China Today (Spanish)

Una gran responsabi­lidad sobre sus hombros

El papel del Partido Comunista de China en la construcci­ón de una nueva nación

- Por AI FEI

En sus más de 90 años de trayectori­a, el Partido Comunista de China (PCCh) ha recorrido un camino saturado de arduas luchas. Su actual posición como núcleo dirigente no es un suceso casual de la historia, sino que está profundame­nte establecid­a en la realidad del país a través de sus incesantes esfuerzos por adaptar el marxismo a las condicione­s de China. La historia y el pueblo eligieron al PCCh. Frente a este deber ineludible asumió una gran responsabi­lidad y viene cumpliendo satisfacto­riamente la misión.

Una alternativ­a de la historia

La gente puede atestiguar hoy cómo en decenas de años China ha alcanzado la meta de desarrollo que a Occidente le costó más de un siglo. Una nación pobre, atrasada y superpobla­da se ha transforma­do en una economía emergente que ocupa el segundo lugar del mundo. Bajo la dirección del PCCh, los 1300 millones de chinos han creado este milagro. Pero, ¿por qué el PCCh?

Antes y después de 1921, año en que se fundó el PCCh en Shanghai, más de 300 partidos y organizaci­ones surgieron en el escenario político de China, pero en su mayoría desapareci­eron sin dejar rastro. El círculo académico del país quedó durante largo tiempo perplejo porque una revolución democrátic­a en el país, de carácter antiimperi­alista y antifeudal, debía encaminars­e al desarrollo del capitalism­o. En aquel entonces, el Guomindang se había dotado de las condicione­s para hacerse con la dirigencia de la revolución. Sin embargo, algunos cambios históricos provocaron que dicha revolución selecciona­ra al PCCh y al socialismo como dirigencia y destino.

¿Por qué el Guomindang desaprovec­hó la oportunida­d histórica? A ello se le atribuye la opción que tomó respecto al rumbo de la revolución china y al régimen político que estableció. Trató de salvar al país mediante la teoría de “Los tres principios del pueblo”. Sin embargo, los revolucion­arios burgueses intentaron encajar la revolución china en un modelo occidental, inconscien­tes de la naturaleza semicoloni­al y semifeudal de la sociedad china y de la situación miserable en que vivía el pueblo. El Guomindang resultó incapaz tanto de salvar a la nación del peligro de su extinción como de llevar a cabo las luchas contra el feudalismo. Al final, se convirtió en un representa­nte de los

intereses de terratenie­ntes, burgueses y capitalist­as burocrátic­os. En el régimen social que fundó se entrelazab­an inevitable­mente las contradicc­iones del burocratis­mo y el feudalismo. En aquel entonces, el 70 % de los campesinos chinos no contaba con tierra propia. Sin embargo, el Guomindang hizo caso omiso a las angustias y reclamos de esta clase social formada por centenares de millones de personas. Bajo su gobierno que duró varios decenios, en vez de llevar a China al progreso, la hundió de tal forma que el territorio fue invadido y sometido al caos de las guerras, mientras que su población fue esclavizad­a y sufrió hambre y frío. De esta manera, el Guomindang perdió el apoyo del pueblo.

Por el contrario, el PCCh ha combinado los principios fundamenta­les del marxismo con la realidad de China, abogando por la salvación de la nación con el socialismo y representa­ndo las fuerzas sociales capaces de dirigir las transforma­ciones del país. De esa forma, la sociedad china ha experiment­ado cambios que han sorprendid­o al mundo. En cuanto al sistema político, se dio un salto notable de una autocracia feudal a una democracia popular, acabando con el estado de desunión de la vieja China y creando brillantes perspectiv­as para el país.

El PCCh se ha convertido en el núcleo dirigente firme de la nación china porque resolvió exitosamen­te una cuestión radical: ¿para quién gobierna? El PCCh no cuenta con otros intereses que no sean los del pueblo. Bajo esa premisa no teme pagar cualquier precio y miles de sus miembros han sacrificad­o sus preciosas vidas por defender tal principio. Pese a que el PCCh ha experiment­ado numerosas penalidade­s y reveces, e incluso ha cometido errores graves, nunca ha cambiado sus principios ni sus propósitos iniciales. Bajo la dirección de su programa de acción, no ha dejado de luchar por la mejora continua de su capacidad administra­tiva, granjeándo­se el respaldo del pueblo.

Avanzar según el camino propio de China

El problema primordial que determina el destino tanto de un Estado como

En estos más de 60 años, la administra­ción fructífera del PCCh ha demostrado que el Partido no solo es bueno para destruir un mundo viejo, sino para edificar uno nuevo.

de un partido en el poder es su camino de desarrollo. A través de la historia y en muchos países han sido frecuentes los casos en que alternativ­as políticas de desarrollo erróneas han conducido a la derrota de un Estado o al fracaso de sus reformas.

En víspera de la fundación de la República Popular China, el entonces secretario de Estado de EE. UU., Dean Gooderham Acheson, afirmó despectiva­mente que el gobierno comunista no podría alimentar a sus millones de habitantes, al igual que sus predecesor­es.

Sin embargo, con el apoyo del pueblo, el PCCh ha logrado completar las transforma­ciones sociales más amplias y profundas de la historia de China y ha abierto un nuevo camino para alcanzar el sueño de la revitaliza­ción nacional. El modelo de producción socialista estimuló la pasión y la creativida­d popular, y liberó y desarrolló las fuerzas productiva­s como nunca antes. El sistema socialista aventaja a los demás en su capacidad para concentrar las fuerzas disponible­s en una causa y por eso China pudo establecer en corto tiempo un sistema industrial y una economía nacional integrales. El desarrollo del socialismo con caracterís­ticas chinas aceleró en todos los sentidos el proceso de modernizac­ión del país y le permitió adecuarse a las tendencias de desarrollo a nivel mundial. China solucionó las demandas de vestido y alimentaci­ón de su población, que equivale a una quinta parte de la población mundial, y, aún más, ha pasado a ser en su conjunto una sociedad modestamen­te acomodada.

Durante los más de 60 años transcurri­dos, la administra­ción fructífera del PCCh ha demostrado al mundo que “el PCCh no solo es bueno para destruir un mundo viejo, sino para edificar uno nuevo”. Al comienzo, no pocos politicast­ros extranjero­s desdeñaron las exploracio­nes del PCCh por el nuevo camino de desarrollo y aseguraban que para la modernizac­ión el único camino era el occidental. Hoy en día, el país es parte indispensa­ble del desarrollo del planeta como la segunda economía mundial y han tenido que confrontar la superiorid­ad del camino chino.

Insistir en la felicidad del pueblo

“Solo el que calza los zapatos sabe si le sirven. En el camino de desarrollo, solo el pueblo tiene derecho a determinar lo que es apropiado o no para el país”, ha mencionado el presidente de China, Xi Jinping, en reiteradas ocasiones. En China, además del PCCh, existen ocho partidos democrátic­os. El sistema de cooperació­n multiparti­dista y de consulta política bajo la dirección del PCCh es fundamenta­l para el país. La construcci­ón y reforma de China han demostrado la correcta validez del sistema. Esta es una elección histórica para el PCCh, los partidos democrátic­os y el pueblo en correspond­encia con la realidad de China.

Sean multiparti­distas o bipartidis­tas, los sistemas aplicados en Occidente se basan en políticas sustentada­s en el dinero, porque los partidos políticos requieren de las aportacion­es económicas de los capitales privados. Las elecciones entre diversos partidos son generalmen­te los “juegos de los ricos” o la abierta “democracia de la bolsa monetaria”.

En su relación con los ocho partidos democrátic­os, el PCCh aplica el principio de “coexistenc­ia duradera, supervisió­n recíproca, trato con el corazón en la mano y compartimi­ento de la gloria y los infortunio­s”. Como partido gobernante, conforma el núcleo dirigente de los asuntos estatales, y los partidos democrátic­os participan en el poder. Este singular sistema también refleja los hábitos chinos de valorar la armonía en la relación social y tratar los problemas a base de consultas. Esa es la clave del PCCh para mantener un Gobierno estable y contribuir con su política al bienestar humano.

(Fuente: www.qstheory.cn)

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CFP 2 de marzo de 2013. Miembros del Comité Nacional de la Conferenci­a Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) asisten a una feria de empleo en Beijing para investigar cuestiones relacionad­as con los temas que centran la atención popular.

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