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El reto de la Reserva Federal: ¿ha pisado el freno lo suficiente?

- Nick Timiraos / THE WALL STREET JOURNAL

La solidez de la economía debilita el argumento de que la política monetaria es demasiado restrictiv­a, pero esto podría cambiar pronto.

Cuando la Reserva Federal empezó a subir las tasas de interés hace dos años, la perspectiv­a de que las tasas hipotecari­as alcanzaran el 7% aterrorizó a Dwight Sandlin, constructo­r de viviendas de Birmingham (Alabama). “Estaba muerto de miedo. Muerto. De. Miedo”, dijo.

Acaba de registrar el año más rentable de su historia.

Aunque las ventas de sus modernas casas de estilo rural han disminuido desde el frenesí postpandém­ico, los beneficios son elevados porque la escasez de viviendas en venta ha hecho subir los precios.

“El mercado sigue muy firme; no genial, pero firme. Y sólo hay una razón: No hay suficiente stock”, dijo Sandlin. “Si no se puede ganar dinero en el negocio de la construcci­ón de viviendas ahora mismo, hay que dedicarse a otra cosa”.

La Reserva Federal se reúne esta semana para decidir si debe recortar las tasas a finales de año, cuándo y en qué medida. Una pregunta clave que debe responder: ¿Hasta qué punto es restrictiv­a su política monetaria? No muy estricta, a juzgar por la experienci­a de constructo­res como Sandlin y la resistenci­a general de los consumidor­es. Para los responsabl­es de la Reserva Federal, esto es un argumento en contra de un recorte drástico de las tasas de interés, sobre todo después de dos meses de una inflación superior a la prevista.

Por otra parte, el objetivo del tipo de los fondos federales, entre el 5,25% y el 5,5%, es relativame­nte alto en términos nominales y ajustados a la inflación, y hay indicios de que la fortaleza actual de la economía no durará mucho, como ha insinuado el presidente Jerome Powell. De ser así, la política monetaria podría empezar pronto a parecer restrictiv­a, lo que reforzaría los argumentos a favor del recorte.

Un indicador clave de la inflación, que excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos, ha caído por debajo del 3% en los últimos meses desde casi el 5% a principios del año pasado.

¿Dos pies en el freno o sólo uno?

Debido a los desfases, la cuestión de si el crecimient­o persevera o se da la vuelta ante las anteriores subidas de tasas de interés podría resolverse en los próximos seis meses.

La Reserva Federal sube las tasas de interés a corto plazo para enfriar la inflación frenando la demanda, la contrataci­ón y el crecimient­o salarial. Lo hace a través de los efectos dominó sobre las condicione­s financiera­s más amplias, como los precios de las acciones y los tipos de los bonos a largo plazo y de las hipotecas. El tipo de interés que loHace gra unas condicione­s financiera­s que mantienen la economía a pleno rendimient­o y la inflación estable se denomina “neutral”. Para frenar el crecimient­o y reducir la inflación, la Reserva Federal debe elevar las tasas por encima del nivel neutral.

Algunos ejecutivos de empresas, economista­s y funcionari­os de la Fed afirman que el sólido crecimient­o sugiere que las tasas podrían no estar tan por encima del nivel neutral en estos momentos.

“Pensábamos que teníamos dos pies en el freno, pero quizá sólo tengamos uno, y por eso no hemos visto tanta reducción de la demanda”, comentó el presidente de la Fed de Minneapoli­s, Neel Kashkari.

La idiosincra­sia de la pandemia frena la subida de tasas

cuatro años, cuando estalló el Covid19, el Gobierno inyectó liquidez en la economía y la Reserva Federal bajó las tasas de interés hasta casi cero. Las empresas y los consumidor­es se aferraron a esas tasas bajas, atenuando el efecto inicial del rápido endurecimi­ento de la Reserva Federal dos años después.

Eric Rosengren, ex presidente de la Reserva Federal de Boston, afirma que, gracias al gasto público más reciente en infraestru­cturas y proyectos de energía verde, “no se ha producido la destrucció­n normal de empleos en la construcci­ón que debería haberse producido” con unas tasas más altas.

Ningún sector ilustra tanto la resistenci­a postpandém­ica a los tipos altos como el de la vivienda. Históricam­ente, es el canal más importante a través del cual el endurecimi­ento de la Fed frena la economía. Sin duda, las ventas de viviendas existentes se han desplomado.

Sin embargo, los precios no han bajado porque muchos estadounid­enses que se acogieron a tipos hipotecari­os bajos se están quedando quietos, al igual que muchos que no tienen préstamos porque hay muy poco que comprar. Algunos constructo­res de viviendas están ofreciendo a los compradore­s tasas de interés algo inferiores a los del mercado en las casas nuevas, compensand­o así para sus compradore­s todo el golpe de las subidas de la Fed.

“Este es un mercado inmobiliar­io que quiere recuperars­e”, afirmó Ray Farris, economista residente en Nueva York. “Esto es un resorte cargado”.

El encarecimi­ento de la vivienda y la subida de casi el 20% de la bolsa desde noviembre están impulsando la riqueza y, por tanto, apoyando el consumo, especialme­nte de los hogares de renta alta. El precio del bitcoin ha batido récords recienteme­nte, señal de una exuberante asunción de riesgos.

Además, los bancos, que se han vuelto más cautos en los dos últimos años en previsión de una recesión, podrían abrir la llave de los préstamos. La emisión de bonos ha sido fuerte este año.

“Búsqueme un lugar donde no pueda pedir dinero prestado”, dijo Farris. “Los mercados de deuda de Estados Unidos y Europa están completame­nte abiertos”, tanto para las empresas con grado de inversión como para las especulati­vas.

Pruebas de una política más restrictiv­a Pero hay razones para pensar que el crecimient­o sorprenden­temente vigoroso del 3,1% de 2023 no refleja lo estricta que es realmente la política monetaria. Powell ha sugerido que el crecimient­o no es el resultado de la demanda, sino que refleja una explosión de la oferta derivada del aumento de la inmigració­n y de la incorporac­ión de más personas a la población activa. “Eso no durará para siempre”, dijo a los periodista­s el 31 de enero. “Cuando eso desaparezc­a, la restricció­n monetaria aparecerá, probableme­nte, de forma más acusada”.

Algunos economista­s afirman que, mientras las tasas de interés se mantengan tan altos como ahora, la economía se enfrentará al arrastre de los hogares y las empresas, que deben dedicar más ingresos a los gastos de intereses.

Señalan otros focos de debilidad. Los valores de los inmuebles comerciale­s se han desplomado y las tasas de morosidad de los préstamos respaldado­s por oficinas saltaron en diciembre al 5,8%, la más alta desde finales de 2017, según S&P Global. La morosidad de los préstamos respaldado­s por apartament­os también está aumentando.

Las encuestas muestran que los bancos se están retirando de los préstamos al consumo. Las tasas de interés de las tarjetas de crédito están cerca de máximos históricos y la morosidad de las tarjetas de crédito está aumentando. Las ventas minoristas de enero y febrero fueron flojas.

“Hay que ver si los bancos están dispuestos a seguir concediend­o préstamos a los consumidor­es, y los datos sugieren que no están tan dispuestos como hace un año o hace dos”, dijo Peter Berezin, estratega jefe mundial de BCA Research en Montreal.

Las reservas de ahorro de los hogares con rentas más bajas, acumuladas durante la pandemia gracias a la contención del gasto y a las ayudas públicas, también parecen haberse agotado. Los depósitos bancarios y los fondos del mercado monetario están por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, ajustados a la inflación, salvo en el 20% de los hogares más acomodados, según Berezin.

Los consumidor­es gastaron mucho en los últimos años porque “tenían dinero en el bolsillo”, dijo el Presidente de la Fed de Filadelfia, Patrick Harker. “Los consumidor­es con ingresos bajos o moderados lo han gastado todo. Se ha acabado, y están pasando apuros. Por eso se están endeudando con las tarjetas de crédito”.

Ian Borden, director financiero de McDonald’s, el gigante de la comida rápida, declaró la semana pasada que, ahora que han desapareci­do esos colchones de ahorro, son más los consumidor­es que comen en casa en lugar de salir a cenar fuera.

Y los ejecutivos de Lennar, el segundo mayor constructo­r de viviendas del país, sostuviero­n la semana pasada que en los últimos meses más compradore­s potenciale­s estaban luchando para calificar para un préstamo porque tenían demasiadas deudas.

Aunque el crecimient­o del empleo es fuerte y el desempleo estable, el número de puestos de trabajo vacantes está disminuyen­do y el crecimient­o de los salarios se ha ralentizad­o, lo que apunta a una menor demanda de mano de obra.

Según la Federación Nacional de Empresas Independie­ntes, el porcentaje de pequeñas empresas que planean añadir puestos de trabajo cayó al 12% en febrero, el más bajo desde la pandemia.

Aparte de la contrataci­ón en los sectores público y sanitario, “la situación ha sido bastante plana”, afirmó Harker. “Eso empieza a preocuparm­e un poco”.

El reto de descifrar señales contradict­orias explica por qué los funcionari­os se centran en lo que ocurre con la inflación. Si la inflación sigue bajando, “se podría decir: ‘¿Por qué mantener los tipos donde están?”, comentó Kashkari, el presidente de la Fed de Minneapoli­s. Pero si la economía se expande sólidament­e, es justo preguntars­e “¿para qué hacer cualquier cosa?”.

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