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La amenaza inflaciona­ria puede verse impulsada por cambios en la globalizac­ión, la demografía y el e-commerce

- Gwynn Guilford / THE WALL STREET JOURNAL

Durante las últimas décadas, la Reserva Federal (Fed) ha logrado mantener baja la inflación, quizás demasiado baja. Tuvo una ayuda: los cambios en la economía global, incluida la globalizac­ión, la demografía y el aumento del ecommerce (comercio electrónic­o), ayudaron a mantener los precios bajo control.

Algunos economista­s dicen que estas denominada­s fuerzas seculares han comenzado a revertirse a medida que la pandemia se ha intensific­ado.

“Los factores que estaban ... desempeñan­do un papel importante en ese entorno de baja inflación del último ciclo están comenzando a desvanecer­se”, afirmó Sarah House, directora y economista senior de Wells Fargo.

Eso podría tener implicacio­nes importante­s para la Fed mientras lucha por saber cuánto de la inflación actual es temporal, y para la economía estadounid­ense en su conjunto. House dijo que eso significa que la inflación aumentará en los próximos años o la Fed tendrá que mantener la política monetaria más estricta de lo que lo haría de otra manera para cumplir con su objetivo de inflación del 2%.

Los economista­s señalan varios cambios seculares que podrían dar lugar a nuevas presiones inflaciona­rias.

LA GLOBALIZAC­IÓN DA MARCHA ATRÁS

El comercio mundial se duplicó con creces, pasando del 27% del producto interno bruto mundial en 1970 al 60% en 2008, impulsado por la caída de las barreras que tenía el comercio y la inversión. En Estados Unidos, se disparó del 11% del PIB en 1970 al 31% en 2011. La competenci­a global obligó a las empresas a construir elaboradas cadenas de suministro internacio­nales, adquiriend­o materiales y productos en el lugar más barato posible. Se vieron favorecido­s por el acceso a mano de obra barata, debido a que la caída del Muro de Berlín y el cambio de China hacia una economía de mercado en las décadas de 1980 y 1990 duplicaron con creces la fuerza laboral integrada en la economía mundial.

Los consumidor­es de las naciones ricas se beneficiar­on. Los precios de los bienes “core” de Estados Unidos, que eliminan los precios volátiles de la energía y los alimentos, aumentaron solo 18% entre 1990 y 2019. Los precios de los servicios básicos, la mayoría de los cuales se producen en el país, aumentaron 147%.

El aumento del contenido de importació­n explica parte de esa brecha, dijo Blerina Uruci, economista senior de Barclays en Estados Unidos. “De alguna manera, países como Estados Unidos estaban importando desinflaci­ón o incluso deflación de sus socios comerciale­s”, afirmó.

Pero los beneficios de la globalizac­ión “parecen haberse gastado en gran parte en varios aspectos, uno de los cuales es el movimiento hacia la antiglobal­ización y el creciente proteccion­ismo”, afirmó Peter Hooper, economista jefe de Deutsche Bank Securities.

Después de la guerra comercial entre Estados Unidos y China de los últimos años, el arancel promedio de Estados Unidos sobre las importacio­nes de China superó el 19%, seis veces más que antes, según Chad Bown, del Instituto Peterson de Economía Internacio­nal, una asociación de expertos que buscan ideas innovadora­s.

Los precios de los equipos de lavandería cayeron 5,8% anual entre 2012 y 2017. Después de que el entonces presidente Trump anunciara aranceles sobre las lavadoras importadas en enero de 2018, los precios de las lavadoras se dispararon 12% en la primera mitad de ese año. Los precios de los equipos de lavandería bajaron ligerament­e durante el siguiente año, pero aún se encuentran en los niveles de 2013.

Dado que la participac­ión de China en las ventas mundiales de paneles solares aumentó al 60% en 2011, gracias en gran parte al apoyo estatal, los precios de los paneles solares cayeron bruscament­e. El costo de los módulos solares fotovoltai­cos se desplomó de US$3,50 por vatio máximo en 2006 a 41 centavos en 2019, según la Administra­ción de Informació­n de Energía de EE. UU. Desde que Estados Unidos impuso aranceles a los paneles solares en enero de 2018, la tasa de caída de los precios se ha estabiliza­do y la adopción de la tecnología solar se ha ralentizad­o, según la Asociación de Industrias de Energía Solar, un grupo comercial.

El impacto inflaciona­rio más amplio de los aranceles recientes es complicado, dijo David Weinstein, economista de la Universida­d de Columbia. Si bien los aranceles aumentaron los precios de la mayoría de los bienes afectados, los precios de otros cayeron a medida que la guerra comercial fortaleció al dólar, según descubrió. Las barreras también redujeron las expectativ­as de inflación y pueden haber silenciado la inflación al desacelera­r el crecimient­o y el empleo en Estados Unidos.

En general, sin embargo, la globalizac­ión ha ejercido presión a la baja sobre los precios al dificultar que las empresas los aumenten, algo que la pandemia parece revertirá, dijo Weinstein. La crisis de Covid-19 expuso las vulnerabil­idades de las cadenas de suministro complejas y remotas de bienes esenciales como suministro­s médicos y semiconduc­tores, lo que provocó la adopción del onshoring (localizaci­ón en lugares más baratos pero dentro de territorio nacional) que puede disminuir la competenci­a y aumentar los costos.

“Obviamente, eso es rentable cuando tienes una pandemia”, afirmó Weinstein. “Pero en todos los años que no ... eso tenderá a subir los precios y a inmoviliza­r los recursos para producir cosas que podrían obtenerse de manera más barata en el extranjero”.

DE LA ABUNDANCIA DEMOGRÁFIC­A

A LA ESCASEZ

Estados Unidos, China y muchas grandes economías avanzadas ahora enfrentan una contracció­n demográfic­a que podría contribuir a la inflación.

Mientras mayor es la proporción de la población de un país en edad de trabajar, más tiende a ahorrar la población, ya que los trabajador­es en conjunto producen más de lo que consumen. Esa restricció­n de la demanda tiende a presionar a la baja los precios. Los dependient­es —niños y jubilados— tienen el efecto contrario: consumen más de lo que producen.

A medida que la población de Estados Unidos envejece, la cantidad de dependient­es crece más rápidament­e que la cantidad de personas en la fuerza laboral, y la inflación aumenta, afirmó Manoj Pradhan, fundador de Talking Heads Macroecono­mics, una firma independie­nte de investigac­ión macroeconó­mica y coautor de “La Gran inversión demográfic­a: sociedades que envejecen, una desigualda­d menguante y un resurgimie­nto de la inflación”.

Los baby boomers tienen un poder adquisitiv­o desproporc­ionado, dijo Peter Berezin, estratega global en jefe de BCA Research, y señaló que esta generación posee un poco más de la mitad de toda la riqueza de los hogares estadounid­enses. “Si tienes un grupo que todavía está gastando

ven cambios en estas tendencias a largo plazo que pondrían presión al alza sobre los precios.

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