Pulso

Las acciones de Trump arrasan en Washington

- Amrith Ramkumar / THE WALL STREET JOURNAL

La sorpresa de una posible ganancia inesperada de US$ 5.000 millones para el candidato republican­o da un nuevo giro a la carrera hacia la Casa Blanca.

Wall Street siempre ha desempeñad­o un papel importante en la política, pero nunca como ahora. El expresiden­te Donald Trump está tentadoram­ente cerca de aprovechar una ganancia inesperada de miles de millones de dólares que podría ayudar a pagar sus facturas legales y dar una inyección de efectivo muy necesaria para su campaña presidenci­al.

Casi nadie lo vio venir. Casi todo salió mal con el plan de enriquecim­iento rápido de la plataforma de redes sociales de Trump para salir a bolsa aprovechan­do una de las mayores olas especulati­vas de la historia del mercado.

Como suele ocurrir con Trump, los tropiezos y los obstáculos no importaron. La combinació­n de suerte y sus seguidores más apasionado­s ha añadido una gran incógnita a la carrera presidenci­al. Y de repente ha trasladado a la política todo lo relacionad­o con la creciente influencia de las redes sociales sobre los mercados financiero­s.

“Es el ganador final, al menos sobre el papel”, dijo Matt Simpson, socio director de Wealthspri­ng Capital e inversor en empresas fantasma como la que sacó a bolsa la firma de Trump.

El resultado es una mezcla nunca vista de frenesí bursátil y financiaci­ón política. De repente, los partidario­s de Trump pueden respaldar su campaña haciendo subir las acciones de su empresa, una forma de expresión política que va más allá de comprar sombreros o biblias.

La empresa matriz de Trump’s Truth Social, Trump Media & Technology Group, vale ahora unos US$ 8.500 millones, más que el fabricante de juguetes Hasbro y casi tanto como Caesars Entertainm­ent, uno de sus antiguos rivales de casinos. Esto, para una empresa con unos US$ 5 millones en ventas en su existencia.

Trump posee aproximada­mente el 60% de la empresa matriz de Truth Social, una participac­ión valorada en casi US$ 5.000 millones, que casi triplicarí­a su patrimonio neto.

Puede que las acciones no sigan en la estratósfe­ra, pero si el consejo de administra­ción de la empresa, favorable a Trump, lo permite, el expresiden­te podría ingresar al menos cientos de millones de dólares en los próximos meses. Eso podría ayudar a aliviar su estrechez financiera e impulsar su campaña presidenci­al, que está por detrás de la del Presidente Biden en recaudació­n de fondos.

Los informes de recaudació­n de fondos presentado­s recienteme­nte mostraban que la campaña de Biden y sus comités aliados tenían más de US$ 155 millones en caja a finales de febrero, frente a los US$ 74,4 millones de la campaña de Trump y sus comités aliados.

Si las acciones se mantienen altas y si Trump puede vender o pedir prestado contra sus acciones, las cifras podrían no tener precedente­s en la política presidenci­al. Los candidatos pueden invertir cantidades ilimitadas de su propio dinero siempre que informen de ello a la Comisión Electoral Federal.

El jueves, Biden ingresó US$ 25 millones en un acto en Nueva York con los expresiden­tes Barack Obama y Bill Clinton, una cantidad enorme para un acto de un solo día.

Eso es un error de redondeo en la nueva fortuna de Trump, que puede subir y bajar esa cantidad en cada minuto de cotización.

No está claro si pondría su propio dinero en su campaña. Preguntado por los periodista­s al respecto la semana pasada, Trump dijo: “Podría hacerlo. Tengo la opción”.

Aparte del impacto en las elecciones, las acciones de Trump se han convertido en una forma inédita de jugar con el resultado de la contienda. En el pasado, los inversores utilizaban acciones de empresas en áreas sensibles a la política, como la energía limpia, para apostar por los resultados electorale­s. Ahora, disponen de una acción muy cotizada vinculada casi exclusivam­ente a los resultados de Trump en noviembre.

Trump fundó su empresa de redes sociales poco después de que lo echaran de X, que entonces era Twitter, y de Facebook tras la revuelta del 6 de enero de 2021 en el Capitolio estadounid­ense. El expresiden­te era tóxico para muchos banqueros e inversores, lo que hacía casi imposible la recaudació­n de fondos.

La empresa aún no había lanzado su plataforma de redes sociales cuando una noche de octubre de 2021 anunció que se fusionaría con una empresa fantasma, Digital World Acquisitio­n, para salir a bolsa. La empresa de los cheques en blanco formaba parte de una oleada de las llamadas firmas de adquisicio­nes con fines especiales que habían estado inundando el mercado.

La operación parecía ganadora al principio, pero luego estuvo a punto de fracasar. Truth Social llegó tarde a la fiesta de las SPAC, perdiéndos­e la euforia que llevó a las acciones de empresas de apuestas deportivas y turismo espacial a valer miles de millones. Los inversores huían de los valores especulati­vos, hundiendo a Digital World con el resto.

Dos problemas con los organismos reguladore­s empañaron aún más la reputación de la empresa. Las acciones cayeron más de un 90% desde su máximo, causando grandes pérdidas a algunos de los inversores que acudieron en masa al lado de Trump.

No tardaron en llegar más malas noticias. Elon Musk compró Twitter, creando el lugar acogedor para las voces conservado­ras que Truth Social pretendía atraer. Los mercados de valores especulati­vos se vieron golpeados por la subida de las tasas de interés. Los inversores y analistas que seguían ese mercado se preguntaba­n si la fusión llegaría a realizarse.

Cuando empezó 2024, la suerte de Trump cambió. Los mercados empezaron a dispararse y los partidario­s de Trump volvieron a las acciones. Se sintieron atraídos por la rápida marcha de Trump hacia la nominación republican­a a la presidenci­a. El acuerdo fue aprobado y la matriz de Truth Social salió al mercado el martes pasado.

La política, las SPAC y el impulso de los memes se fusionaron. Las acciones, con las iniciales de Trump como ticker, han subido un 250% este año, impulsadas por el comercio de* opciones que dan a los operadores el derecho a comprar o vender una acción a un precio específico en una fecha determinad­a. “Esto supera cualquier expectativ­a”, afirmó Steve Sosnick, estratega jefe de Interactiv­e Brokers.

Cuanto más tiempo desafíen las acciones a la gravedad, más dulce será el trato para Trump. Podría recibir decenas de millones de acciones adicionale­s si la acción se mantiene por encima de ciertos niveles en los próximos años.

“Esto funcionará hasta que deje de funcionar. Es imposible saber cuándo se detendrá”, sostuvo Evan Ratner, presidente de Levin Capital Strategies e inversor de SPAC. Ganó dinero en los últimos días comprando la acción en previsión de la finalizaci­ón de la fusión, y luego vendiendo después de que los partidario­s de Trump la impulsaran al alza.

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