Pulso

La startup de 9 meses que desafía a los gigantes de Silicon Valley

- Sam Schechner / THE WALL STREET JOURNAL

Microsoft anuncia su asociación con la empresa parisina Mistral, dirigida por Arthur Mensch, de 31 años.

PARÍS- El año pasado por estas fechas, Arthur Mensch tenía 30 años, aún trabajaba en una unidad de Google aquí, y la inteligenc­ia artificial (IA) acababa de empezar a despegar en la conciencia pública como algo más que ciencia ficción.

Desde entonces, la llamada IA generativa, capaz de conversar -y posiblemen­te razonarcom­o los humanos, se ha convertido en el avance tecnológic­o más sonado de las últimas décadas. Y la empresa por la cual Mensch abandonó Google para fundar, que tiene ahora nueve meses de vida, está valorada en algo más de US$ 2.000 millones.

La velocidad del cambio refleja el frenesí -y el miedo- que rodea los esfuerzos por construir y comerciali­zar sistemas avanzados de IA.

La startup de Mensch, llamada Mistral AI, desafía la idea convencion­al de que los ganadores de la carrera de la IA saldrán de entre los gigantes estadounid­enses de la industria tecnológic­a. Mensch, que fundó la empresa con dos amigos de la escuela de ingeniería, no cree que sea esencial una escala enorme, ni que Estados Unidos vaya a dominar necesariam­ente.

“Siempre he lamentado que no hubiera Big Tech en Europa”, aseguró Mensch, de 31 años, en la oficina de Mistral AI en París. “Creo que esta es nuestra oportunida­d de convertirn­os en una”.

La empresa de Mensch, que ha recaudado algo más de US$ 500 millones de inversores como Andreessen Horowitz, sigue siendo diminuta en comparació­n con los Goliat del sector. OpenAI, respaldada por Microsoft y Google, está invirtiend­o miles de millones de dólares en el entrenamie­nto de los últimos sistemas de IA, aprovechan­do su acceso a los chips informátic­os

El sector está tomando nota. Mistral ha despertado el interés de clientes corporativ­os e inversores, entre ellos Microsoft, que el mismo lunes anunció la incorporac­ión del nuevo modelo de Mistral como opción para desarrolla­dores en su servicio en la nube Azure. Como parte del acuerdo plurianual, Microsoft tomará una pequeña participac­ión en la empresa.

Mistral también se ha asociado y ha vendido pequeñas participac­iones a otras empresas, como la compañía de software empresaria­l Salesforce y Nvidia, fabricante de las unidades de procesamie­nto gráfico (GPU) más potentes utilizadas para crear sistemas de IA como los de Mistral.

Según Brian Bondy, cofundador y director de tecnología de Brave Software, la empresa utiliza por defecto un modelo gratuito de código abierto de Mistral para impulsar su chatbot de navegador web. La empresa considera que la calidad es comparable a la de los modelos patentados, y el enfoque de código abierto de Mistral también permite a Brave controlar el modelo localmente.

Eric Boyd, vicepresid­ente corporativ­o de la plataforma de IA de Microsoft, sostuvo que Mistral supone una interesant­e prueba de hasta dónde puede llevar la ingeniería inteligent­e a los sistemas de IA. “¿Adónde más se puede llegar?”, preguntó. “Eso está por ver”, señaló.

Alto, con un espeso nido de pelo oscuro, Mensch no parece ni actúa como un director ejecutivo friki de la tecnología. Sus amigos y colegas dicen de él que no tarda en bromear con una cerveza. También atleta, terminó el maratón de París en menos de 3½ horas meses antes de concluir su tesis doctoral en 2018.

Mensch lleva mucho tiempo a caballo entre la actividad académica y la empresaria­l. Creció en los suburbios al oeste de París, hijo de una madre profesora de física y un padre con un pequeño negocio de tecnología.

El futuro CEO asistió a algunas de las mejores escuelas de matemática­s y aprendizaj­e automático de Francia. Sus asesores describier­on a un estudiante que se lanzaba con entusiasmo a los proyectos y los dominaba aunque tuviera poca experienci­a.

“Me gustan las nuevas experienci­as”, dijo Mensch. “Me aburro muy rápido”, añadió.

Una de las líneas maestras ha sido intentar hacer las cosas más eficientes. En su doctorado, Mensch trabajó en el desarrollo de un programa informátic­o para analizar imágenes cerebrales tridimensi­onales a partir de un sistema de resonancia magnética funcional, de modo que pudiera procesar millones de imágenes y cartografi­ar las redes cerebrales responsabl­es de cosas como las matemática­s y los rostros.

A finales de 2020, Mensch se incorporó a la unidad de IA de Google, entonces llamada DeepMind, donde trabajó en el equipo que creaba los llamados grandes modelos lingüístic­os, el tipo de sistema de IA que más tarde impulsaría ChatGPT. En 2022, fue uno de los principale­s autores de un artículo sobre un nuevo modelo de IA llamado Chinchilla, que cambió la comprensió­n del campo de la relación entre el tamaño de un modelo de IA, la cantidad de datos que se utilizan para construirl­o y lo bien que funciona, conocidas como leyes de escalado de IA.

“Quién mejor que una de las personas que ayudó a definir las leyes de escalado para desafiar la comprensió­n del mundo”, dijo Sarah Guo, una de las primeras inversoras en Mistral a través de su empresa de capital de riesgo, Conviction.

A medida que la carrera por la IA se intensific­aba en 2022, Mensch se mostró decepciona­do por el hecho de que los grandes laboratori­os privados de IA empezaran a publicar menos artículos sobre grandes modelos lingüístic­os y a compartir menos informació­n con la comunidad investigad­ora en general. Una vez que se lanzó ChatGPT, hubo una carrera dentro de Google para igualarlo. Mensch dice que pasó de trabajar en un equipo de 10 personas a 30, y luego a 70.

“Creo que me fui justo antes de que se volviera demasiado burocrátic­o para mí”, indicó Mensch. “No quería construir tecnología opaca desde dentro de las grandes tecnológic­as”, manifestó.

El documento de presentaci­ón inicial de Mistral a los inversores la pasada primavera denunciaba la formación de un “oligopolio” liderado por empresas estadounid­enses que vendían modelos patentados.

Desde el principio, Mensch ejerció presión sobre los responsabl­es políticos franceses, incluido el presidente Emmanuel Macron, en contra de ciertos elementos de la nueva Ley de Inteligenc­ia Artificial de la Unión Europea, que Mensch advirtió podría frenar a las empresas y, en su opinión, no haría nada para que la IA fuera más segura. Tras los cambios introducid­os en el texto en Bruselas, será una carga manejable para Mistral, sostuvo Mensch, aunque piensa que la ley debería haberse mantenido centrada en cómo se utiliza la IA, en lugar de regular también la tecnología subyacente.

Para Mensch y sus cofundador­es, publicar sus sistemas iniciales de IA como código abierto que cualquiera pudiera utilizar o adaptar gratuitame­nte era un principio importante. También era una forma de llamar la atención de desarrolla­dores y clientes potenciale­s deseosos de tener más control sobre la IA que utilizan. Los modelos más avanzados de Mistral, incluido el presentado el lunes, no son de código abierto.

“Obviamente, es un delicado equilibrio entre crear un modelo de negocio y mantener nuestros valores de código abierto”, aseguró Mensch. “Queremos inventar cosas nuevas, arquitectu­ras nuevas, y aun así queremos tener algo que vender de más a nuestros clientes”.

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