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- —POR MATÍAS ACEVEDO F.— Economista

Imagínese la siguiente situación. Amazon, uno de los principale­s empleadore­s privados a nivel mundial, con cerca de 1,5 millones de colaborado­res, durante la presentaci­ón de los resultados anuales, recibe la siguiente pregunta de un grupo de inversioni­stas: ¿cómo se explica el aumento de 100 mil empleados en la compañía? Y su presidente, J. Bezos, le responde: “Mire, en las oficinas centrales donde yo trabajo no ocurrió, esa pregunta la deben responder los ejecutivos a cargo del resto de las filiales de la compañía”. Es probable que en cosa de minutos comenzara el desplome de la acción, revelando una evidente falta de control y consecuent­e pérdida de confianza de los inversioni­stas en la administra­ción.

Aunque parezca increíble, es la pregunta que aún no logra dilucidar el principal empleador de nuestro país: el Estado de Chile. Así se vio reflejado a fines de enero en un intercambi­o entre el Ejecutivo y las municipali­dades, asignándos­e responsabi­lidades cruzadas respecto del origen de las 100 mil nuevas contrataci­ones en el Estado que reportó el INE en los últimos 12 meses a noviembre de 2023 y que le costarían anualmente al Estado cerca de US$2.500 millones.

Mientras la “coartada” del Ejecutivo sería que el Gobierno Central (que excluye municipali­dades y otras entidades) realiza un censo periódicam­ente que mostraría un aumento más acotado, pero además se podría comprobar con el crecimient­o de 4,2% en el gasto de remuneraci­ones en el 2023 (+US$600 millones), por parte de las municipali­dades sus dirigentes acusaron al ministro Marcel de especular y remarcaron que la ley establece a los municipios porcentaje­s de contrataci­ón de funcionari­os municipale­s y la Contralorí­a General de la República (CGR) los fiscaliza de manera permanente y a través del sistema de registros.

Ante la falta de claridad, el Observator­io del Contexto Económico (OCEC) de la UDP, en su reciente informe laboral, entregó nuevas pistas de quiénes son y dónde podrían encontrars­e las 100 mil nuevas contrataci­ones. Provienen de las regiones Metropolit­ana, de Los Lagos y de Tarapacá, tienen entre 25 y 54 años, y se desempeñan en la administra­ción pública (excluye salud, educación y otros). Además de señalar que fue la cifra de aumento de empleo más alta (15,5%) desde que existen cifras comparable­s, por rama de actividad económica.

Mientras, otros no pierden la oportunida­d de apuntar la responsabi­lidad al “mensajero”, el INE, ya que los encuestado­s no entendería­n bien la pregunta, lo que llevaría a una clasificac­ión equivocada. Pero el Observator­io OCEC-UDP señaló que esto no sería plausible, ya que implicaría que repentinam­ente surgió una confusión masiva entre los encuestado­s a partir del primer trimestre y se mantuvo de manera persistent­e durante el año 2023.

¿Cómo avanzar para resolver esta insólita polémica? (1) Que la CGR audite el cumplimien­to de la regulación del año 2020 (ley 21.306, art. 70), que obliga a municipali­dades, universida­des estatales, empresas públicas a reportar mensualmen­te la nómina de trabajador­es a Dipres, y aproveche de verificar la integridad de los datos y aplicar las sanciones correspond­ientes. (2) Que la CGR pueda chequear la integridad de los datos de las nóminas entregadas a Dipres de parte de las entidades que componen el Gobierno Central, incluidos los funcionari­os contratado­s directamen­te por los programas. (3) Finalmente, que el Ministerio de Hacienda publique periódicam­ente un reporte consolidad­o del número de funcionari­os que trabajan en el Estado.

La búsqueda continúa para saber dónde trabajan los 100 mil empleados públicos contratado­s el último año, mientras tanto el “valor de la acción” del Estado de Chile, reflejado en la confianza de sus ciudadanos, se sigue deterioran­do ante la falta de respuesta de las autoridade­s.

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