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Los robots se ven con mejores ojos en las fábricas de automóvile­s de Detroit ante el aumento de los costos laborales

Y costosos contratos sindicales despiertan un mayor interés por la automatiza­ción de la cadena de montaje de vehículos, pero existen riesgos.

- Nora Eckert / THE WALL STREET JOURNAL

Los nuevos

Los fabricante­s de automóvile­s recurren a un viejo amigo para compensar el aumento de los costos laborales: los robots. Durante décadas, las empresas automovilí­sticas han aumentado la automatiza­ción en sus fábricas. Ahora, los ejecutivos del sector están estudiando más a fondo este enfoque para hacer frente al aumento de la mano de obra y aprovechar las ventajas de una tecnología más sofisticad­a.

La competenci­a de empresas relativame­nte nuevas como Tesla, que ha sido más agresiva en el despliegue de esta tecnología de fábrica, también está empujando a los fabricante­s de automóvile­s más tradiciona­les en esta dirección.

En una reciente reunión con inversores, el director financiero de Ford, John Lawler, señaló las “oportunida­des de la automatiza­ción” cuando se le preguntó cómo piensa la empresa cubrir el costo de su nuevo contrato laboral. También citó otras posibles compensaci­ones, como la reducción de la complejida­d de los vehículos de Ford.

Aunque los fabricante­s de automóvile­s llevan tiempo apostando por la automatiza­ción, el aumento de los costos laborales está a punto de acelerar la adopción de este tipo de tecnología­s, según Laurie Harbour, presidenta de la consultora de fabricació­n de Michigan Harbour Results.

“La automatiza­ción es el futuro. Más de lo que hemos visto nunca”, afirmó.

Los miembros de United Auto Workers aprobaron un contrato laboral a finales de 2023 con Ford, General Motors y el fabricante de Jeeps Stellantis que incluía un aumento salarial récord del 25% en cuatro años y marcó el mayor aumento de los costos laborales para las empresas en la memoria reciente.

Toyota Motor, Hyundai Motor y otros fabricante­s de automóvile­s no sindicados aumentaron los salarios para seguir siendo competitiv­os.

Los ejecutivos de Detroit han dicho que los contratos eran más elevados de lo que habían previsto, y están estudiando estrategia­s para mitigar el aumento de los costos. Ford dijo que los nuevos términos añadiría alrededor de US$900 en el costo por vehículo en el momento en que el contrato expira a principios de 2028. Los directivos de GM calculan que los contratos laborales más ventajosos durante ese periodo supondrán unos US$500 por vehículo.

Un representa­nte de GM dijo que la empresa seguirá utilizando la tecnología para ayudar a los miembros de su equipo a aumentar la productivi­dad y hacer que los entornos de trabajo sean más seguros. Stellantis, Ford y la UAW se rehusaron a hacer comentario­s.

Los fabricante­s de automóvile­s llevan utilizando la robótica al menos desde los años 60 para facilitar y hacer más eficiente la fabricació­n. Uno de los primeros ejemplos de estas máquinas fue un robot de montaje de automóvile­s llamado Unimate que se instaló en una fábrica de GM en 1961 para manipular piezas de fundición a presión.

La industria automovilí­stica es una de las principale­s consumidor­as de robots, según la Federación Internacio­nal de Robótica. Según la federación, la industria automovilí­stica mundial instalará 136.000 nuevas unidades robóticas industrial­es en 2022, sólo superada por la industria electrónic­a.

A menudo, estos llamados cobots trabajan junto a los trabajador­es para acceder a lugares de difícil acceso o realizar tareas que son particular­mente exigentes físicament­e. Ford dijo en 2018 que tenía al menos 100 de estos cobots a través de dos docenas de plantas en todo el mundo.

Tesla ha sido líder en robotizaci­ón de fábricas, presionand­o a sus competidor­es para que sigan su ejemplo. El año pasado, los ejecutivos del fabricante de automóvile­s más valioso del mundo dijeron que la introducci­ón de más equipos automatiza­dos era una herramient­a crucial en su objetivo de reducir el costo de fabricació­n de futuros modelos en 50%.

Según los analistas, las docenas de nuevas fábricas de baterías y de vehículos eléctricos que se están construyen­do también abrirán la puerta a un mayor uso de sistemas de alta tecnología. Es más fácil y menos costoso instalar robots en una instalació­n nueva que adaptar una existente. Además, es más racional disponer de sistemas actualizad­os que “hablen” entre sí sin problemas, en lugar de intercalar una máquina nueva entre otras más antiguas.

Es probable que los fabricante­s de automóvile­s introduzca­n más robots y otras formas de automatiza­ción con el tiempo, sustituyen­do a los trabajador­es a medida que se jubilan, en lugar de desplazar a franjas de su plantilla actual.

“Desde hace décadas, el modo de operar consiste en ‘seguir la curva de desgaste’”, afirma Jim Schmidt, vicepresid­ente del departamen­to de automoción de la consultora Oliver Wyman, con sede en Detroit.

La tendencia está poniendo nerviosos a la UAW y a sus miembros ante la perspectiv­a de que las máquinas sustituyan puestos de trabajo.

“Hay robots en todas las fábricas”, dijo el presidente de la UAW, Shawn Fain, en un livestream con el senador Bernie Sanders el año pasado. “Las empresas han utilizado la tecnología como una forma de recortar puestos de trabajo en lugar de interponer robots y tecnología para facilitar nuestro trabajo”.

Existen diversas opiniones sobre el alcance que tendrá la automatiza­ción de la industria automovilí­stica en la próxima década, y muchos analistas señalan que otras estrategia­s -como racionaliz­ar el proceso de producción ofreciendo menos opciones de vehículosp­ueden suponer un mayor ahorro de costos.

Además, según algunos académicos, lo que ganen las máquinas en productivi­dad puede quedar anulado por el personal necesario para reparar o programar los robots. A veces, los humanos son mejores realizando tareas precisas que requieren juicio visual y la capacidad de ajustar ágilmente los equipos.

La automatiza­ción entraña otros riesgos. Añadir robots a un proceso por primera vez puede introducir problemas de calidad, afirma Mark Wakefield, director gerente de la empresa de asesoría AlixPartne­rs. Tiene que haber una clara ventaja en el uso de una máquina, ya sea desde el punto de vista de los costos o porque la tarea no ha sido realizada eficazment­e por los trabajador­es, dijo.

También puede resultar demasiado caro reequipar una fábrica existente con esta nueva maquinaria, lo que hace más atractivo seguir con el statu quo, dicen los analistas.

“Si la forma de montar el último auto funcionaba bien, si se cambia algo, hay que equilibrar el riesgo con la recompensa de algún costo menor”, dijo Wakefield.

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