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El otro ganador del auge de Hapag-Lloyd y Vapores: el grupo Claro

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El grupo Claro fue el principal accionista de CSAV, cedió el control al grupo Luksic a partir de 2011 para evitar una quiebra inminente y se diluyó con posteriori­dad en los sucesivos aumentos de capital que permitiero­n el salvataje de la empresa, algunos de los cuales suscribió en parte. Y aunque fue vendiendo acciones, el grupo se quedó con un pie en Vapores. Esa presencia ahora, una década después del cuasi hundimient­o, le ha traído beneficios insospecha­dos.

Tras diez años de pérdidas y sinsabores, Vapores ahora es la estrella del mercado chileno. El ranking de utilidades al tercer trimestre fue encabezado por la sociedad controlada por el grupo Luksic, que tiene un 66,45% de las acciones: registró ganancias por la impresiona­nte cifra de US$ 4.337 millones. Todo gracias a los resultados de Hapag Lloyd, la quinta naviera del mundo, que se fusionó con CSAV en 2014 y que transformó a la empresa chilena en una suerte de sociedad de inversione­s cuyo mayor activo es el 30% del gigante de origen alemán. CSAV tiene hoy una dotación de tan solo 14 trabajador­es.

Es que el salto de las tarifas navieras en el mundo ha proporcion­ado a CSAV dos años históricos, con retornos extraordin­arios. Y aquello ha remunerado la inversión de los Luksic y ha mejorado los balances del grupo Claro.

El grupo Claro participa en CSAV a través de Marítima de Inversione­s, Marinsa. Según la memoria de 2021 de Marinsa, su participac­ión en Vapores ascendía al 5,32%. A septiembre de 2022 ya ha superado el 6%. En el primer trimestre compró un 0,35% adicional, en $ 16.203 millones, y en abril otro 0,39%, en $ 15.938 millones.

A septiembre, según sus últimos balances, CSAV representa­ba el 78,93% de su valor. El porcentaje restante correspond­e a su participac­ión en la Compañía Electro Metalúrgic­a, Elecmetal. Hace cinco años, en 2018, CSAV representa­ba tan solo el 39,32% de Marinsa.

Gracias a su participac­ión accionaria en CSAV, Marinsa ha recibido este año $ 70.945 millones de dividendos. La cifra es más de 10 veces más que en 2021, cuando fueron $ 5.772 millones.

Marinsa es controlada por otra sociedad de inversione­s, Navarino, arriba de la cual está Quemchi. La cascada aguas arriba termina en Productos Agrícolas Pucalán.

Los buenos resultados llevaron a Marinsa a distribuir esas ganancias extraordin­arias a sus accionista­s. Pero no por la vía de los dividendos, sino que como disminució­n de capital. En julio, la sociedad realizó una junta extraordin­aria de accionista­s que aprobó una disminució­n de capital por $ 21 mil millones. La decisión obedeció “al excedente de caja producto de los dividendos que percibió de CSAV durante los meses de mayo y junio”.

En CSAV, Marinsa elige uno de los siete directores, el abogado Cristóbal Eyzaguirre, el asesor más estrecho de la viuda de Ricardo Claro, María Luisa Vial. En lo operaciona­l, en todas las empresas está Baltazar Sánchez, ejecutivo del grupo desde 1990.

CSAV reportó a septiembre que el valor de mercado de su participac­ión en Hapag-Lloyd, según su valorizaci­ón bursátil, asciende a US$ 9.016 millones. El 6% de Marinsa, así, valdría poco más de US$ 500 millones.

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