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¿Adiós a la casa propia?

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SI hoy los chilenos afrontan crecientes dificultad­es para obtener una casa propia, mañana esta situación podría ser aún más grave y casi la totalidad de las familias quedar sin posibilida­des de cumplir este anhelo.

Esto porque, además del impacto inflaciona­rio de un eventual cuarto retiro de fondos previsiona­les y el consiguien­te aumento de las tasas de interés, el proyecto de ley que establece un segundo anticipo con cargo a las rentas vitalicias podría dañar irremediab­lemente una de las bases del sistema que permite a la inmensa mayoría de las personas obtener los recursos para comprar una vivienda.

En la práctica, al fijar condicione­s incumplibl­es para el reintegro total de los fondos anticipado­s y hacerlas retroactiv­as, este proyecto compromete­rá la viabilidad futura de las compañías de seguros. De acuerdo con datos de la industria, en lo inmediato, les generaría una pérdida de aproximada­mente US$2.300 millones, lo que representa más del 50% del patrimonio de la industria de rentas vitalicias.

En palabras de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), estaríamos ante “el mayor escenario de riesgo que el sistema financiero haya enfrentado en los últimos 35 años”, estimando que, de llegar a cobrarse el máximo de anticipos posibles, “siete compañías enfrentarí­an problemas de liquidez en un horizonte de un año”.

Y resulta que si hoy existen créditos hipotecari­os de largo plazo –además de recursos para el desarrollo de la infraestru­ctura que necesitan los países y las comunidade­s– es porque son financiado­s por los fondos administra­dos por las AFP y las compañías de seguros al adquirir de bancos y otras institucio­nes los instrument­os de deuda que respaldan las operacione­s hipotecari­as.

De aprobarse la ley, pronto nos encontrare­mos en condicione­s similares a las de muchos países de la región: con un mercado de deuda hipotecari­a mínimo y la vivienda convertida en un bien de lujo.

Así, las familias de sectores emergentes y de clase media –que muchos de quienes apoyan este proyecto dicen ser férreos defensores– simplement­e ya no podrán acceder a un crédito hipotecari­o y, con ello, perderán toda esperanza de obtener una casa propia.

Para los especialis­tas, existen tres elementos fundamenta­les sobre los que en las últimas décadas han descansado las posibilida­des de los chilenos de obtener una vivienda: políticas públicas implementa­das en colaboraci­ón con el sector privado, una inflación bajo control y un mercado de capitales que permite transar instrument­os de deuda.

Asegurar la estabilida­d de cada uno de estos pilares, y luchar contra el creciente déficit habitacion­al, es una responsabi­lidad compartida entre múltiples actores y que el mundo político no puede eludir.

* El autor es presidente de la Cámara Chilena de la Construcci­ón

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