Delitos en la vía pública
El control de la seguridad en la ciudad se está convirtiendo en un tema de difícil manejo.
No puede ser posible que en una semana seamos testigos de dos balaceras en vía pública y a plena luz del día. Lamentable el homicidio de un patrullero de la policía mientras ejercía un procedimiento de rutina.
Hay que decirlo claro: no es un problema de percepción ciudadana. Es un problema de inseguridad a mano armada.
En la mayoría de delitos viene subiendo el uso de armas de fuego: homicidios, hurto a personas, hurto de celulares, hurto de motocicletas, entre otros delitos.
Los delincuentes son cada vez más violentos y utilizan la intimidación con armas no solo para robar sino también para herir a la víctima.
El problema no se resuelve aumentando el pie de fuerza, pues la inseguridad no es solo por falta de policías.
La poca confianza en las autoridades y en los mecanismos de justicia socavan cualquier estrategia contra el delito.
Y los delincuentes lo saben y lo tienen claro. Saben que muchos delitos por ser menores son excarcelables.
De allí que la reincidencia sea un problema recurrente que sigue sin solución y, por el contrario, tiende a aumentar.
El riesgo es que, a medida que empeore la inseguridad, la justicia por mano propia va ir tomando fuerza, como ya lo hemos vistos en algunas localidades, una situación que sería caótica y que la ciudad no puede permitir bajo ningún pretexto.
Es hora de actuar con determinación y de manera articulada entre el Gobierno nacional y el distrital.
Lo cierto es que, bajo ninguna circunstancia, podemos permitir que Bogotá reine el miedo y la delincuencia en las calles.