Únase al coro
El país debe ir admitiendo hasta dónde ha llegado y cuáles son los elementos que lo caracterizan. Al Estado lo manejan los contratistas y su futuro lo manipularon las encuestas. La clase política ya no existe. Los partidos políticos no representan las opciones ideológicas o procedimentales para que el pueblo escoja. Son apenas unos entes usados por quienes manejan el Estado al capricho, voluntad y designios de los contratistas. Y lo que hemos visto con el debate electoral nos muestra que la voluntad del votante para las elecciones fue manipulada maquiavélicamente por las encuestadoras hasta tal punto que lo que rigió no fue un debate de ideas y mucho menos de propuestas, sino una contabilidad de presuntos favorecimientos de opinión a los nombres de un candidato orientando sibilinamente al elector mientras le explotan el deseo íntimo de acompañar al que va a ganar y de no pensar en el que va a perder.
Si por las encuestadoras fuese, el domingo no deberíamos ir a votar, ya ellos escogieron los dos candidatos que pasarán a la segunda ronda y subieron y bajaron el que necesitaban en su momento, no de acuerdo al encuestado sino a otras circunstancias que todos sospechamos pero es mejor callar. En tal condición y siendo el voto un derecho unipersonal, debemos levantar en el país un coro y repetirlo de boca en boca: “vote por el que le de la gana. No por el que le digan”.
Ante un Estado manejado por contratistas y un futuro escogido por los encuestadores, la única esperanza que le queda al colombiano es ejercer a la hora de ir a las urnas el derecho a la libertad. Si lo hacen así, el voto no solo contribuirá a escoger sin amarres ni manipulaciones sino a convertirse en protesta contra contratistas y encuestadoras.