No todos los trabajadores volverán a la oficina y estas no serán del mismo tamaño: el cambio de paradigma que provocó el Covid y el teletrabajo
—El coronavirus generó muchos cambios en la vida cotidiana de la gente. Y uno de los más radicales, probablemente, es el que se ha dado en el mundo laboral, en las organizaciones que funcionaban bajo la nomenclatura trabajador-escritorio-computador-internet. La oficina.
Con sus ventajas y desventajas, defensores y detractores, el teletrabajo se convirtió en un aliado para combatir la propagación de la enfermedad, permitiendo mantener el empleo y también dar continuidad a una serie de operaciones en las más diversas industrias.
En el peor momento de la pandemia, en el segundo trimestre de 2020, unos 23 millones de personas en América Latina transitaron hacia el teletrabajo, de acuerdo con cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En Chile, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), esta modalidad llegó en junio del año pasado a representar el 28,9% de los trabajadores.
Aplicaciones como Whatsapp, Microsoft Teams, Google Meet y Zoom (cuya acción llegó a máximos históricos en plena pandemia) hicieron posible comunicarse, organizarse e incluso tomar decisiones.
Pero la situación va mejorando; la crisis sanitaria está empezando a dar tregua (aunque mirando de cerca la variante Delta), mientras la economía recupera el tranco y empieza a buscar trabajadores.
El mundo, y Chile, inicia el camino hacia la normalidad, pero en ese contexto surgen dos grandes preguntas en el mundo laboral.
¿Los trabajadores quieren volver a la oficina?
¿Las empresas quieren que los trabajadores regresen a las mismas oficinas?
En la era del teletrabajo muchas organizaciones descubrieron que en varias (o muchas) actividades el trabajo presencial verdaderamente no es indispensable; o no en la modalidad de lunes a viernes como era antes. Por lo tanto, en la era post Covid-19, asoma como un desacierto económico regresar a ocupar esos mismos espacios físicos.
PRESUPUESTO INMOBILIARIO
Un reciente estudio de Accenture ilustra el cambio de perspectiva de los directivos en cuanto a las inversiones inmobiliarias después de la pandemia. Y los resultados son claros: apenas el 1% de los CEO a nivel global afirma que no está reduciendo sus inversiones en espacio de oficinas.
De la abrumadora mayoría que planea reasignar fondos mediante la reducción en ese ítem, el 62% dice que está invirtiendo en tecnología, mientras que el 47% sostiene que va a utilizar los recursos liberados para contratar nuevos talentos o mejorar las competencias de los empleados existentes.
Según el informe Technology Vision 2021 de esa misma consultora, el 88% de las empresas chilenas proyecta mantener el teletrabajo en mayor o menor nivel en los próximos meses.
“Los directores generales están buscando una combinación de entornos tradicionales con digitales para ofrecer a los empleados más flexibilidad y ahorrar costos. Este cambio de mentalidad mitiga o elimina por completo la barrera de las fronteras geográficas”, comentó Nicolás Goldstein, presidente ejecutivo de Accenture Chile.
De acuerdo con un estudio de la consultora EY, el hecho de que los trabajadores hayan dejado de ir a las oficinas ha impulsado a casi el 29% de las compañías a revisar su estrategia inmobiliaria y planificar cambios importantes en ella.
Y ante la pregunta “¿Cuántos días a la semana te gustaría trabajar a distancia cuando vuelvas a la oficina?, el 44,4% de los consultados se inclina por tres días y el 22,2% cuatro días.
“Las empresas están repensando sus formas de trabajo. Han entendido que no es factible volver a un sistema 100% rígido, ya que esto impactaría en el mediano plazo la atracción de talento y el nivel de compromiso de las personas con las organizaciones”, sostiene Daniela Saavedra, associate partner People Advisory/ Transformación y Estrategia Organizacional de EY.
Lo que se ha observado en las empresas locales es que el actual escenario los ha obligado a repensar la estructura organizacional y el tema logístico para dar paso a nuevos lugares de trabajo más funcionales, oficinas más pequeñas o incluso espacios de CoWork.
que las empresas están empezando a ajustar su presupuestos inmobiliarios y reorientarlos hacia otras áreas. En medio de esa coyuntura, la vacancia de las oficinas está en máximos de cuatro años.