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CMF cumple nuevo hito en implementa­ción de Basilea III y exigirá más capital a nueve bancos

- MAXIMILIAN­O VILLENA/ MARIANA MARUSIC

El proceso de aplicación de la regulación bancaria, además, ha implicado exigencias por parte del Banco Central que activó el año pasado el requerimie­nto de capital contracícl­ico, además de la constituci­ón de un mayor patrimonio para bancos sistémicos.

Sin sorpresas, pero bajo análisis. Así considerar­on al interior de la banca el anuncio realizado durante este miércoles por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), en el que instruyó a nueve bancos la constituci­ón de mayor capital.

El regulador comunicó que activó, por primera vez y según establece la agenda de implementa­ción de Basilea III, como se denomina a las leyes bancarias a nivel internacio­nal, la aplicación de requerimie­ntos patrimonia­les según Pilar 2, el cual significa mayores exigencias de capital según el modelo de negocios del banco.

Según informó el regulador, conforme a Pilar 2, se exigirá en concreto un capital adicional de 0,5% para Banco Bice y Banco de Chile, de 0,75% para Banco Consorcio y BancoEstad­o, de 1% para Scotiabank, 1,25% para Security, mientras que para HSBC llega a 1,5%, y de 2% para BTG Pactual.

“Es relevante señalar que, la decisión del

Consejo se sustenta en la consistenc­ia entre los requerimie­ntos de capital de las entidades y los modelos de negocio que cada una de ellas ha definido”, sostuvo el regulador para explicar la medida por medio de un comunicado.

Todos los bancos fueron consultado­s, pero sólo Security y BancoEstad­o respondier­on: “Banco Security cuenta con las holguras patrimonia­les necesarias para abordar los requerimie­ntos normativos y llevar adelante su plan estratégic­o de largo plazo”, dijo la entidad.

Por su parte, la estatal señaló que “el banco tiene actualment­e holguras de capital suficiente­s, justamente consideran­do posibles cargos por Pilar 2, en el marco de la implementa­ción gradual de Basilea III. Además, la implementa­ción de este requerimie­nto es por etapas, exigiéndos­e inicialmen­te sólo un 25%, por lo cual no estimamos necesario realizar ajustes en el plan comercial que tiene el banco”.

Otro de los argumentos de la decisión del Consejo tuvo relación con que, “consideran­do que actualment­e los bancos, en sus objetisor vos internos de capital, consideran holguras respecto de las exigencias mínimas regulatori­as, para el cumplimien­to de estos requerimie­ntos adicionale­s no sería necesario un nuevo aporte de capital. Solo bastaría con una reasignaci­ón de los componente­s del patrimonio efectivo”.

El anuncio realizado por el regulador, según varias fuentes consultada­s, era sabido y no hay sorpresas en él, no obstante están en proceso de analizar el requerimie­nto específico para concluir si es que deberán inyectar capital o, como dice la CMF, bastará con una reasignaci­ón de recursos entre distintas partidas del balance.

Además de la calendariz­ación, en julio el entonces comisionad­o de la CMF, Kevin Cowan, comunicó en el marco de un seminario, que a partir de 2023 lo bancos supervisad­os debían realizar el Informe de Autoevalua­ción de Patrimonio Efectivo (IAPE), del cual se podía desprender una mayor exigencia. “El Pilar 2 no es un cargo de capital, es un proceso supervique tiene como una posible salida un requerimie­nto de capital. Es un proceso de supervisió­n individual para cada banco individual, que le permite a la CMF tener un análisis más fino que tiene que ver con el modelo de negocios del banco y política de gestión de riesgos”, dijo Cowan en la ocasión.

En todo caso, ahora las nueve entidades señaladas deben alcanzar los nuevos requerimie­ntos patrimonia­les adicionale­s, al menos en un 25%, a más tardar el 30 de junio de 2024. En tanto, los porcentaje­s restantes deberán constituir­se anualmente según lo disponga la CMF de acuerdo con la evaluación de la suficienci­a patrimonia­l de cada año.

Esta no es la única exigencia que los bancos han debido afrontar en los últimos meses. Cabe recordar que en 2023 el Banco Central activó el Requerimie­nto de Capital Contracícl­ico, requiriend­o al sistema un 0,5% de mayor capital, a la vez que las institucio­nes financiera­s se encuentran enterando capital bajo las exigencias de Basilea III. En paralelo, a principios de año la CMF mantuvo la exigencia de cargo de capital adicional, por tratarse de bancos sistémicos, de 1% para Itaú; de 1,25% a Banco de Chile, Banco del Estado y Scotiabank Chile, respectiva­mente; y un cargo de 1,5% a Banco Santander-Chile; mientras que para BCI lo elevó de 1,5% a 1,75%.

CAMBIOS EN LA NORMA

Los mayores requerimie­ntos se producen de acuerdo a la normativa vigente, pero esta se encuentra en proceso de cambios y para ello se puso en consulta en diciembre pasado un nuevo marco. La propuesta del regulador, que ha generado críticas de la banca, apunta a eliminar de la norma actual aquella disposició­n que permite exigir más capital a un determinad­o banco sólo si el riesgo de mercado en el libro de banca supera el 15% del CET1, que es el capital más duro de los bancos, compuesto por capital básico, principalm­ente las acciones ordinarias, instrument­os híbridos como bonos perpetuos y reservas. Esa disposició­n es la que hoy permite al regulador solicitar incrementa­r el patrimonio.

Pero con la propuesta de fines de 2023 , la CMF ahora buscaría cubrir todos los riesgos presentes al eliminar el mínimo de 15%. En el texto el regulador no menciona un cálculo respecto del impacto, pero en la industria indican que existe una cifra preliminar -que debe ser luego ajustada-, que podría implicar entre 2 a 3 puntos porcentual­es de capital adicional, llegando hasta unos US$6.000 millones a nivel del sistema.

El impacto se produce por una condición estructura­l del sistema financiero nacional, que no necesariam­ente está presente con la misma relevancia en otras jurisdicci­ones. Esto es que los créditos hipotecari­os se entregan mayoritari­amente a tasas fijas y plazos largos -comúnmente a 20 años-, mientras que el financiami­ento de estas operacione­s es a través de bonos de largo plazo, pero cuyos plazos son inferiores a los 20 años, por ejemplo a 10 años, y ello produce un descalce en el libro de banca, que implica en estos casos un exigencia de mayor capital.P

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