Indígenas wayuu se cuidan del covid-19
Con sabiduría ancestral y opciones más modernas, la comunidad se protege.
Cuando el covid-19 empezaba a golpear Colombia, una anciana de la Alta Guajira soñó que el virus llegaría a la comunidad y mataría a mucha gente. Fue entonces cuando comenzó a protegerse, mezclando su medicina y normas más ortodoxas. En el sueño, los espíritus le decían que para prevenir la muerte era necesario que bailasen la yonna, danza para agradecer o armonizar el territorio; se dieran baños con hierbas naturales como la bija, y llevaran una pulsera roja, color que simboliza la sangre del parto y la primera menstruación.
Los wayuu han combinado su tradición con el uso del tapabocas y el lavado de manos. El covid-19 pasó casi desapercibido en La Guajira , pero desde marzo la curva se disparó y solo ahora se comienza a aplanar.
Más aislados
“Cuando llega la pandemia nosotros no estábamos preparados”, cuenta la autoridad tradicional de la comunidad de Jepimana, María Cristina Epieyuu. Redujeron contactos y en muchos casos dejaron de ir a los núcleos poblados a vender sus artesanías.
Esta ranchería, ubicada entre Riohacha y Uribia, no hay red eléctrica y el molino que sacaba el agua subterránea llevaba años dañado, así que las 25 familias de Jepimana y sus animales dependían de un pozo manual con poca capacidad. Pero su molino volvió a girar hace poco, gracias a que Oxfam les ayudó a su sustitución en un programa de prevención del covid-19 financiado por la Agencia Europea de Cooperación.
“No consultan al hospital o a la IPS porque tienen miedo, han visto muchos casos que se llevan a los pacientes, los intuban y dicen que regresan muertos", asegura la promotora de Oxfam, Ana Flor Ipuana, quien apoya campañas de prevención.