Riesgo para defensores
Protectores del medio ambiente, amenzados.
Más allá de su conocida devoción por el loro orejiamarillo, sus compañeros recuerdan a Gonzalo Cardona, el primer líder ambiental asesinado este año en Colombia, por su defensa de la palma de cera, su pasión por el gélido río Cucuana y su servicio a una comunidad a la que heredó el cuidado de sus propios recursos naturales. Cardona, oriundo de Roncesvalles, un pueblo del departamento de Tolima, dedicó 20 años de su vida a la conservación del loro orejiamarillo, una especie en peligro de extinción cuya protección lideró incluso cuando las amenazas de bandas criminales amenazaban con silenciar su voz.
Esta semana las amenazas contra el loro se extendieron a su cuidador. "En ocasiones había sido intimidado por muchos bandos incapaces de comprender su amor por la especie y su desinterés en la política. Los eternos enemigos de la paz asumieron que él tenía otros motivos, cuando simplemente estaba impulsado a hacer algo diferente", recordó en su obituario la Fundación Proaves, en la que trabajaba. El asesinato del llamado "guardián del loro orejiamarillo" expone una vez más el riesgo que supone ser defensor del medio ambiente en un país en el que en 2020 fueron asesinados más de 100 líderes sociales, crímenes con los que grupos armados siembran el terror en las profundidades de Colombia.
"Perdemos una ruta, una forma de vivir y de pensar diferente. La fortaleza que teníamos con Gonzalo es que él era un campesino de las montañas del Tolima que entendía muy bien los procesos y la importancia de la conservación de sus propios recursos naturales", expresó el director de conservación de Proaves, Alexander Cortés. Para las organizaciones ambientales del país resulta todavía inverosímil que el costo para los líderes ambientales que defienden la vida en Colombia sea perder la propia.
Con el aumento de crímenes contra líderes, las organizaciones de derechos humanos de Colombia esperan que el asesinato de Cardona no marque el inicio de otro año sangriento para estos activistas. Tan solo en 2019, América Latina fue la región más peligrosa para los defensores de la tierra y Colombia encabezó, con 64 asesinatos.