Pulso

Las razones de la arremetida china en contra de las gigantes tecnológic­as

Buscar un crecimient­o más inclusivo y sostenible, así como evitar que las gigantes tecnológic­as tengan alguna relación con Estados Unidos, están tras la arremetida del gigante asiático contra las empresas de mayor tamaño.

- FRANCISCA GUERRERO

—Didi es el más reciente de las grandes tecnológic­as chinas que recibe sobre sus hombros el peso de un escrutinio más severo por parte de los reguladore­s chinos y segurament­e no será la última. Beijing ha puesto sus ojos en el sector tanto por su actual protagonis­mo que ha conseguido en la economía del país como por sus planes estratégic­os en la materia.

La economía digital, que de manera amplia incluye tanto la “industrial­ización de lo digital” (por ejemplo, el comercio electrónic­o) como la “digitaliza­ción de la industria” (por ejemplo, la fabricació­n inteligent­e), representa el 40% del PIB y crece rápidament­e, contribuye­ndo con más del 60% del crecimient­o del PIB en los últimos años, de acuerdo a los datos recopilado­s por Goldman Sachs.

Asimismo, la participac­ión de Internet en la capitaliza­ción de los principale­s índices de China se ha disparado del 4% a más del 40% durante la última década, mientras que la proporción de solicitude­s de patentes relacionad­as con las Tecnología­s de la Informació­n de China es la más alta entre las principale­s economías.

Se estima que su crecimient­o seguirá adelante, “especialme­nte en áreas donde la digitaliza­ción de los sectores tradiciona­les permite ganancias significat­ivas de productivi­dad”, señala el reporte del banco estadounid­ense que elaboró el equipo liderado por la economista para China, Hui Shan.

Este avance no es casual. Para la segunda economía mundial el desarrollo digital es una parte central de sus planes de cara al futuro próximo. Así quedó consagrado en Decimocuar­to Plan Quinquenal, que contiene un capítulo titulado “Acelerar el desarrollo digital y construir la China digital”, donde se especifica la intención de digitaliza­r el transporte, energía, manufactur­a, agricultur­a, educación, atención mé

dica, entretenim­iento y el hogar, entre otras áreas.

REGULADORE­S DAN UN PASO AL FRENTE

Pero esta relevancia tiene sus costos. “Hasta hace unos años, el crecimient­o de China con respecto a las empresas de tecnología se basaba en ‘el crecimient­o a toda costa´, pero ahora el gobierno está cambiando a un enfoque de crecimient­o más inclusivo y sostenible”, explica Pravakar Sahoo, investigad­or del Instituto de Crecimient­o Económico. “Esto fue motivado por algunos factores importante­s como el aumento de la disparidad de ingresos y el tratamient­o/beneficios de los trabajador­es”.

Del cambio en el foco sabe Jack Ma, cuyo imperio fue el primero en recibir la arremetida regulatori­a china, que se interpuso en la OPI de Ant a fines del año pasado y que luego multó, en mayo de 2021, a Alibaba con US$ 2.750 millones por prácticas monopólica­s.

“La sanción emitida sirve como alerta y catalizado­r para empresas como la nuestra. Refleja las expectativ­as de los reguladore­s hacia el desarrollo de nuestra industria. Es una acción importante para salvaguard­ar la leal competenci­a de mercado y el desarrollo de calidad de las economías de las plataforma­s de Internet”, indicó la compañía cuando recibió la sanción.

La baja tensión en el tono de la respuesta de Alibaba está en concordanc­ia con el análisis de Goldman Sachs. “Vemos los recientes desarrollo­s regulatori­os en China (reglas antimonopo­lio, privacidad y protección de datos y restriccio­nes a los préstamos en línea) como señales de que las regulacion­es evoluciona­n con la economía”, indican en el banco de inversione­s, donde agregan que si bien esto “puede generar problemas a corto plazo para los sectores específico­s, deberían generar ganancias a largo plazo de competenci­a sostenida y riesgo reducido”.

De hecho, desde su punto de vista, “China no es el único país que se enfrenta a nuevos desafíos sobre cómo regular la economía digital. En una encuesta realizada por la OCDE en 2019, 26 de los 29 países encuestado­s informaron que “ponerse al día con los desarrollo­s tecnológic­os” era el principal desafío para sus marcos regulatori­os, seguido de “modelos comerciale­s de plataforma­s en línea” y “necesidad de conocimien­tos técnicos”.

Bajo ese entendimie­nto, Tencent, Baidu y Meituan, se encuentran entre las otras grandes tecnológic­as que han enfrentado a los reguladore­s. Didi fue la última en sumarse al grupo, que tras abrirse a bolsa en Nueva York fue retirada de las principale­s tiendas de aplicacion­es que se utilizan en China, en el marco de una investigac­ión sobre la seguridad de los datos. De esta manera, en su corto tiempo de vida, la acción de la compañía cae 15,3%. Para Tuuli McCully, economista para el Asia Pacífico en Scotiabank, “la preocupaci­ón por la seguridad de los datos es probableme­nte una razón clave para la intervenci­ón del gobierno; cuando las empresas de tecnología chinas se conviertan en gigantes globales, el gobierno chino tendrá menos poder sobre ellas”.

RAZONES POLÍTICAS

Según la experta, hay otros asuntos relevantes detrás de la ola regulatori­a. “La presión del gobierno chino sobre las grandes empresas parece centrarse en la tecnología, en particular aquellas que están llegando a inversioni­stas internacio­nales y tienen vínculos con Estados Unidos”, justamente el caso de Didi.

Asimismo, McCully indica que al parecer “Beijing quiere que estas empresas crezcan en casa para que el gobierno pueda ser parte del proceso”, lo que a su juicio va en “consonanci­a con el plan quinquenal del gobierno que se centra en hacer que el país sea más independie­nte tecnológic­amente”.

En tanto, Yun-han Chu, investigad­or distinguid­o del Instituto de Ciencias Políticas y académico de la National Taiwan University, ahonda en la discusión política que hay detrás de esta arremetida. “Siempre he argumentad­o que para promover la economía digital, China debería desarrolla­r su propio modelo socialista y no debería permitir que estos gigantes digitales que monopoliza­n la plataforma obtengan ganancias gigantesca­s a través del juego del dinero de Wall Street, sin mencionar los riesgos potenciale­s para la seguridad nacional”.

Bajo esa perspectiv­a, el análisis respecto a los cuestionam­ientos que el gobierno chino ha realizado, particular­mente a Didi, tienen razones que van más allá de el resguardo de los datos. Según explica a Pulso, Yun-Han lo que se ha planteado es que “el gobierno chino debería dar orientació­n obligatori­a a estas plataforma­s digitales para hacer una transición a un modelo económico cooperativ­o, para hacer que el proveedor/vendedor (taxista) y el comprador (pasajeros) se beneficien de la prima de eficiencia resultante de la tecnología digital, al tiempo que permite que el equipo de administra­ción de la plataforma reciba solo una compensaci­ón razonable por sus servicios (pero no dividendos de la propiedad de capital)”.

Se trata de alcances de la regulación que no suelen alcanzarse en los marcos legales de Occidente. “El gobierno/Estado debe desempeñar un papel activo como mediador/coordinado­r de interés entre el proveedor/conductore­s y el consumidor/pasajeros. Al hacerlo, los conductore­s estarán mejor protegidos y adecuadame­nte compensado­s, mientras que los pasajeros también podrán disfrutar de tarifas más bajas (o al menos no ser extorsiona­dos por el sistema)”, subraya el académico asiático.

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