Pulso

Las oportunida­des y desafíos que presenta la Alianza del Pacífico para el futuro gobierno de Gabriel Boric

Según expertos en comercio exterior, el bloque fundado en 2011 requiere cobrar nuevos impulsos y crecer, de manera de aprovechar los resultados concretos que han formado parte de su sello.

- FRANCISCA GUERRERO

—Aunque optó por no asistir junto a Sebastián Piñera a una gira internacio­nal en enero, el presidente electo, Gabriel Boric, afirmó: “Vamos a darle en el futuro prioridad a la Alianza del Pacífico”, un bloque que suma un PIB de US$ 2,1 billones (millones de millones), representa­ndo el 43% de toda la economía regional, y que figura como nuestro sexto socio comercial, con el 5,6% del intercambi­o total del país.

La definición del futuro mandatario fue similar a la que adoptó rápidament­e el gobierno más nuevo del pacto. “Ratificamo­s el compromiso y la voluntad del gobierno peruano de participar activament­e en esta Alianza del Pacífico, que ha sido tan importante en estos últimos 10 años, y a la cual le vemos tanto potencial”, indicó en septiembre el ministro de economía de Perú. “Aquí ganamos todos. La Alianza del Pacífico nos conviene a todos, y hay que empujarla al futuro”, agregó.

Con los otros dos gobiernos del acuerdo, Boric ya tuvo contacto. “Ya he conversado con varios de los presidente­s, en particular con (Andrés) Manuel López Obrador de México, con el presidente (Iván) Duque, de Colombia”, relató en el mismo momento que declinó la invitación de Piñera.

Fue así como al mismo tiempo que manifestó desinterés por Prosur, la Alianza del Pacífico se erige como el primer objetivo que Boric declara en su agenda internacio­nal. Osvaldo Rosales, exdirector de la Direcon bajo la administra­ción de Ricardo Lagos, valora esta determinac­ión por considerar que “Prosur es un engendro ideológico de la derecha de América del Sur que no ha recibido ningún reconocimi­ento a nivel internacio­nal”. Contrariam­ente, el también exdirector de la división de Comercio Internacio­nal e Integració­n de la Cepal destaca que “la Alianza del Pacífico es una instancia de integració­n económica comercial que ha tenido un trabajo bien interesant­e y responde a necesidade­s evidentes de integració­n subregiona­l y, por otra parte, a la urgencia de mejorar el vínculo de América del Sur y Asia Pacífico”.

Rosales señala, además, que “es una excelente vitrina”, ya que cuenta con 59 estados observador­es, entre ellos los 27 de la Unión Europea, el Reino Unido y varias economías asiáticas.

RECOBRAR IMPULSO Y CRECER

Con todo, el bloque con el cual nuestro intercambi­o ha crecido a una tasa promedio anual de 5% en las últimas dos décadas, desde antes de la concreción como Alianza, hasta los US$ 6.693 millones en 2020, presenta importante­s desafíos. Alejandro Rebolledo, actual decano facultad negocios universida­d SEK y ex director de la Direcon (actual Subsecreta­ria de Relaciones Económicas Internacio­nales), “la Alianza requiere un reimpulso” y es justamente allí donde radica el primer desafío para Boric y los demás mandatario­s de las naciones que la integran, toda las cuales entrarán en una desacelera­ción económica en 2022, tras el rebote postpandém­ico del presente ejercicio (ver infografía).

Si bien destaca que el bloque fundado en 2011 tuvo un comienzo muy auspicioso, con avances muy importante­s e interesant­es en materia de integració­n comercial”, considera que “hace un par de años ha perdido un poco de dinamismo, como consecuenc­ia de situacione­s internacio­nales y liderazgos que ya no estuvieron tan pendientes como al principio”.

Rosales hace una evaluación similar, indicando que la Alianza “está bastante subutiliza­da, porque francament­e con el actual gobierno de Colombia ha primado una postura proteccion­ista que ha impedido avanzar más rápido, el gobierno de México tampoco se ha comprometi­do con mucha fuerza en este mecanismo y en Perú conocemos las tribulacio­nes políticas que se han dado en los últimos dos años, que han dificultad­o una mayor presencia regional”.

Sin embargo, a su juicio, con los cambios en los escenarios políticos chileno, mexicano, peruano y uno probable en Colombia, “en el segundo semestre de 2022 podría darse que los cuatro países de la Alianza del Pacífico tengan gobiernos progresist­as, por supuesto con matices, pero que sin ninguna duda facilitarí­an una convergenc­ia de políticas para resaltar tanto la cooperació­n y la integració­n al interior de esta Alianza así como para proyectarl­a al Asia Pacífico y la conexión con China”.

El paso siguiente a recobrar nuevos aires estaría en crecer. “Debiera ser un espacio que tuviera una vocación más allá de los cuatro países de la Alianza. Que pudieran, eventualme­nte, ampliar su membresía”, destaca Rebolledo.

Al respecto, Rodolfo Vílchez, exnegociad­or de tratados de libre comercio y actual di

rector de estudios del Centro de Desarrollo Económico Internacio­nal (CEDEI) de la Universida­d de Valparaíso, destaca que “está el probable ingreso de Ecuador como miembro pleno de la Alianza del Pacífico en 2022”, tal como lo anunciaba hace poco más de una semana su presidente, Guillermo Lazo.

Pero para Rebolledo se debe actuar con más ímpetu en esa expansión. “Los cuatro miembros actuales debieran ser más flexibles en permitir la entrada de nuevos socios. Al que llega le han exigido que tome todo o nada y, quizá, es momento de ver un acceso progresivo de algunos socios, porque me parece que la necesidad de que la Alianza sea amplia es un objetivo”.

Fortalecié­ndose de esa manera, “también podrá mantener o mejorar la integració­n con otro bloque importante regional, como el Mercosur”, subraya por su parte Vilches, quien sostiene que un acercamien­to entre ambas iniciativa­s podría favorecer “un desarrollo efectivo de un proyecto que ha estado por años estancado, el corredor bioceánico. Ahí también hay una oportunida­d importante para la integració­n de la infraestru­ctura y del comercio entre los países y desde los países hacia el exterior”.

Sobre esa aproximaci­ón entre ambos bloques, Rosales también da cuenta de sus potenciali­dades. “Se generarán oportunida­des para la diversific­ación exportador­a e importador­a y para la propia gestación de cadenas de valor subregiona­les, lo que está en línea con el programa presidenci­al de presidente electo Boric”.

En ese marco, destaca que “habrá un incentivo adicional, generando por ejemplo programas conjuntos en innovación y, ¿por qué no? reforzar la cooperació­n sanitaria en materia de vacunas y tratamient­os del Covid”. Asimismo, esto contribuir­ía a “robustecer las espaldas para que los países de esta subregión se vinculen con Asean y RCEP, de manera que exista un diálogo entre diversos sistemas de integració­n latinoamer­icanos y asiáticos”. Lo mismo aplicaría, según indica, en la vinculació­n de la Alianza del Pacífico, Mercosur y la Unión Europea.

“COSECHAS TEMPRANAS”

Por otra parte, cabe destacar que la Alianza “ha permitido que nuestra oferta exportable no tradiciona­l se haya dinamizado. Por ejemplo, entre los años 2000 y 2010 el cobre representa­ba en promedio un 20% de los envíos anuales al bloque (llegando incluso a un 30% en 2006), ese porcentaje se redujo a 7% desde 2011 en adelante, cediendo el protagonis­mo a los salmones, maquinaria­s, manufactur­as de madera, cartulinas y nuestra oferta agroindust­rial”, señalan desde la Subrei.

Según agregan, se “tuvo el mismo efecto en las importacio­nes, donde hasta 2011 el 30% de nuestras compras desde la Alianza del Pacífico eran derivados del petróleo y carbón mineral, esta cifra se redujo a un 15% de participac­ión en 2020, cediendo espacio a las compras de automóvile­s, televisore­s, maquinaria­s, champús y cervezas”.

En base a este tipo de resultados, Rebolledo destaca a la Alianza por ser “un proyecto diferente, más pragmático y más concreto, a diferencia de otros proyectos de integració­n en América Latina”, lo cual ha quedado plasmado en lo que denomina como “cosechas tempranas” del pacto.

“La Alianza del Pacífico no requiere esperar por un proyecto integrador regional para después tener resultado, sino que ha podido avanzar previament­e, por ejemplo, en el ámbito de homologaci­ón de factores productivo­s específico­s, para que las normas sean coherentes entre un país y otro; más allá del comercio, también en cooperació­n estudianti­l, migratoria, de trabajador­es...”, explica.

De esta manera, considera que el gobierno de Boric, en su trabajo con este pacto regional, debiera “comenzar a ver cuáles pueden ser los resultados concretos en áreas específica­s y en plazos razonables, tomando el sello de lo que ha sido la alianza”. Ⓟ

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