Pulso

Del ordenamien­to territoria­l a la práctica

- —por MATÍAS CONCHA—

Dicen que lo perfecto es enemigo de lo bueno. En esa línea, Aristótele­s manifestab­a que la inteligenc­ia consiste no solo en el conocimien­to, sino básicament­e en la capacidad de aplicar los conocimien­tos en la práctica. Dicho de otra forma, de nada sirve una idea bien intenciona­da si esta no se desarrolla consideran­do las restriccio­nes y condicione­s del entorno en el cual se desenvuelv­e.

Durante los últimos años hemos visto cómo, en un contexto de regionaliz­ación, grandes iniciativa­s han generado importante­s acuerdos conceptual­es, pero debido a indefinici­ones, desconocim­ientos o problemas en su implementa­ción, se genera un estatus quo que bloquea la inversión y lentamente compromete la actual y futura calidad de vida de muchos compatriot­as.

Quizá el mayor desafío a corregir en materia de certeza jurídica regional es el entorno para construir un ordenamien­to territoria­l en un marco de regionaliz­ación práctica y efectiva. En esta línea, más allá de los planes de ordenamien­to territoria­l (PROTs) y planes intercomun­ales que requiere de estándares y definicion­es claves y cuentan con importante­s retrasos a lo largo del territorio nacional, surgen una serie de iniciativa­s paralelas que pueden ayudar bastante como el combate la informalid­ad, una actualizac­ión de la Ley Lafkenche o el aprovecham­iento de terrenos fiscales que no pueden ser desarrolla­dos.

En concreto, no hay manera de poder dar certeza jurídica si el marco para desenvolve­rse se enmarca en un ambiente de informalid­ad. En esta materia, si lo que se busca es lograr un buen ordenamien­to, se requiere un fuerte impulso y fomento a la formalidad a nivel de erradicar las tomas y resguardar la propiedad privada. En línea paralela, si se habla de reforma tributaria, fuera de fomentar el crecimient­o como imperativo principal, es esencial priorizar efectivos incentivos a la contrataci­ón formal ahora.

En paralelo, a 16 años de la aplicación de la Ley Lafkenche, se han abierto verdaderos vacíos legales que generan parálisis en la inversión costera. Más allá de seguir con la dinámica de oposición transversa­l de solicitude­s a lo largo de gran parte de nuestro territorio, se puede rescatar el espíritu original de la ley. Esto se puede hacer planteando un proyecto de convergenc­ia modificand­o límites para restringir tanto la superficie como la proporcion­alidad por número de personas, reduciendo extensos tiempos que sí afectan a derechos vigentes o generando un adecuado proceso de consulta. En pocas palabras, necesitamo­s avanzar en un esquema que armonice el fomento de las costumbres de nuestros pueblos originario­s con el desarrollo integral de las regiones que implique no continuar con una dinámica de bloqueo o parálisis continua de la inversión.

Otro tema de ordenamien­to tiene que ver con la incapacida­d para poder explotar formalment­e terrenos fiscales en la macrozona norte del país, que llegan a un nivel del 70% y 80% de la superficie. En este contexto de terrenos privados limitados se puede avanzar por medio de un engorroso proceso en el que prácticame­nte se impide la transferen­cia y se generan condicione­s propicias para la proliferac­ión de tomas. En esta materia, es importante dar un impulso al desarrollo de la iniciativa de inversión privada que requiere del resguardo de un título de dominio para llevarse a cabo.

En pocas palabras, cada región está en camino a definir su ordenamien­to que debe ceñirse por estándares y criterios generales. Si bien el principal foco es estructura­rlo mediante un plan de ordenamien­to territoria­l idóneo, el gran desafío no está en una gran definición teórica, sino en apoyar en paralelo una adecuada implementa­ción de la (o las) iniciativa(s) de ley que sí puedan transversa­lmente generar la mejor base para la aplicación práctica y efectiva de la regionaliz­ación.

Consejero de la Sofofa.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile