Año raro sin Nobel
Que el 2018 sea un año sin Premio Nobel de Literatura no deja de ser singular. Este premio hace parte del calendario mundial, como el Tour de Francia, que hasta los no aficionados al deporte se enteran de quién lo ganó.
Este galardón que se entrega en Estocolmo desde 1901 goza de tal prestigio, que parece que quien lo recibe, cumplió su deber creativo. Y en torno a él se forman tensiones entre los seguidores del mundo, que tienen sus favoritos, casan apuestas sobre cuál debe ser el ganador y reniegan por quienes no lo recibieron. Este año no se entregará por escándalos sobre abusos sexuales denunciados por 18 mujeres contra un escritor vinculado a la Academia. Esta decidió aplazarlo para 2019, cuando se concederán dos. No es la primera vez que deja de otorgarse. En 1914 y 1918 por la Primera Guerra Mundial; en 1935, desierto; entre 1940 y 1943, por la Segunda Guerra Mundial, y en 1949, desierto otra vez, pero al año siguiente entregaron dos: a William Faulkner y a Bertrand Russell. Pero es la primera vez que se aplaza por un escándalo sexual.
La literatura no se hace pensando en galardones. Medio en serio medio en broma, algunos escritores dicen que los premios deberían traer una advertencia, como las medicinas, que indique a los ganadores que puede hacerles daño, puesto que muchos no siguen escribiendo con la calidad de antes; y a los lectores, que se trata del juicio de unos académicos que puede no coincidir con el grueso de la población. De cualquier modo, es raro un año sin Nobel de Literatura.