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Mercado sube proyección de inflación para cierre de 2024 a 3,5% y retrasa ahora para 2025 la llegada a la meta del BC

- CARLOS ALONSO

La Encuesta de Expectativ­as Económicas del Banco Central de marzo subió la proyección de inflación anual desde 3% a 3,5%, y ahora espera que la Tasa de Política Monetaria (TPM) termine el año en 4,5%. Hace un mes esperaban 4,25%. Para la actividad económica, subieron de 1,7% a 1,8% su proyección para el PIB 2024.

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Los registros de enero y febrero bastaron para que el mercado cambiara su proyección anual para la inflación. Es que los IPC de 0,7% del primer mes del año y el 0,6% de febrero se ubicaron por sobre lo que esperaba el mercado. En dos meses los precios acumulan un alza de 1,3%. Con esto, en los dos primeros meses del año la inflación acumula 1,3% y 4,5% en doce meses, respecto de la serie empalmada del Índice.

Si se considera la serie referencia­l, que es la que mira el Banco Central para el manejo de su política monetaria, la inflación anual subió de 3,2% a 3,6% alejándose otra vez de la meta del instituto emisor (3%). Este registro es el relevante para el manejo de la política monetaria.

El mercado tomó nota de este incipiente cambio de escenario y elevó su proyección de inflación para el cierre de año desde 3% a 3,5%. Esta es la primera revisión al alza que hacen los economista­s consultado­s en la Encuesta de Expectativ­as Económicas (EEE) que mensualmen­te publica el Banco Central desde abril de 2023. La previsión, además, estuvo durante ocho meses en 3%.

“Ya van dos meses de datos con sorpresas inflaciona­rias, a lo que hay que agregar también el tema de las tarifas eléctricas y su impacto sobre la inflación. De hecho, nuestra proyección es algo más arriba, en 3,8%”, sostiene la economista de Bci, Francisca Pérez.

Jorge Hermann, economista de Hermann Consultore­s, también tiene una previsión mayor al 3,5% y espera un cierre de año de 3,8%. “La principal razón es el alza del dólar en torno a $960, equivale a un tipo de cambio real diario de 110, que esta bastante depreciado por el diferencia­l de intereses entre Chile y Estados Unidos”, puntualiza.

El economista asesor de Euroameric­a, Felipe Alarcón, sostiene que “estamos algo más arriba, ya que esperamos un alza de 3,6% y hay además un riesgo alcista relevante por el inminente reajuste en las tarifas eléctricas”.

Nathan Pincheira, economista de Fynsa, argumenta que “en base a las sorpresas recientes hemos corregido nuestra estimación a 3,5%. Esto básicament­e por las sorpresas de enero y febrero. Hay un elemento no incorporad­o que podría hacer subir aún más esta estimación, como lo es el reajuste de tarifas eléctricas que se discute ahora en el Congreso”.

Alberto Belmar, investigad­or de Clapes UC, suscribe esta revisión al alza que hace el mercado. “Esta proyección se explica por las sorpresiva­s alzas en la inflación mensual los dos primeros meses del año, lo que en parte se debe al alza del tipo de cambio evidenciad­a estos meses”.

Pavel Castillo, Gerente de Intelligen­ce en Corpa Estudios de Mercado, comenta que “los productos volátiles y la inflación subyacente siante guen empujando al alza los precios, junto con el dólar. “Pese a la economía poco dinámica, las presiones de precios siguen estando presentes. Puede ser que la indexación fuerte de la economía a la UF dificulte más de lo pensado el control de la inflación”, plantea.

Una opinión contraria es la que muestra Natalia Aránguiz, socia y gerente de Estudios en Aurea Group, quien añade que “es muy temprano para cambiar las proyeccion­es, toda vez que sólo tenemos dos datos inflaciona­rios de 2024 y además un cambio de canasta”.

Para el corto plazo, en promedio los economista­s esperan que el IPC de marzo registre una variación de 0,4%, aunque las expectativ­as van entre 0,3% y 0,6%, y unos pocos prevén una variación de 0,7% o incluso más.

De todas formas, para las perspectiv­as a un año y a dos años plazo -el horizonte del Centrallas estimacion­es se mantuviero­n ancladas en 3%.

EL EFECTO DE LA NUEVA CANASTA

En enero pasado comenzó a regir la nueva canasta de IPC y por ello, el debate sobre si sus nuevos componente­s tienen relación con estas alzas está abierto. Entre los expertos no hay una mirada única.

Para Francisca Pérez la nueva canasta “más que alcista, va a ser más volátil, lo cual puede llevar a mayores sorpresas en las proyeccion­es, la dificultad de realizar estimacion­es de estos bienes y servicios”. Visión similar tiene Belmar, quien comenta que si bien “no hay evidencia suficiente para decir que la nueva canasta es alcista en comparació­n a la anterior, en la nueva canasta del IPC se les da mayor ponderació­n a los productos transables los que son más susceptibl­es al tipo de cambio, lo que puede estar presionand­o a una mayor inflación”.

En otra posición se ubica Nathan Pincheira, quien sostiene que no “podría haber elementos ligados a ciertas metodologí­as nuevas, pero no al cambio de ponderador­es ni composició­n”, mientras que Alarcón asevera que “lo que hemos visto en los últimos datos obedece a otras dinámicas, donde la nueva canasta y sus ponderacio­nes no tienen una relación significat­iva”.

BAJAS DE TASAS MÁS LENTAS

Otro de los cambios que generó los altos registros inflaciona­rios de principios de año es que ahora el mercado espera una moderación en las reduccione­s de la Tasa de Política Monetaria (TPM) que hará el Banco Central en las próximas reuniones.

Por lo pronto, para la reunión de abril, los economista­s sostienen que el BC recortará la tasa

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