¿Por qué aumenta la inseguridad?
Reapertura de las actividades económicas trajo un alza inusitada de robos y atracos.
El más reciente informe de la Secretaría de Seguridad indica que entre enero y mayo de este año han aumentado los hurtos a personas. Mientras que en ese periodo, en el 2020, hubo 33.968 casos, en el 2021 fueron 37.894.
Un fenómeno similar se repite en la mayoría de delitos. La extorsión pasó de 387 casos a 447; el homicidio de 506 a 553; el hurto a motocicletas de 1.543 a 2.095, el hurto a celulares de 22.324 a 25.527 en estos seis meses tomados como referencia. Sin embargo, una comparación con el año pasado puede resultar incierta.
“Las cifras frente al 2020 son muy complejas porque teníamos una situación social diferente debido a la pandemia. La comparación hay que hacerla, pero para este caso puntual no hay que sacar conclusiones de esos cambios porque es muy posible que las cifras estén aumentando. El año pasado no había la misma cantidad de gente en las calles y eso incidió”, explica Andrés Macías Tolosa investigador del CIPE de la Universidad Externado.
Nueva dirección
Pero hay otros factores que inciden en el aumento de la inseguridad, reto que tendrá que asumir el nuevo secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto.
De acuerdo con Macías, “el crimen organizado está detrás de la mayoría del crimen en Bogotá y en ese sentido muchas de esas bandas también están tratando de recuperar el tiempo 'perdido' del año pasado. Están tratando de acaparar espacios que habían perdido, lo que resulta en disputas y perjudica a las personas”.
Para la concejal Lucía Bastidas, “fenómenos como el hurto a conjuntos en vehículos de alta gama con grupos de hombres armados, la modalidad de hurto a bicicletas en parqueaderos y la presencia de expendedores de drogas que se han apropiado de las calles en sectores de Kennedy, Usme y Suba, deben considerarse prioridad en la agenda que emprenda la nueva dirección de la Secretaría”.
Fabio Zambrano, director del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional asegura que es un tema que va más allá de la institucionalidad.
"Debe castigarse al que está cometiendo el delito comprando como al que está cometiendo el delito robando. Todo el mundo sabe dónde se venden los elementos robados”, señala.
Sobre el uso de armas de fuego, que es materia de preocupación para los ciudadanos, Zambrano comenta que su origen dificulta el control.
“El tema de las armas es gravísimo. Cada vez son más baratas y hay dos fuentes de eso: México y Venezuela. En México las armas se compran legalmente en Estados Unidos y de ahí se escurren para Colombia, el caso de Venezuela es que el Estado armó a los ciudadanos hace años y tienen unas fuerzas militares corruptas", afirma.
A esto se le suma la desconfianza de la ciudadanía a la Policía y el desgaste de los uniformados.
"Hay un desgaste operativo tras las cuarentenas y el paro, un desgaste de credibilidad y la crisis está en aumento”, añade Macías.