China Today (Spanish)

La vida en Shangri-La

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Hace más de 90 años, el explorador y antropólog­o estadounid­ense Joseph F. Rock ( 1884- 1962) penetró en la parte norocciden­tal de la provincia china de Yunnan, un área rodeada por montañas escarpadas. En ese viaje, el explorador sacó fotos de diversos temas, coleccionó una gran cantidad de especímene­s de plantas y dejó voluminoso­s informes sobre la cultura de los naxi, el grupo étnico local, lo que constituye un valioso legado para la humanidad. Ahora los visitantes pueden ver las fotos de Rock en el vestíbulo del hotel Songtsam Benzilan en la ciudad de Shangri-La, en la prefectura autónoma tibetana de Diqing de la provincia de Yunnan. El dueño del local, Baima Dorji, tibetano nativo, compró las fotos a National Geographic en 2012. En ellas aparecen personajes en trajes tradiciona­les, construcci­ones y escenas con las caracterís­ticas peculiares de aquella época, lo que permite apreciar la historia de Shangri-La de hace más de 90 años.

Hace más de 90 años, el explorador y antropólog­o estadounid­ense Joseph F. Rock (1884-1962) penetró en la parte norocciden­tal de la provincia china de Yunnan, un área rodeada por montañas escarpadas. En ese viaje, el explorador sacó fotos de diversos temas, coleccionó una gran cantidad de especímene­s de plantas y dejó voluminoso­s informes sobre la cultura de los naxi, el grupo étnico local, lo que constituye un valioso legado para la humanidad.

Ahora los visitantes pueden ver las fotos de Rock en el vestíbulo del hotel Songtsam Benzilan en la ciudad de Shangri-La, en la prefectura autónoma tibetana de Diqing de la provincia de Yunnan. El dueño del local, Baima Dorji, tibetano nativo, compró las fotos a National Geographic en 2012. En ellas aparecen personajes en trajes tradiciona­les, construcci­ones y escenas con las caracterís­ticas peculiares de aquella época, lo que permite apreciar la historia de Shangri-La de hace más de 90 años.

Shangri-La se volvió un nombre familiar gracias a Horizontes perdidos, la novela del británico James Hilton, un éxito de ventas en la década de 1930. Inspirado en las aventuras de Rock, Hilton creó un lugar idílico en su obra, lo que hizo que el nombre de Shangri-La fuera sinónimo de utopía celestial.

En idioma tibetano, Shangri-La significa “el sol y la luna en el corazón”. Dicha ciudad es la sede de la prefectura autónoma tibetana de Diqing en Yunnan, limítrofe con la provincia de Sichuan y la región autónoma del Tíbet. Se encuentra en el área central de la Zona Paisajísti­ca de los Tres Ríos Paralelos, reconocida como Patrimonio Natural Mundial por la Unesco.

Shangri-La, que abarca 110.000 km², es el hogar de más de 20 grupos étnicos, incluyendo el tibetano, el han, el naxi, el lisu, el yi y el bai. De ellos, el tibetano representa un tercio de la población total. El budismo tibetano, por lo tanto, es popular entre los lugareños.

El conglomera­do de monasterio­s budistas tibetanos, conocido como monasterio Ganden Sumtseling, está situado al pie de la montaña Foping, a 5 km al norte de la ciudad de ShangriLa. Construido por primera vez en 1679, es el más grande de su tipo en la provincia de Yunnan y disfruta de un alto estatus entre los creyentes locales. En cada aldea de Shangri-La se pueden ver piedras mani y ruedas de oración, símbolos budistas tibetanos, y monasterio­s donde todavía se practican rituales religiosos tradiciona­les.

Desde las dinastías Tang y Song, ha formado parte importante de la antigua ruta comercial, también conocida como la Antigua Ruta del Té y los Caballos, que conecta a Xishuangba­nna, Dali y Lijiang en Yunnan con Lhasa en el Tíbet, hasta llegar a la India y Nepal.

En los viajes de ida y vuelta, los comerciant­es transporta­ban mulas, caballos, cueros y hierbas medicinale­s del Tíbet, Sichuan y Yunnan, así como té, telas, sal y artículos diarios producidos en Sichuan, Yunnan y otras partes de China.

El comercio promovió el flujo humano y la integració­n cultural. Por ello, la gente de Shangri-La es sincera y hospitalar­ia. En las aldeas multiétnic­as, las personas respetan las tradicione­s de los demás. Algunas han sido aceptadas y llevadas a la práctica de generación en generación. Patrick Druet, un francés que ha trabajado en diversos países y vivido en varias ciudades chinas, asegura que le gusta más Shangri-La porque la sonrisa de su gente nace en lo más profundo de sus corazones.

Por encima de la vida apacible son notables las profundas aspiracion­es de los residentes por respetar la naturaleza, seguir a sus corazones y proteger la ecología para un futuro mejor.

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 ?? Yu Xiangjun ?? El sol poniente en la montaña Minling.
Yu Xiangjun El sol poniente en la montaña Minling.
 ?? Yu Xiangjun ?? Un albergue en el centro del casco antiguo de Shangri-La.
Yu Xiangjun Un albergue en el centro del casco antiguo de Shangri-La.
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