Incertidumbre
EMPRESARIOS DE LA RUMBA DE CALI BUSCAN OPCIONES PARA SEGUIR CON VIDA.
El anuncio del cierre de Zaperoco Bar, -emblemático bastión de la salsa, la cultura y el turismo caleño-, por culpa de la crisis del coronavirus, mostró la fragilidad en la que se encuentra el arte y el entretenimiento en la ciudad.
La inminente desaparición de este espacio es tan solo un reflejo del estado de muchos establecimientos nocturnos: quebrados y a punto de cerrar sus puertas, debido a las medidas generadas por el avance vertiginoso de la pandemia.
Aunque algunos empresarios de la noche han buscado alternativas para poder reactivarse, sus esfuerzos se han visto disminuidos por las condiciones tan complejas para funcionar, que los ha hecho inviables a nivel financiero. Incluso, otros, decidieron tomar la difícil decisión de abrir sus establecimientos, y en algunos casos sentir el rigor de la ley, debido al incumplimiento de las medidas de bioseguridad o medidas decretadas por la Administración local, tal como ocurrió en el fin de semana en más de 30 establecimientos.
Uno de los casos más sonados, el de la terraza Pedazo, ubicada en el Mulato Cabaret, donde funcionarios de la Subsecretaría de Inspección y vigilancia de Cali sellaron el establecimiento por segunda vez, y anunciaron un proceso que busca establecer el cierre definitivo.
El propietario del establecimiento, Luis Eduardo Hernández, también conocido como ‘Mulato', explicó que no incumplió con las medidas y que siempre ha estado a la par de las reglas. “Jamás he violado una regla ni lo voy a hacer. Si me toca que pagar, lo hago. Todo lo que me dicen, lo hago”, agrega el también gestor cultural.
Su esposa Martha Lucía Montañez, quien también hace parte de la junta directiva del establecimiento, añadió: “Cada vez que va la Secretaría de Salud y otras que nos visitan nos hacen unas recomendaciones y siempre hemos estado al pie de la letra para corregirlas. Ayer nos mencionaron otros puntos diferentes, pero no es que los hayamos corregido”.
Además invitó a la ciudadanía a “que se pongan en nuestras chancletas” para significar que un cierre no solo de El Mulato, sino de cualquier otro establecimiento, afecta a un sector golpeado que busca reactivarse y mantener los empleos de las familias del cual dependen.