SE NECESITA MÁS TIEMPO
La pandemia afectó el normal transcurrir de las escuchas a poblaciones en zonas alejadas del país y que tienen aportes para el informe de la verdad del conflicto. Por ello, diferentes organizaciones de la sociedad civil presentaron ante la Corte Constitucional la solicitud para que se amplíe el tiempo en 14 meses. Para el padre De Roux, unos siete meses adicionales permitirían completar el estudio y tenerlo listo una vez pasen las elecciones: "No es un tiempo de reflexión y lo que nosotros llamamos es una reflexión profunda. Si salimos después de la campaña y ya el país está tranquilo, ya está electo el nuevo presidente. Podemos entrar a reflexionar con serenidad y no somos atrapados por las discusiones o si nos escuchan es para ver qué minería hacen de lo que decimos para hacer campaña y polarizar". confundió, los oscureció. Y deberíamos envidiar a esos jóvenes que se paran duro para decir nada que tenga que ver con la guerra, nada que tenga que ver con las armas, que es una cosa muy importante para ellos.
Justamente a causa del conflicto, el país está tremendamente polarizado y en esa polarización, la manipulación que hacen de las emociones de los jóvenes es muy grande. Eso se hace a través de Twitter o WhatsApp, sobre todo con imágenes y con películas que se montan. En muchos casos son montajes para manipular las emociones, para acrecentar las iras y las rabias y las exclusiones.
Y uno sí quisiera, desde la Comisión de la Verdad, decirles a todos los jóvenes, que son tan hábiles en la comunicación, que no se dejen atrapar por la gente dedicada a polarizar, montando mensajes de odio, de apetito de venganza, de estigmatización. Por favor, si usted recibe un mensaje de odio, de estigmatización, de señalamiento a través de Twitter o de Facebook, no lo pase, atájelo y tenga la responsabilidad de decir: no dejo pasar cosas que en Colombia nos hagan mucho mal y daño.
Nosotros hemos visto que toda la sociedad fue golpeada profundamente. El dolor está por todas partes. Pero lo que pasa es que los líderes políticos tienen la capacidad de coger ese dolor y manipularlo y decirle al resto de la sociedad: yo les voy a decir quiénes son los malos, los que produjeron todo ese dolor y recogen toda esa indignación, toda esa rabia y la montan en un discurso y la dirigen contra los otros para que los excluyan. Y si eso lo hacen por lo menos dos o tres líderes, cada uno tomando su posición y mostrando quiénes son los otros malos, la cosa se complica mucho, sobre todo porque no lo hacen solamente con ideas. Si fuera solamente ideas, uno discute ideas, no, pero es manipulando emociones y esto lleva a un trauma cultural.
Las familias se dividen, las mamás tienen que decirte eso no se puede hablar en la mesa del comedor, las comunidades de los barrios se rompen y hasta las barras de fútbol, todo eso se mezcla.
Vamos a decir cosas duras, pero queremos decirlas de tal manera que no contribuyamos a los señalamientos, a la estigmatización o a la venganza, sino a la comprensión de qué fue lo que nos pasó y por eso es tan importante la verdad, pero una verdad que nos ayude a comprender que esto tenemos que reconstruirlo de otra manera, respetando las diferencias políticas, de género, étnicas, las diferencias en general y valorando el que seamos un país con esa riqueza en las diferencias. Pero miren lo que nos pasó, esto no puede seguir así. No nos podemos matar por pensar distinto. Al contrario, tenemos que construir juntos. La introducción tiene una convocatoria muy fuerte y luego capítulos con énfasis en lo territorial, lo urbano, hace una historia de conjunto. También se fija mucho en el dolor de la mujer, en los niños y de los jóvenes, de las de las comunidades étnicas.