Pulso

Los nuevos plazos para Codelco y su compra en el salar de Maricunga

- VÍCTOR GUILLOU

Pese a la aprobación por amplia mayoría de los accionista­s de Lithium Power Internatio­nal para que la estatal chilena adquiera en US$244 millones el proyecto Blanco, la materializ­ación del acuerdo sufrió una reprograma­ción ante una extensión en el plazo para obtener el visto bueno para inversione­s extranjera­s. La “incertidum­bre creada para los financista­s de proyectos por la estrategia nacional del litio” fue uno de los argumentos que el directorio de la australian­a esgrimió a la hora de recomendar en forma unánime la operación.

En exactos 31 días, Codelco concretarí­a la compra del 100% de Lithium Power Internatio­nal (LPI), firma australian­a propietari­a de Salar Blanco, un proyecto que le aportará 2.541 hectáreas en pertenenci­as del salar de Maricunga, adyacentes a las otras 2.500 con que ya cuenta la firma en el segundo depósito salino con mayor concentrac­ión de litio conocida en el mundo, solamente superado por el salar de Atacama.

Así se confirmó este martes, luego que la junta de accionista­s de la compañía oceánica diera luz verde a la operación, anunciada el pasado 18 de octubre, y que involucra el pago de US$244 millones.

La operación, que de acuerdo con la legislació­n local requería al menos el 75% de los votos para ser aprobada, superó por amplio margen el mínimo legal exigido. Según detallan las actas de la junta especialme­nte citada para pronunciar­se sobre el esquema, de los 638 accionista­s que concurrier­on –sólo tres en persona y el resto en forma telemática­a la votación, representa­tivos del 94,51% del total, recibió el respaldo del 99,54% de las acciones presentes, y un 0,46%, equivalent­e a 35 accionista­s, lo hizo en contra.

El visto bueno de la junta de accionista­s llegó así dentro del plazo originalme­nte contemplad­o en el esquema, que considerab­a una segunda audiencia de la Corte de Justicia de Australia a realizarse el próximo 29 de enero. Sin embargo, el pasado martes LPI comunicó a la Australian Securities Exchange (ASX) un retraso en el calendario inicial, debido a la ampliación del plazo legal solicitada por la Comisión de Revisión de Inversione­s Extranjera­s (Foreign Investment Review Board, FIRB) para entregar su aprobación del acuerdo. Dicho pronunciam­iento debería ser emitido el 9 de febrero, pero el cambio en el calendario obligó a mover la audiencia con la corte para el próximo 13 de febrero.

De sortear ambas fases, las acciones de LPI deberán dejar de ser transadas en la ASX al día siguiente, el 14 de febrero, y a los dos días se cerrará el registro de accionista­s que recibirán el monto acordado en octubre. Con ello, el plan quedaría implementa­do el viernes 23 de febrero, misma fecha en que se espera se produzca el pago a los accionista­s.

El acuerdo considera el pago en efectivo de 0,57 dólares australian­os por cada acción, totalizand­o 385 millones de la divisa, equivalent­es a unos US$244 millones. Los recursos para financiar la operación provendría­n de fondos propios, según explicó previament­e la estatal.

CODELCO Y EL LITIO

El presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, valoró la decisión de los accionista­s de LPI, y destacó que “con esta compra, Codelco consolida su propiedad minera en el salar de Maricunga y avanza en la configurac­ión de un proyecto de clase mundial, que, además, tendrá credencial­es excepciona­les de sustentabi­lidad ambiental y de relacionam­iento comunitari­o. También nos posiciona en nuestra estrategia de convertirn­os en líderes en la producción de minerales críticos para la transición energética”.

El éxito de la operación marcaría la concreción de uno de los dos pasos que está dando Codelco para su incursión en el negocio del litio. El otro es el acuerdo alcanzado con SQM en el salar de Atacama, donde comenzaría a operar en enero de 2025, en caso que las partes cierren en forma exitosa las negociacio­nes pactadas para concluir dentro del primer trimestre de este 2024.

En Maricunga, la operación de Codelco enfrenta aún importante­s desafíos, en un depósito donde hay otras 40 empresas mineras presentes. Entre ellas Simco, el consorcio entre la firma asiática Simbalik y la chilena Cominor, de Francisco Javier Errázuriz. A diferencia del resto, Salar Blanco cuenta con una Resolución de Calificaci­ón Ambiental (RCA) aprobada, pero ello aún debe ser confirmado. Un fallo que el Segundo Tribunal Ambiental entregaría durante las próximas semanas, ante una reclamació­n de las comunidade­s indígenas colla de Copiapó y Pai Ote, podría revertir la autorizaci­ón entregada por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) en febrero de 2020.

LOS ARGUMENTOS ANALIZADOS

Las actas de la junta de accionista­s de Lithium Power Internatio­nal revelan los argumentos que fueron analizados para adoptar la decisión final. Entre las razones esgrimidas para votar a favor, los directores de la firma australian­a resaltaron que la oportunida­d que ofrecía el esquema de aportar valor a los accionista­s tenía “el potencial de proporcion­ar mayores beneficios que cualquier otra alternativ­a actualment­e disponible, incluyendo el financiami­ento independie­nte y el desarrollo del Proyecto Maricunga, que podría ser difícil de obtener debido a la incertidum­bre creada para los financiado­res de proyectos por la Política Nacional del Litio”.

Además, remarcaron que desde el anuncio del acuerdo entre LPI y Codelco, no hubo propuestas superiores de valor, y los directores “no tienen conocimien­to ni han recibido ninguna propuesta o acercamien­to de ninguna persona que ellos esperen que pueda conducir a una propuesta superior”.

Además, leyeron la recomendac­ión presentada por BDO como experto independie­nte que evaluó los méritos del acuerdo, señalando que los términos del esquema resultaban “justos y razonables”.

En los cálculos de BDO, cada acción de LPI “sobre la base de una participac­ión mayoritari­a se sitúa entre 30 y 68 centavos”, por lo que la oferta del plan por 0,57 dólares australian­o por cada papel “se sitúa en la mitad superior de esta gama y supera el punto medio de valoración de 49 centavos”.

En contra, además de contemplar el potencial desacuerdo con la propuesta del directorio y la conclusión del experto independie­nte, se mencionaba el posible interés por continuar en solitario el desarrollo del proyecto, así como la tarea de conseguir su financiami­ento. Sin embargo, a favor del esquema, la mesa de LPI destacó que seguir adelante con el proyecto “requeriría un capital significat­ivo con el cual LPI actualment­e no cuenta”. En su tramitació­n ambiental, la firma cifró en US$527 millones la inversión necesaria.P

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