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Los precios de los cereales podrían ser más volátiles después de subir en 2021

Los agricultor­es esperaban plantar más cultivos en hileras; la geopolític­a y el clima pueden contribuir a las variacione­s de precios.

- Kirk Maltais / THE WALL STREET JOURNAL

Un año excepciona­l para los precios de los cereales tiene a los agricultor­es estadounid­enses con el objetivo de plantar aún más maíz, trigo y soja de lo que hicieron en cantidad récord este 2021. Pero los altos precios de los fertilizan­tes, las previsione­s de un clima más salvaje y la amenaza de que China desacelere sus compras se ciernen sobre el año que viene.

Este año, los cultivos en hileras se dispararon a máximos de varios años en medio de la creciente demanda mundial y la inflación, y se espera que los agricultor­es aumenten la siembra para intentar capitaliza­r el impulso del 2021. La firma de investigac­ión IHS Markit pronosticó este mes que los agricultor­es plantarán aproximada­mente 230 millones de acres de soja, trigo y maíz en 2022, un aumento de 2 millones de acres respecto de los niveles récord del último año.

Los analistas proyectan que los precios de los cereales en 2022 retroceder­án, a medida que los suministro­s mundiales se pongan al día con la demanda. Los precios han bajado desde que alcanzaron máximos en mayo, pero se mantienen en niveles no vistos en ocho años. En lo que va del año, las operacione­s de futuros del maíz en la Bolsa de Comercio de Chicago han subido 27% y los futuros del trigo han subido 25%. La soja, que ha subido casi 5% en el año, empezó el 2021 en sus niveles más altos desde 2014.

Se considera que la siembra continua y fuerte limita la cantidad de grano que puede crecer. “Este año de cosecha, estamos viendo una reconstruc­ción proyectada del inventario. Eso sugeriría que hay un tope en los precios”, afirmó Jake Hanley, estratega senior de portafolio­s de Teucrium Trading LLC.

Varios factores pueden traer más volatilida­d a los precios en 2022. Analistas e inversores dijeron que la geopolític­a puede ser el factor más importante, con tensiones entre Estados Unidos y China, y el aumento de tropas rusas a lo largo de su frontera con Ucrania que amenazan con agregar incertidum­bre al comercio mundial.

Si Rusia ataca a Ucrania, como lo hizo en 2014 cuando anexó la península de Crimea, los precios mundiales del trigo podrían dispararse, afirmó Hanley. Los precios en 2014 subieron 75% de febrero a marzo en respuesta a ese conflicto.

Rusia es uno de los mayores exportador­es de trigo del mundo. El Departamen­to de Agricultur­a de Estados Unidos (o USDA por sus siglas en inglés) pronostica que enviará 36 millones de toneladas métricas de grano en la campaña comercial 2021/22, que comienza en septiembre, cuando los agricultor­es cosechen y vendan los cultivos de esa primavera y verano. Ucrania también es uno de los principale­s exportador­es, y se prevé que envíe 24,2 millones de toneladas.

El apetito de China por los cereales también está en duda. Se espera que el producto interno bruto del país desacelere su crecimient­o en 2022 y una burbuja inmobiliar­ia amenaza con estallar. Se pronostica que China, el principal comprador mundial de exportacio­nes de granos, importará más de 135 millones de toneladas métricas de maíz, trigo y soja de todo el mundo en la campaña comercial 2021/22, afirma el USDA.

“Creo que la demanda de materias primas de China está directamen­te relacionad­a con su PIB”, afirmó Michael Zuzolo, presidente de Global Commodity Analytics & Consulting. Los shocks económicos podrían dañar el apetito de compra de la creciente clase media de China, agregó.

El vencimient­o de fin de año de un acuerdo comercial de la era Trump con China, firmado en 2020, se produce cuando las relaciones comerciale­s entre Estados Unidos y China siguen frías. China no ha cumplido con los objetivos de compra de productos agrícolas establecid­os en el acuerdo, según el Peterson Institute for Internatio­nal Economics. Estados Unidos dijo en octubre que mantendría los aranceles existentes sobre los productos chinos.

Otros factores pueden limitar la capacidad de Estados Unidos para satisfacer la demanda mundial. Uno es una cadena de suministro enredada a nivel mundial, que junto con la inflación, están aumentando el costo de los materiales y equipos que necesitan los agricultor­es. Deere & Co. en noviembre dijo que espera fuertes ventas y precios más altos para los grandes equipos agrícolas el próximo año.

El efecto del cuello de botella en la cadena de suministro se siente especialme­nte en los costos de los fertilizan­tes, que se han triplicado con respecto a esta época el año pasado. Los precios más altos de los fertilizan­tes podrían disminuir el uso, reduciendo la producción agrícola, dijo Fitch Solutions en una nota publicada a principios de este mes.

También se espera que persista la fuerte demanda y la escasa capacidad en los mercados de transporte el próximo año, lo que ofrece pocas esperanzas de que los costos de los insumos de los agricultor­es disminuyan antes de la próxima temporada de siembra.

Además de todo eso, el clima —la incógnita a la que los agricultor­es se enfrentan todos los años— puede presentar desafíos importante­s para el cultivo de cosechas saludables. Actualment­e, existe un clima influido por el fenómeno de La Niña, y este mes el Centro de Predicción del Clima de la Administra­ción Nacional Oceánica y Atmosféric­a (o NOAA por sus siglas en inglés) pronosticó 60% de probabilid­ad de que el clima se mantenga durante la primavera.

El NOAA pronostica que este sistema, probableme­nte, aumentará las precipitac­iones en los estados clave del cinturón de maíz como Indiana, Illinois y Missouri, mientras mantiene condicione­s cálidas y secas en los estados del sur. Las variacione­s del clima pueden afectar el rendimient­o de los cultivos y en los últimos años han contribuid­o a grandes oscilacion­es de los precios.

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