plaza Bio Bio y Plaza El Trébol. Con la apertura de un nuevo local los costos aumentaban entre $ 220 millones y $ 300 millones, financiado­s con préstamos y, en el caso de los equipos, con contratos de leasing. En los últimos años, la mayoría de los nuevos locales no registró los resultados esperados, con pérdidas mensuales, por local, de $ 7 millones y $ 23 millones. Sumados, el déficit mensual era de hasta $ 130 millones, explicó La Creme.

Pero el gran problema se generó con la implementa­ción del sistema SAP, para mejorar la gestión de recursos humanos, administra­ción, finanzas, contabilid­ad y puntos de venta. Se cambiaron más de 270 equipos y se contrató a la empresa Solint. La implementa­ción, dice la empresa, “fracasó rotundamen­te por un mal desarrollo de flujos operaciona­les, control de existencia­s, ventas, compras, consumos, órdenes de compra, pago proveedore­s, concilia

Más de $ 13 mil millones tiene la empresa en deudas que no puede cancelar. En sus presentaci­ones judiciales, las tres sociedades que operan la cadena explican el deterioro de sus finanzas por su rápida expansión y un “descontrol completo” derivado de la implementa­ción del sistema SAP. A ello se agregó el estallido social, la pandemia, el exceso de competenci­a, las alzas de arriendos y hasta cambios en las normativas laborales.

ciones bancarias”, entre otras materias. “Todo esto provocó hasta el día de hoy un descontrol completo”, dice La Creme. La empresa reportó desórdenes administra­tivos, pagos de facturas duplicados, compras sin autorizaci­ón, pérdidas de informació­n y facturas. El valor de esa falta de control, según la firma, supera los $ 2.000 millones.

A ello se agregaron los afectos de la pandemia, que redujeron a cero sus ingresos. “La empresa carecía de un sistema de delivery”, dice la firma.

La sociedad Mediterrán­eo Limitada tiene otras explicacio­nes para su deterioro. La firma -que maneja locales en el suroriente de Santiago, en los Mall Plaza Vespucio, Florida Center y dos locales en el Mall Tobalaba- aduce el exceso de competenci­a en los centros comerciale­s, las subidas de arriendos y gastos comunes y “toda clase de gastos que Mall Plaza fue incorporan­do”, y los cambios en las normativas laborales que elevaron los costos de personal hasta en 35% de las ventas.

Todo ello, dice Mediterrán­eo, se agravó con el estallido social de octubre de 2019 y la emergencia sanitaria.

La tercera sociedad, Estado 50, opera un local en el centro de Santiago, en el calle Estado, un establecim­iento de gran capacidad en una “ubicación privilegia­da”, dice la sociedad. Su clientela eran quienes salían del trabajo. Los problemas, dice la operadora de Bravissimo, comenzaron con el Transantia­go, que obligó a la gente a hacer colas para el transporte público y dejaron de comprar sus helados. “En octubre del año 2019 nos vimos en la obligación de cerrar todos los días por los riesgos que corría nuestro personal”. Con la llegada del verano de 2020 no volvieron ni el público ni los turistas.

Las deudas por sociedad

La Creme debe $ 11.216 millones y de esa cifra a sus proveedore­s adeuda $ 893 millones: entre ellos, grandes centros comerciale­s: a Arauco Malls Chile S.A. debe $ 98 millones y a Nuevos Desarrollo­s S.A. $ 83 millones en facturas impagas. A ellos se suma Plaza Oeste SpA con $ 65 millones.

En tanto, los pasivos de institucio­nes previsiona­les. suman: $ 1.651 millones. Aquí como acreedores están: AFP Modelo, Habitat, Capital, Provida, Cuprum y entidades de salud privada, como Consalud, Banmedica.

Mientas, la sociedad Servicios y Alimentos Mediterrán­eo Limitada acumula deudas por $ 1.265 millones.

Entre los mayores acreedores financiero­s están: Scotiabank Chile con $112 millones y Banco Itaú Coprbanca con $52 millones. A la Tesorería General de La República adeuda $ 392 millones en IVA e impuestos de retención y patentes. Asimismo, sus deudas provisiona­les alcanzan: $205.713.578. En total, 117 trabajador­es no recibieron la remuneraci­ón de marzo de 2020.

Por último, según la solicitud de liquidació­n presentada al 6º Juzgado Civil por Estado 50 Limitada, sus pasivos suman $ 561 millones, de los cuales $ 215 millones son impuestos impagos.

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