La competencia por el crecimiento global
El encuentro anual del World Economic Forum en Davos, Suiza, se vivió este año en un ambiente de plena reapertura por primera vez tras la pandemia. Si el 2023 había protocolos sanitarios, test de antígenos y temor al contagio, este año las calles se vieron muy concurridas y retornaron muchas altas autoridades políticas, miembros de la comunidad académica y de la sociedad civil, convocados con el propósito de “reconstruir la confianza”, desde una perspectiva predominantemente occidental de desarrollo.
Junto a líderes de grandes compañías internacionales, participaron autoridades como el premier chino Li Qiang, el encargado de Estados Unidos para el Cambio Climático John Kerry, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro de Catar Sheikh Mohammed, su similar de Croacia Andrej Plenković, y el mandatario ucraniano Volodymyr Zelenski. También hubo líderes de América Latina, como el colombiano Gustavo Petro, que inauguró la “Casa Colombia”, apostando al posicionamiento internacional de su país ante potenciales inversionistas, y el argentino Javier Milei, quien protagonizó uno de los discursos más provocativos, tratando a los empresarios como “héroes” y al Estado como parte del problema.
Se analizaron varios desafíos de este año que no se ve nada fácil. Por mencionar algunos: 1) Inflación, que continúa siendo una amenaza tras la pandemia. 2) Los conflictos bélicos en Ucrania, Medio Oriente, la crisis en Yemen, la tensión entre China y EE.UU., pasando por Taiwán. 3) La polarización y su efecto sobre las instituciones y la cohesión social, en un año marcado por las elecciones en EE.UU. 4) La transición energética en virtud del compromiso hacia una producción más sustentable y su presión sobre los costos de esa energía; 5) La inteligencia artificial convertida en agente de revolución productiva, ya no como teoría, sino como práctica, expuesta en decenas de pabellones promocionales en la calle principal de Davos.
Ante este complejo panorama, resulta clave no perder de vista lo básico, reflejado en uno de los ejes del debate de este año: crear crecimiento y empleo para una nueva era. Según el informe The Future of Growth 2024, publicado por el WEF, el crecimiento ha disminuido, en promedio, desde más del 2% en las economías avanzadas y cerca del 6% en aquellas en desarrollo a principios de los 2000, a menos del 1,5% y del 2% en el periodo posterior a la pandemia. Mientras, el Banco Mundial anticipa para 2024 el crecimiento global más débil comparado con cualquier período quinquenal desde la década de los 90.
Ante este fenómeno, la pregunta fundamental para Chile debiera ser cómo volver a crecer y ser competitivos en un mundo donde, como país, hemos ido perdiendo terreno durante la última década. Lo primero que hay que tener en cuenta es qué ofrece Chile que lo haga distintivo respecto de otras naciones no desarrolladas. Como señala The Economist: tres de cada cuatro habitantes del planeta viven en países que aún no son desarrollados. Y eso incluye a los más de 17,5 millones de habitantes de Chile.
Por eso, no es inocuo que -con contadas excepciones, como el proyecto que aborda la llamada “permisología”, aunque de modo incompletodesde el debate público se promuevan iniciativas que restan competitividad en lugar de reimpulsarla. La agenda de reformas tributarias, que con matices ha estado vigente de manera ininterrumpida desde 2010, siempre al alza, es un ejemplo, pero no el único. Según cálculos de la CPC, el royalty minero, sumado a la jornada laboral de 40 horas, al último incremento del salario mínimo y al potencial 6% adicional de cotizaciones, entre otros, aumentarían los costos del sector privado entre 3,7% y 4,1% del PIB.
En materia de empleo, la recuperación pospandemia se ha concentrado en Chile en el sector público. Ello no sólo es poco sostenible en el tiempo, sino que puede producir un daño estructural a los pilares de nuestra economía, con un gasto que puede transformarse en incontenible y una fuerza laboral que no es capaz de insertarse en las nuevas exigencias de los mercados. Hay también políticas sectoriales que mirar con atención y responsabilidad para entender sus efectos, como el reglamento de la ley sobre aplicaciones de transporte o la ley de conciliación laboral. Esto, sin contar la crisis del sistema de Salud. Todas estas iniciativas golpean el bienestar de la población y el progreso del país.
Parece haber llegado el tiempo de asumir que aún no somos desarrollados y que competimos con ese 75% de la población del planeta que requiere atraer capital. Recursos que provienen de inversionistas dispuestos a aceptar más riesgo que en los principales mercados del mundo, a cambio de una promesa de mayor retorno. Para eso, a no olvidarse de aquellos pilares que permitieron a Chile avanzar: libertad; Estado de derecho y respeto de la propiedad privada; estabilidad de las reglas del juego, gasto fiscal acotado y tasas de impuesto que incentiven la inversión.
Según el primer informe del Programa Mascota Protegida de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, publicado el 2022, en Chile existen cerca de 12,5 millones de mascotas con dueños, de las cuales ocho millones son perros. El estudio indica, además, que el 92,1% de los amos de mascotas las consideran como parte de su familia. El mercado de mascotas en nuestro país mueve cerca de US$ 1.600 millones al año.
Los datos hablan por sí solos y, responden a la clásica pregunta que muchos se harían a la hora de ver lo que hace la startup Cacttus: “¿Por qué no se me ocurrió a mí?”. El negocio de esta empresa creada por los hermanos Vicente y Agustín Escobar es fácil de explicar: venden seguros para mascotas.
Según sus fundadores, la idea nació debido a tres elementos. El primero tiene relación con Romeo, un perro que Agustín recibió de regalo cuando estaba en el colegio, al cual le detectaron cáncer a los diez años. “Nos dimos cuenta que las prestaciones veterinarias eran carísimas. Uno sabe que la cuenta para un ser humano saldrá cara, pero no te imaginas lo caro que sale también para una mascota”, dice Agustín y agrega: “La cuenta nos salió $2.000.000. Afortunadamente podía pagarla, pero para la mayoría de la gente en este país es imposible”.
El segundo elemento surgió luego de que se pusieron a buscar algún seguro para eventos similares. El único que encontraron fue uno que cubría la “pérdida total” de la mascota. “Si se moría, te daban el valor comercial. Y… claramente para un petlover no está la posibilidad de un reemplazo ante pérdida total”, enfatiza Agustín.
Por último, otro hito clave fue la pandemia, donde explotó el mercado de las mascotas. Según un estudio de Euromonitor International, durante la cuarentena por Covid la venta online de productos para gatos y perros en Chile aumentó en un 50%. Sólo la demanda de alimento para gatos creció un 401% en el mundo. “Las personas empezaron a adoptar muchas mascotas para combatir la soledad y tenían más tiempo para estar con ellas. Además, comenzaron a darse cuenta que sus mascotas se enferman bastante, lo que hizo más evidente la necesidad de un seguro para mascotas”, señala Agustín. (De nuevo… ¿por qué no se me ocurrió a mí?).
Un evento con su perro hizo que Agustín Escobar se diera cuenta de una oportunidad de negocio. Junto a su hermano Vicente y Andrés Espinoza armaron una plataforma para contratar seguros de mascotas. En poco más de un año y medio llevan 4.000 pólizas vendidas y esperan cerrar con 10.000 en 2024.
Agustín tiene un magíster en física y Vicente, un diplomado en data science, por lo que el primer foco fue centrarse en una plataforma tecnológica clara y eficiente para contratar los seguros 100% de forma digital. Pero les faltaba una pieza: alguien que conociera el mercado de los seguros. Fue cuando convencieron a Aseguradora Porvenir (Aspor) de subirse a este nuevo carro lleno de mascotas. “No fue fácil, porque había muchas variables y a las compañías de seguro les da un poco de miedo meterse en un negocio que no conocen”, reconoce
Agustín. Pero cuando les mostraron los datos para calificar los riesgos y la proyección financiera, comenzaron a entusiasmarse. Al cabo de un año nos dijeron que ‘iban con todo’ al negocio”. En abril de 2022 lanzaron su primer seguro para mascotas.
El primer mes vendieron tres pólizas que se las compró otro hermano de Agustín y su madre. El segundo mes lograron 100. “Desde un principio definimos que la clave era una buena experiencia en la adquisición de seguro para que se corriera la voz. En menos de un año y medio consiguieron 4.000 pólizas. Han logrado US$ 805 mil en contratos vendidos y creen que pueden aumentar a US$ 8 millones en los próximos dos años. Entre medio, entró como tercer socio Andrés Espinoza, quien tiene un magíster en inteligencia artificial.
El seguro está enfocado sólo a perros y gatos por el momento. El 70% de los asegurados son canes, y el 30%, felinos. La póliza cubre varios elementos como accidentes, enfermedades, diagnósticos, exámenes e imagenología. También procedimientos, hospitalizaciones y cirugías. Estas tres, según Agustín ninguna otra empresa lo cubre. También incluye medicamentos para algún tratamiento específico.
En promedio, los seguros tienen un valor de $ 17.000 mensuales, dependiendo del deducible. El tope anual que puede llegar hasta los $ 3 millones. Pero también entra el factor raza, sobre todo la de los perros. “Incide mucho en qué tan riesgoso será para nosotros asegurar a la mascota. Influyen cosas como el tipo de cráneo, o sea, si tiene la nariz chata o larga, lo que influye en la mayor cantidad de enfermedades que puede tener”, explica Agustín, quien agrega que, por lo general, los que menos se enferman son los perros que no son de raza. En definitiva, los “quiltros” salen más baratos. Además, en términos generales, los perros se enferman con mayor frecuencia que los gatos, a pesar de que el costo promedio de los problemas de salud de los felinos es más caro.
Lo interesante es que los dueños de las mascotas pueden ir a cualquier clínica veterinaria y luego reembolsar los gastos de manera online. En la app se piden algunos datos, la boleta y listo. El 80% de los clientes de Cacttus tienen entre 24 y 34 años y la mayoría son de Santiago. “Cerca del 60% de ellos nunca ha contratado un seguro de manera voluntaria, entonces, estamos abriendo un nuevo segmento donde no habían llegado otras compañías de seguros”, dice Agustín Escobar. Cacttus rentabiliza su negocio con el 15% de las pólizas que venden, más un 10% por la administración de las mismas.
Los primeros en invertir fueron el capital de riesgo chileno Platanus Ventures con US$100.000 y además, han levantado US$400.000 más de distintos inversionistas, como Jaime Arrieta (Buk), Agustín Feuerhake (Fintual) y la aseguradora Aspor. Los fundadores de esta startup aseguran que en tres meses ya alcanzarán el break even y proyectan lograr 10.000 pólizas en 2024.
¿Por qué la palabra “Cacttus? Aunque no pudieron utilizar “Cactus”, porque el dominio e internet ya estaba tomado, Agustín Escobar lo explica: “Los cactus son una planta bien extraña, que tienen un tipo de fotosíntesis distinta a las plantas normales y eso les permite cuidar su agua y florecer en el desierto. El mundo de los seguros es superárido y nosotros somos un cactus que está en el medio del desierto, listo para enfrentarlo todo”. *