Presos voluntarios
Desde que se destapó el escándalo de Cambridge Analytica, los ojos de millones de usuarios de las redes sociales se volcaron a reconocer cuál era la verdadera y profunda implicación del uso de datos en internet.
Sin embargo, la manipulación de los mismos sigue siendo una constante que ha dado pie a que cineastas y productores decidan crear contenidos aptos y digeribles para toda clase de público.
Es el caso de ‘The Social Dilemma', el documental de Netflix que se encuentra entre los diez contenidos más vistos de la plataforma de streaming, y que explora los muchos fenómenos que se dan en torno a las redes sociales a nivel personal, generacional y social advirtiendo sobre sus peligros, incluso para la salud mental.
Narrado por algunos de los creadores de estas tecnologías, procedentes de
Facebook, Google, Youtube, Twitter, Instagram y Pinterest, el documental advierta sobre la distopía en la que nos encontramos.
Sin embargo, lo que pone de manifiesto este tipo de historias es la imperante necesidad
de hacer cambios urgentes, no a nivel macro, sino en una escala individual. Ya que hoy en día el negocio de la marcas no es intentar adivinar qué quiere el público, ya lo sabe, se lo damos y gratis a cambio de un clic. Entonces, a pesar de que nos impresionamos cuando nos dicen que esa ropa que elegimos, ese mueble que compramos, incluso ese por quien votamos fue producto de lo que nos quisieron vender en nuestras propias redes; seguimos siendo presos voluntarios del sistema.
Seguimos sintiendo que no existimos sin una cuenta virtual, sin un like o un post que, para nuestra desgracia, mantiene al sistema.