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Los datos muestran que la economía de EE.UU. está en auge. Wall Street piensa lo contrario

- Sam Goldfarb / THE WALL STREET JOURNAL

Los analistas han revisado una serie de informes sobre el crecimient­o económico, el mercado laboral y la inflación. “Desde un punto de vista general, la situación sigue siendo buena”, afirmó Brian Rose, economista jefe de UBS Global Wealth Management.

Los datos que sugieren que la economía estadounid­ense está demasiado caliente están teniendo una fría acogida en algunos rincones de Wall Street. Un puñado de informes económicos de alto perfil, que abarcan los grandes temas de la inflación, el crecimient­o económico y el mercado laboral, se han inclinado decididame­nte del lado demasiado cálido. Pero muchos economista­s han minimizado estas sorpresas, señalando otros datos menos alarmantes y problemas de medición propios del comienzo del año.

Estos argumentos han sido aceptados con entusiasmo por los inversores, que han estado apostando por un crecimient­o lo suficiente­mente fuerte como para evitar una recesión, pero lo suficiente­mente suave como para permitir a la Reserva Federal recortar las tasas de interés, un camino aparenteme­nte estrecho, con una inflación por encima del objetivo del 2% de la Fed.

Aunque no es raro que los inversores pasen por alto los informes que contradice­n una narrativa esperanzad­ora, los economista­s también suelen advertir contra una reacción exagerada a una ronda de datos a menudo volátiles, ya sean buenos o malos. El S&P 500 cerró la semana pasada a sólo un 0,5% de su máximo histórico y los inversores siguieron apostando por recortes de tasas este año.

“Desde un punto de vista general, la situación sigue siendo buena”, afirmó Brian Rose, economista jefe de UBS Global Wealth Management.

El índice de precios al consumo y el índice de precios al productor publicados la semana pasada apuntaron a un aumento inesperado de la presión sobre los precios en enero, tras meses de enfriamien­to de la inflación.

Los datos, a primera vista, eran lo último que querían los inversores. Aun así, muchos economista­s sostienen que el repunte fue probableme­nte un hecho puntual relacionad­o con el reajuste de precios de las empresas a principios de año. Los aumentos de precios fueron especialme­nte importante­s en los servicios de gran intensidad de mano de obra, como la atención médica y la reparación de automóvile­s, lo que sugiere que esos empresario­s se sintieron obligados a subir los precios para seguir el ritmo del aumento del costo de los trabajador­es.

El informe del IPC “fue un poco más cálido de lo que yo preveía, pero tengo cuidado en leer demasiado en cualquier informe de enero”, dijo Gregory Daco, economista jefe de EY, la empresa de contabilid­ad y consultorí­a.

Las preguntas sobre otros datos también se han centrado en rarezas relacionad­as con el mes de enero.

La lectura más reciente del Departamen­to de Trabajo sobre las nóminas no agrícolas mostró que la economía añadió 353.000 puestos de trabajo el mes pasado, muy por encima de lo que anticipaba­n los economista­s y la mayor ganancia desde el mes de enero anterior.

El inconvenie­nte de los datos es que 353.000 son la cifra desestacio­nalizada. Todos los años, muchas empresas contratan trabajador­es antes de las vacaciones y luego despiden a algunos en enero. Para calibrar mejor la tendencia de la contrataci­ón, el Departamen­to de Trabajo tiene en cuenta estos patrones estacional­es, de modo que una gran caída en las nóminas reales de enero a menudo aparece como una ganancia ajustada estacional­mente.

Pocos cuestionan esta práctica básica. Pero muchos inversores creen que el ajuste de este mes de enero fue excesivame­nte agresivo, argumentan­do que las empresas despidiero­n a menos trabajador­es de lo normal porque habían contratado menos en los meses anteriores. En efecto, dicen, el calendario ha perdido importanci­a para las empresas.

Como resultado, muchos esperan que el gran aumento de enero se vea compensado por cifras más débiles en los próximos meses, cuando el Departamen­to de Trabajo prevé un repunte estacional de la contrataci­ón.

La falta de importanci­a de los datos de enero se extendió a la única excepción notable en la racha de buenos informes económicos. Los datos publicados el jueves mostraron que las ventas al por menor cayeron en 0,8% el mes pasado, señal de que la resistente demanda de los consumidor­es podría estar finalmente remitiendo.

Muchos analistas, sin embargo, señalan que el gasto se vio probableme­nte afectado por el mal tiempo invernal.

En cuanto al crecimient­o global, las cifras del Producto Interno Bruto muestran que la economía creció a un ritmo ajustado a la inflación del 4,9% en el tercer trimestre del año pasado y del 3,3% en el cuarto. Ambas cifras se sitúan cómodament­e por encima del 2% que muchos economista­s consideran sostenible sin que aumente la inflación.

Pero una medida alternativ­a de crecimient­o -la renta interior bruta- ha estado muy por debajo de las cifras del PIB desde finales de 2022, y fue sólo del 1,5% en el tercer trimes-* tre de 2023, su publicació­n más reciente.

En teoría, el PIB y la renta interior bruta deberían ser iguales. El Departamen­to de Comercio, que elabora ambos informes, considera oficialmen­te que el PIB es “más fiable porque se basa en datos más oportunos y amplios”. Pero los analistas señalan que el promedio de ambos ha demostrado ser la mejor para predecir cuál será la estimación final del PIB del gobierno para un trimestre determinad­o.

“Seguimos pensando que la producción real está creciendo, como mucho, modestamen­te por encima de su potencial, a pesar de que los datos del PIB son mucho más sólidos”, escribían los analistas de Goldman Sachs en un informe reciente, citando las cifras del IDG y sus propias estimacion­es de crecimient­o.

El viernes, los futuros sobre tasas de interés sugerían que había más de un 50% de probabilid­ades de que la Reserva Federal empezara a recortar las tasas en su reunión de junio. También indicaban que los inversores creen que es probable que el banco central las recorte en un cuarto de punto porcentual al menos tres veces más de aquí a finales de año.

Los analistas apenas han descartado por completo los recientes datos económicos. Además, a algunos les preocupa más que a otros que ahora parezca más difícil que la economía alcance el tan deseado aterrizaje suave, con una inflación estabiliza­da en el 2% sin recesión.

Aunque no es una prueba, los datos recientes han sugerido que las tasas de interés actuales no están suponiendo tanto arrastre para la economía como pensaban los funcionari­os de la Reserva Federal, sostuvo Joe Davis, economista jefe mundial de Vanguard.

“Me preocupa cada vez más que haya un fuerte deseo de recortar las tasas cuando el mercado laboral no se ha equilibrad­o del todo: se ha enfriado, sin embargo aún está tenso”, añadió.

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