Corrupción, mal mayor de la justicia
● Como nunca antes las denuncias por corrupción en el sistema judicial colombiano se dan a granel.
Y no es que antes no existiera, pero ahora se conoce más y se denuncia también más, en especial, porque ha escalado a niveles directivos de las altas cortes, en las que jamás se imaginó.
Para algunos académicos, parte del problema se debe a cambios de rumbo de quienes deben impartir justicia y garantizar el castigo a los responsables de violar las normas, que se olvidaron de cumplir su deber y se centraron en el clientelismo y la disputa de poder, lo que a la larga condujo a la ineficiencia y a la impunidad.
Algunos casos conocidos en los últimos meses, además del maridaje entre algunos administradores de justicia con mafias de diversa pelambre –funcionarios públicos proclives a la corrupción y mafias de delincuencia común– que han llevado a la negociación de procesos judiciales en los que han estado comprometidos desde funcionarios de bajo rango de juzgados hasta encumbrados jueces, magistrados y fiscales, algunos hoy presos por favorecer a mafiosos y a funcionarios públicos de diversa índole revelan la magnitud del problema.
Hasta agosto del año pasado, cerca de un centenar de funcionarios de la Fiscalía y la Rama Judicial estaban presos por actos de corrupción que incluían la confabulación para producir sentencias y esquilmar al Estado y a algunas de sus principales empresas.