Una ciudad inteligente
El concepto de ciudad inteligente cada vez toma fuerza como un paradigma que las grandes aglomeraciones deben incorporar para potenciar oportunidades y solucionar retos urbanos. Si bien el concepto evolucionó, la definición se centra en describirla como la que facilita la movilidad, mejora los servicios sociales, es sostenible y da voz a los ciudadanos.
A 2019, Bogotá tuvo un índice de penetración de Internet de 25,2 %; un indicador alto para el orden nacional, pero lejano para el promedio de la OCDE (31,6%). En cuanto a movilidad sostenible, se presentan rezagos: entre 2009 y 2019 el número de autos subió en 83%; y, entre 2011 y 2019, se evidencia una caída en los modos sostenibles de transporte: pasando de 72% a 67%.
Este panorama tiene impactos directos en el medio ambiente. Por ejemplo, la calidad del aire en Bogotá sigue siendo un tema de preocupación: 90% del material particulado PM 2.5, que afecta en la salud, viene del transporte de carga y vehículos antiguos.
Ahora, una ciudad inteligente es aquella que da voz a los ciudadanos. Según nuestra última Encuesta de Percepción Ciudadana, el 52% de las personas no participa en ningún espacio; convirtiéndose en un asunto a mejorar para incentivar a la ciudadanía en asuntos públicos.
Bogotá debe seguir trabajando por incorporar integralmente el concepto de ciudad inteligente, para lo cual es fundamental impulsar proyectos como una agenda de movilidad sostenible y programas determinados a conectar a la ciudadanía, en los retos públicos, mediante la incorporación de la tecnología.