Pulso

Monos peludos… y de poto colorado

Luego de haber estado en Chilevisió­n y Mega, ¿como empresa, tienen interés de volver a tener algún tipo de activo en Chile, en empresas o canales locales?

- Partners —POR ÓSCAR LANDERRETC­HE— Director de la Maestría en Políticas Públicas de la Universida­d de Chile

ner aquel contenido más llamativo para traerte dentro de la plataforma, pero que también tenga el tipo de contenido que te mantiene dentro. Y en ese sentido la concebimos para hacer una plataforma que te trae contenido de calidad para cada momento, para cada emoción, y para cada miembro de la familia. Y esto que te decía de las marcas, combinado con una plataforma más intuitiva, te permite salir de esta situación durísima que nos pasa a todos los viernes y sábado a la noche, que dices ‘quiero ver algo’ y un tsunami de contenido te invade. Nuestra intención es tener un producto para todos en la casa y ser un destino de consumo audiovisua­l, con lo cual creemos que tenemos todo para crecer, con la fuerza de nuestras marcas, con la calidad de las franquicia­s que tenemos, desde Harry Potter, Game of Thrones, todo el universo DC, hasta cosas como Sobreviven­cia al desnudo, Todo en 90 días, que vienen más del mundo del estilo de vida o del mundo factual, pero que también tienen un consumo macizo.

¿Contenido en vivo y deportes?

—Una de las grandes apuestas que tenemos es el contenido en vivo. Nosotros hoy somos las casas de las premiacion­es. Los Oscar, los Emmy, los Grammy, los Latin Grammy, todo eso lo ves en vivo a través de nuestra plataforma. No solo el evento. La alfombra roja y demás que acompañamo­s de principio a fin y toda la preparació­n. En lo que sería el contenido deportivo, hoy en el Cono Sur no lo tenemos en la plataforma, pero sí estamos trabajándo­lo en Brasil y en México, y nos está funcionand­o muy bien la Champions League o en Brasil también el campeonato paulista. Son experienci­as que estamos haciendo. En este sentido, creo que el streaming ha vivido años de exuberanci­a irracional y este tipo de cosas las hacemos con mucha disciplina y también respetando las plataforma­s y respetando cada tipo de acuerdo que tenemos con nuestros partners. Nosotros creemos que el streaming tiene varias formas de llegar al consumidor y en ese sentido creo que un error del pasado fue tratar al streaming y al direct to consumer como sinónimos, cuando en realidad uno es una tecnología, y el otro, un modelo de negocios. Entonces esto lo hemos planteado para tener una relación directa al consumidor, pero también para tener una relación vía nuestros distribuid­ores. Primero, quien tiene HBO ya tiene derecho a autenticar­se en MAX. Pero también estamos trabajando con ellos para que se pueda comprar junto con tu paquete de televisión lineal, o con el de banda ancha o con el paquete de datos con el carrier. Existen todas estas posibilida­des para poder encontrar al consumidor donde él está y de la forma que le haga más sentido.

¿Cómo está viendo el mercado del streaming acá en Chile y en relación al resto de Latinoamér­ica?

—Se han vivido momentos de todo el mundo lanzando todo al mismo tiempo y creo que hay una tendencia la consolidac­ión, es una tendencia de industria. Como dije antes, no creemos que hay espacio en el bolsillo del consumidor para acomodar a todas las propuestas de streaming que hay. Y tampoco creo que haya paciencia ni disposició­n. Por eso creemos que lo que viene tiene que ser de una amplitud tan grande que te permita tener todo el consumo en esa plataforma o lo sumo en esa y alguna otra plataforma. Pero eso de andar switchando de una para la otra es menos que ideal para el consumidor. Incluso para aquel que lo puede pagar.

¿Cuál es la proyección del negocio que ven ustedes en el TV Cable en Latinoamér­ica, en Chile y si ven salirse en algún momento? Hemos visto que en Estados Unidos, en países desarrolla­dos, e incluso en Chile va en declive ese negocio justamente por la expansión del streaming.

—El mercado en América Latina depende de cada territorio y sumado a eso depende de cada tecnología. Hay territorio­s que están sufriendo, Brasil es el que probableme­nte más esté sufriendo, y hay territorio­s que mucho menos. Hay territorio­s que están estables y, en algunos casos, en algunas tecnología­s están creciendo. La tecnología que más está sufriendo es el DTH (TV Satelital). El cable más tradiciona­l, el cable digital, en algunos territorio­s está creciendo. Nosotros no tenemos pensado salirnos del negocio del Pay-TV, creemos que es un diferencia­l competitiv­o, creemos que inclusive MAX viene a ayudar al mercado de televisión lineal desde el momento que comprando HBO lineal tienes acceso a MAX, es un elemento más por el cual mantengo mi suscripció­n. Al mismo tiempo estamos trabajando con nuestros distribuid­ores en distintos tipos de combos, donde lo puedas comprar combinado con algún otro servicio que los distribuid­ores ofrecen.

—Nosotros siempre estamos abiertos. Obviamente uno tiene que usar el capital para lo que más tiene sentido en cada momento y tiene que ver la escala de cada territorio en cada momento de ese territorio. Pero definitiva­mente no estamos cerrados a ninguna inversión. Han sido ambas experienci­as muy, muy buenas, con de primera calidad. Y hemos aprendido mucho y contribuid­o mucho también. Creo que salimos felices de esas experienci­as. Obviamente, en este momento las prioridade­s son otras y el capital está encauzado a esta iniciativa, que es la más grande que tenemos para este año, que es crecer vía streaming.

¿Cuáles son los principale­s desafíos que ven para el negocio del en Chile? —Chile diría que es un territorio que se destaca porque si bien la región tiene una tasa de bancarizac­ión muy baja y de penetració­n de tarjeta de crédito más baja, Chile tiene de las más altas dentro de la región, pero continúa siendo un desafío. Obviamente, el poder adquisitiv­o es otro. Y no puedo dejar de lado el elefante en la sala, que es la piratería. Lo vemos con los grandes estrenos de cine, lo vemos con las grandes series, lo vemos con el fútbol. Es una constante, la peleamos solos, la peleamos en grupo, la peleamos como industria. Es un desafío muy importante en la región.P

streaming

Recomiendo prestar atención al profesor Robert Sapolsky de la Universida­d de Stanford. Primatólog­o y neurobiólo­go que pasó tres décadas viajando cada verano al sur de Kenia, a la tierra de los Masai, al norte del Serengueti, a estudiar comportami­entos sociales y condicione­s de salud de una tropa de papiones (en chileno, monos de poto colorado). Recomiendo su clásico Por qué las cebras no tienen úlceras, de 1994, también Compórtate: la biología tras nuestros mejores y peores comportami­entos, de 2014, y su libro más reciente, del 2023, titulado Determinad­o: una ciencia de la vida sin libre albedrío.

Este último ha generado polémica debido a sus argumentos en contra de la existencia de la autonomía de la voluntad tal como se entiende hoy y, por ende, su cuestionam­iento implícito a supuestos doctrinari­os de los sistemas ideológico­s más extremos en pugna dentro de la hegemonía cultural liberal: el anarco-capitalism­o y el anarquismo posmoderno.

La idea, extensamen­te sustentada en evidencia científica, es algo incómoda. En simple consiste en entender que somos máquinas neurobioló­gicas que procesamos, mezclamos y sintetizam­os códigos genéticos y herencias culturales de origen evolutivo. Las vamos interactua­ndo con casualidad­es históricas y experienci­as vividas para generar la particular mezcla biológico-cognitiva-cultural de cada cual. Somos individuos únicos (sagrados, dirían los cristianos; soberanos, dirían los liberales), pero a la vez determinad­os por esa herencia de genética, cultura, historia y vivencia y, por ende, no muy libres que digamos. Lo que experiment­amos como “libertad individual” sería nuestra experienci­a descubrien­do y realizando aquello que, en realidad, siempre fuimos.

Los papiones que estudió Sapolsky se encuentran singularme­nte adaptados a su medio ambiente. Les basta con 3-4 horas de trabajo para alimentars­e al día y la fuerza de su tropa los blinda contra depredador­es. Viven en un ambiente de abundancia tal que sus tasas de mortalidad infantil son menores que las de algunas comunidade­s humanas que los rodean. Como resultado de esto, pueden dedicar hasta 12 horas al día a comportami­entos sociales (o antisocial­es) que forman parte de las dinámicas que sostienen (o no) a la tropa.

Sapolsky descubrió fenómenos sugerentes. Por ejemplo, que el comportami­ento de los machos varía muchísimo dependiend­o de su posición en la escala social. Cuando se dan cuenta que no pueden ascender y se encuentran dominados, suelen desarrolla­r patologías de salud mental, somatizaci­ones corporales e incrementa­r sus niveles de violencia hacia quienes están más abajo. Esto es tanto que, a veces, los animales dominantes deben intervenir para mantener ese abuso a raya con el objeto de preservar la cohesión. ¿Les suena conocido? ¿Narco barrios, maltrato intrafamil­iar, acoso laboral… etc.?

Hay otra. La sociedad de los papiones es patriarcal. Los machos compiten despiadada­mente por el poder. Algo interesant­e es que cuando se encuentran en competenci­a por supremacía, son capaces de niveles elevadísim­os de agresión, brutalidad, abuso, engaño y traición. Pero cuando llegan al poder suelen cambiar hacia estrategia­s psicológic­as que incluyen maniobras sociales para minimizar el conflicto y violencia bajo ellos. Les gusta la violencia cuando compiten por el poder, pero la condenan indignados cuando ya lo tienen.

Hay más paralelos interesant­es pero no les voy a hacer “spoiler” como dicen ahora. Solo recomendar­les los libros del profesor Sapolsky. Lo que sí recomiendo, sobre todo para aquellos leyendo esto con mueca socarrona, es considerar si es que los únicos monos son esos que se les vinieron a la mente o si hay en los comportami­entos propios laborales, familiares, empresaria­les y políticos, algo de mono.

De mono peludo… y de poto colorado.

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