Hidratación, crucial en el acondicionamiento físico
ES FUNDAMENTAL HIDRATARSE PARA MANTENER EL CUERPO SANO.
El acondicionamiento físico es el desarrollo de todas aquellas capacidades que nos sirven para mejorar el rendimiento físico a través de la práctica deportiva. Se caracteriza por dividir en diferentes fases sus ejercicios de preparación o desarrollo.
Estas son resistencia, fuerza, flexo-elasticidad, velocidad, coordinación, equilibrio y el calentamiento, que es el punto de partida de cualquier rutina o práctica deportiva, por ello deben realizarse siempre antes de poner en práctica cualquier acondicionamiento físico.
Como la realización de un ejercicio conlleva a un aumento de la sudoración y por lo tanto un incremento de la necesidad de agua en nuestro organismo, es fundamental entonces hidratarse a la hora de practicar cualquier labor física tanto antes, durante y después de esta.
Según la Federación Española de Actividades Dirigidas y Fitness (Feda), al hidratarse antes de practicar una actividad física, se prepara el cuerpo para este mayor esfuerzo. Durante el ejercicio, se aportan los elementos necesarios al cuerpo, los cuales perdemos con el sudor.
Después de practicar cualquier movimiento corporal, es importante hidratarse, para comenzar a reponer líquidos, y llevar a cabo esta ingesta espaciada durante la hora siguiente a la actividad.
Por todo lo anterior, mantener unos hábitos y pautas de hidratación adecuados, juega un papel importante en el desarrollo de cualquier actividad física o deportiva, ya que facilita el transporte de nutrientes, vitaminas y minerales por el organismo.
Luis Gutiérrez Serantes, miembro del Comité Científico del Instituto de Investigación Agua y Salud (Iias), al respecto señala: “La sed es un claro síntoma de deshidratación y, por lo tanto, un aviso de nuestro organismo indicando que necesita líquido. Es así que un desequilibrio hídrico corporal de tan solo uno por ciento puede ya afectar nuestro rendimiento físico, capacidades cognitivas y estado de ánimo”.
De ahí que, unos buenos hábitos para una correcta hidratación serían: “Beber antes de sentir sed a intervalos regulares de unos 330 mililitros de agua cada dos horas aproximadamente, hacerlo despacio en pequeños sorbos y a una temperatura entre 10 y 15 grados centígrados, para favorecer su absorción”, anota Gutiérrez.
Beneficios
Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, indica: “Los beneficios para la salud de tomar agua son inmensos, partiendo que es el componente químico principal del cuerpo y representa entre el 50 al 70 por ciento del peso corporal, ya que las células, tejidos y órganos del cuerpo requieren de este elemento para sobrevivir”.
Así que el cuerpo depende del agua para sobrevivir, como cada célula, tejido y órgano la necesita para funcionar correctamente. Por ejemplo, este líquido hace posible que el organismo elimine los desechos y toxinas a través de la orina, la transpiración y las deposiciones.
Mantiene la temperatura en niveles normales; lubrica y amortigua las articulaciones, y protege los tejidos sensibles.
Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos determinaron que una ingesta diaria adecuada de líquidos es la siguiente: aproximadamente 15,5 tazas (3,7 litros) de líquidos al día para los hombres y cerca de 11,5 tazas (2,7 litros) de líquidos al día para las mujeres.
No obstante, las necesidades hídricas pueden variar en cada individuo, anota Bautista, de acuerdo con diversos factores como la edad, el sexo, la intensidad y duración de las posibles actividades físicas que se realicen, las altas temperaturas y humedad ambiental, el tipo de ropa y la tasa de sudor individual de cada persona.
Un reporte de Mayo Clinic, advierte que aproximadamente el 20 por ciento de la ingesta de líquidos diaria suele provenir de los alimentos y el resto de las bebidas.
Una buena hidratación contribuye a que los riñones trabajen bien y al buen funcionamiento del corazón; mejora el sistema inmunológico, es importante para el aparato respiratorio y permite mantener las funciones cognitivas normales: una adecuada hidratación aumenta la capacidad de concentración y memoria.