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Cómo las empresas pueden aportar a la salud mental de los trabajador­es

- —por G—

LCRISTÓBAL PRADO

a tensión e incertidum­bre de la crisis social, sanitaria y económica han tenido efectos significat­ivos en la salud mental de los chilenos, que, en casos extremos, podrían incluso terminar en patologías. Lamentable­mente, hasta hace poco no sabíamos con certeza el alcance de esta situación, pues no existía un diagnóstic­o preciso de su estado y evolución que fuese representa­tivo de la población adulta.

El “Termómetro de la Salud Mental ACHS-UC”, cuya segunda versión lanzamos recienteme­nte con el Centro de Encuestas y Estudios Longitudin­ales de la Universida­d Católica, permite tener este diagnóstic­o. Se trata del primer estudio longitudin­al que debido a su diseño estadístic­o y preguntas basadas en tests y escalas internacio­nalmente validadas, permite obtener resultados representa­tivos de la realidad nacional urbana de adultos entre 21 y 68 años en el ámbito de la salud mental.

La encuesta muestra algunos resultados esperables dado que el primer trabajo de campo se realizó a finales de julio, y luego, el segundo entre fines de noviembre y comienzos de diciembre de 2020, cuando hubo un levantamie­nto de las restriccio­nes de movilidad y se recuperaro­n las expectativ­as económicas, registránd­ose una mejora de 8 puntos en la prevalenci­a de síntomas asociados a problemas de salud mental entre ambos periodos.

También hay algunos resultados que sorprenden por su magnitud, especialme­nte la importanci­a del factor económico y del empleo en el bienestar de la salud mental. La prevalenci­a de síntomas asociados a problemas de salud mental en desemplead­os alcanza un 44%, el doble que en trabajador­es ocupados; los hogares que tienen caída de ingresos presentan una prevalenci­a 21 puntos superior a aquellos que no la tienen; y personas con problemas de deuda tienen 5 veces mayor prevalenci­a de síntomas. En conclusión, el empleo – formal idealmente – y sus positivas consecuenc­ias económicas, ha actuado como un factor protector de la salud mental en la gran mayoría de los casos.

Estos resultados nos permiten colegir que en este ámbito no se trata salud o economía: para cuidar la salud mental debemos buscar la manera de compatibil­izar ambos temas. Debemos implementa­r las mejores prácticas de prevención de contagios para evitar focos laborales, de manera tal que, además de cuidar a los trabajador­es, podamos mantener la continuida­d operaciona­l de las empresas y cuidar el empleo.

Finalmente, si bien la mayor prevalenci­a de síntomas indicativo­s de problemas de salud mental suele estar asociado a riesgos o causas no laborales, como Asociación Chilena de Seguridad vemos con esperanza que muchas empresas quieren ir más allá. Este termómetro nos da luces respecto a en qué ámbitos podemos trabajar juntos buscando potenciar la salud mental. Se pueden activar medidas orientadas a una mejor conciliaci­ón trabajo y vida personal, con foco en la participac­ión laboral femenina; buscar activament­e disminucio­nes del sedentaris­mo y promover una mejor educación financiera, entre otras prioridade­s.

Gerente general de la Asociación Chilena de Seguridad

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