Monos peludos… y de poto colorado
Luego de haber estado en Chilevisión y Mega, ¿como empresa, tienen interés de volver a tener algún tipo de activo en Chile, en empresas o canales locales?
ner aquel contenido más llamativo para traerte dentro de la plataforma, pero que también tenga el tipo de contenido que te mantiene dentro. Y en ese sentido la concebimos para hacer una plataforma que te trae contenido de calidad para cada momento, para cada emoción, y para cada miembro de la familia. Y esto que te decía de las marcas, combinado con una plataforma más intuitiva, te permite salir de esta situación durísima que nos pasa a todos los viernes y sábado a la noche, que dices ‘quiero ver algo’ y un tsunami de contenido te invade. Nuestra intención es tener un producto para todos en la casa y ser un destino de consumo audiovisual, con lo cual creemos que tenemos todo para crecer, con la fuerza de nuestras marcas, con la calidad de las franquicias que tenemos, desde Harry Potter, Game of Thrones, todo el universo DC, hasta cosas como Sobrevivencia al desnudo, Todo en 90 días, que vienen más del mundo del estilo de vida o del mundo factual, pero que también tienen un consumo macizo.
¿Contenido en vivo y deportes?
—Una de las grandes apuestas que tenemos es el contenido en vivo. Nosotros hoy somos las casas de las premiaciones. Los Oscar, los Emmy, los Grammy, los Latin Grammy, todo eso lo ves en vivo a través de nuestra plataforma. No solo el evento. La alfombra roja y demás que acompañamos de principio a fin y toda la preparación. En lo que sería el contenido deportivo, hoy en el Cono Sur no lo tenemos en la plataforma, pero sí estamos trabajándolo en Brasil y en México, y nos está funcionando muy bien la Champions League o en Brasil también el campeonato paulista. Son experiencias que estamos haciendo. En este sentido, creo que el streaming ha vivido años de exuberancia irracional y este tipo de cosas las hacemos con mucha disciplina y también respetando las plataformas y respetando cada tipo de acuerdo que tenemos con nuestros partners. Nosotros creemos que el streaming tiene varias formas de llegar al consumidor y en ese sentido creo que un error del pasado fue tratar al streaming y al direct to consumer como sinónimos, cuando en realidad uno es una tecnología, y el otro, un modelo de negocios. Entonces esto lo hemos planteado para tener una relación directa al consumidor, pero también para tener una relación vía nuestros distribuidores. Primero, quien tiene HBO ya tiene derecho a autenticarse en MAX. Pero también estamos trabajando con ellos para que se pueda comprar junto con tu paquete de televisión lineal, o con el de banda ancha o con el paquete de datos con el carrier. Existen todas estas posibilidades para poder encontrar al consumidor donde él está y de la forma que le haga más sentido.
¿Cómo está viendo el mercado del streaming acá en Chile y en relación al resto de Latinoamérica?
—Se han vivido momentos de todo el mundo lanzando todo al mismo tiempo y creo que hay una tendencia la consolidación, es una tendencia de industria. Como dije antes, no creemos que hay espacio en el bolsillo del consumidor para acomodar a todas las propuestas de streaming que hay. Y tampoco creo que haya paciencia ni disposición. Por eso creemos que lo que viene tiene que ser de una amplitud tan grande que te permita tener todo el consumo en esa plataforma o lo sumo en esa y alguna otra plataforma. Pero eso de andar switchando de una para la otra es menos que ideal para el consumidor. Incluso para aquel que lo puede pagar.
¿Cuál es la proyección del negocio que ven ustedes en el TV Cable en Latinoamérica, en Chile y si ven salirse en algún momento? Hemos visto que en Estados Unidos, en países desarrollados, e incluso en Chile va en declive ese negocio justamente por la expansión del streaming.
—El mercado en América Latina depende de cada territorio y sumado a eso depende de cada tecnología. Hay territorios que están sufriendo, Brasil es el que probablemente más esté sufriendo, y hay territorios que mucho menos. Hay territorios que están estables y, en algunos casos, en algunas tecnologías están creciendo. La tecnología que más está sufriendo es el DTH (TV Satelital). El cable más tradicional, el cable digital, en algunos territorios está creciendo. Nosotros no tenemos pensado salirnos del negocio del Pay-TV, creemos que es un diferencial competitivo, creemos que inclusive MAX viene a ayudar al mercado de televisión lineal desde el momento que comprando HBO lineal tienes acceso a MAX, es un elemento más por el cual mantengo mi suscripción. Al mismo tiempo estamos trabajando con nuestros distribuidores en distintos tipos de combos, donde lo puedas comprar combinado con algún otro servicio que los distribuidores ofrecen.
—Nosotros siempre estamos abiertos. Obviamente uno tiene que usar el capital para lo que más tiene sentido en cada momento y tiene que ver la escala de cada territorio en cada momento de ese territorio. Pero definitivamente no estamos cerrados a ninguna inversión. Han sido ambas experiencias muy, muy buenas, con de primera calidad. Y hemos aprendido mucho y contribuido mucho también. Creo que salimos felices de esas experiencias. Obviamente, en este momento las prioridades son otras y el capital está encauzado a esta iniciativa, que es la más grande que tenemos para este año, que es crecer vía streaming.
¿Cuáles son los principales desafíos que ven para el negocio del en Chile? —Chile diría que es un territorio que se destaca porque si bien la región tiene una tasa de bancarización muy baja y de penetración de tarjeta de crédito más baja, Chile tiene de las más altas dentro de la región, pero continúa siendo un desafío. Obviamente, el poder adquisitivo es otro. Y no puedo dejar de lado el elefante en la sala, que es la piratería. Lo vemos con los grandes estrenos de cine, lo vemos con las grandes series, lo vemos con el fútbol. Es una constante, la peleamos solos, la peleamos en grupo, la peleamos como industria. Es un desafío muy importante en la región.P
streaming
Recomiendo prestar atención al profesor Robert Sapolsky de la Universidad de Stanford. Primatólogo y neurobiólogo que pasó tres décadas viajando cada verano al sur de Kenia, a la tierra de los Masai, al norte del Serengueti, a estudiar comportamientos sociales y condiciones de salud de una tropa de papiones (en chileno, monos de poto colorado). Recomiendo su clásico Por qué las cebras no tienen úlceras, de 1994, también Compórtate: la biología tras nuestros mejores y peores comportamientos, de 2014, y su libro más reciente, del 2023, titulado Determinado: una ciencia de la vida sin libre albedrío.
Este último ha generado polémica debido a sus argumentos en contra de la existencia de la autonomía de la voluntad tal como se entiende hoy y, por ende, su cuestionamiento implícito a supuestos doctrinarios de los sistemas ideológicos más extremos en pugna dentro de la hegemonía cultural liberal: el anarco-capitalismo y el anarquismo posmoderno.
La idea, extensamente sustentada en evidencia científica, es algo incómoda. En simple consiste en entender que somos máquinas neurobiológicas que procesamos, mezclamos y sintetizamos códigos genéticos y herencias culturales de origen evolutivo. Las vamos interactuando con casualidades históricas y experiencias vividas para generar la particular mezcla biológico-cognitiva-cultural de cada cual. Somos individuos únicos (sagrados, dirían los cristianos; soberanos, dirían los liberales), pero a la vez determinados por esa herencia de genética, cultura, historia y vivencia y, por ende, no muy libres que digamos. Lo que experimentamos como “libertad individual” sería nuestra experiencia descubriendo y realizando aquello que, en realidad, siempre fuimos.
Los papiones que estudió Sapolsky se encuentran singularmente adaptados a su medio ambiente. Les basta con 3-4 horas de trabajo para alimentarse al día y la fuerza de su tropa los blinda contra depredadores. Viven en un ambiente de abundancia tal que sus tasas de mortalidad infantil son menores que las de algunas comunidades humanas que los rodean. Como resultado de esto, pueden dedicar hasta 12 horas al día a comportamientos sociales (o antisociales) que forman parte de las dinámicas que sostienen (o no) a la tropa.
Sapolsky descubrió fenómenos sugerentes. Por ejemplo, que el comportamiento de los machos varía muchísimo dependiendo de su posición en la escala social. Cuando se dan cuenta que no pueden ascender y se encuentran dominados, suelen desarrollar patologías de salud mental, somatizaciones corporales e incrementar sus niveles de violencia hacia quienes están más abajo. Esto es tanto que, a veces, los animales dominantes deben intervenir para mantener ese abuso a raya con el objeto de preservar la cohesión. ¿Les suena conocido? ¿Narco barrios, maltrato intrafamiliar, acoso laboral… etc.?
Hay otra. La sociedad de los papiones es patriarcal. Los machos compiten despiadadamente por el poder. Algo interesante es que cuando se encuentran en competencia por supremacía, son capaces de niveles elevadísimos de agresión, brutalidad, abuso, engaño y traición. Pero cuando llegan al poder suelen cambiar hacia estrategias psicológicas que incluyen maniobras sociales para minimizar el conflicto y violencia bajo ellos. Les gusta la violencia cuando compiten por el poder, pero la condenan indignados cuando ya lo tienen.
Hay más paralelos interesantes pero no les voy a hacer “spoiler” como dicen ahora. Solo recomendarles los libros del profesor Sapolsky. Lo que sí recomiendo, sobre todo para aquellos leyendo esto con mueca socarrona, es considerar si es que los únicos monos son esos que se les vinieron a la mente o si hay en los comportamientos propios laborales, familiares, empresariales y políticos, algo de mono.
De mono peludo… y de poto colorado.