La cruzada para salvar las tortugas
FUNDACIÓN RECOLECTA HUEVOS Y LIBERA CRÍAS EN EL PACÍFICO.
Aunque son muy pequeñas, las tres clases de tortugas marinas que nacen en playa Cuevita, en el corregimiento del Valle, del municipio de Bahía Solano, en el departamento de Chocó, tienen todas las características típicas de este reptil.
Las tortugas golfinas, las verdes o negras y las carey que consiguen alcanzar las aguas del océano Pacífico en este lugar son verdaderas sobrevivientes de uno de sus mayores depredadores: el ser humano. En algunas comunidades perdura la creencia de que comer huevos de tortuga mejora el desempeño sexual o la fertilidad. Incluso, algunos consumen tortugas.
Pedro Pinilla Bermúdez echa por tierra esos mitos. Él es monitor y conservador de tortugas marinas en la Fundación Tortugas del Pacífico, una de las más antiguas de este paradisiaco territorio de Colombia.
Los integrantes de esa fundación recolectan huevos de las tortugas, los llevan a un espacio seguro y los “siembran” hasta el momento de la eclosión, lo cual puede tardar de 45 a 70 días. Una vez nacen las tortugas, se procura que no se dispersen. Luego, los conservacionistas esperan a que las tortugas fortalezcan sus aletas con algunos movimientos que ellas hacen. Esto es clave para que puedan entrar al mar y enfrentar las corrientes marinas.
ADN acompañó en playa Cuevita la liberación de 500 tortugas marinas, de 3 a 5 días de nacidas, con máximo 70 días, en promedio, de gestación.
Antes de que el hombre comenzara a poner en riesgo la supervivencia de las tortugas, era normal que estas llegaran a desovar a las arenas de playa Cuevita en las horas del día y en cualquier sitio. Ahora solo lo hacen durante la noche y la madrugada. Sin embargo, al menos una tortuga golfina viene a anidar a este lugar cada noche y por esto es considerado el más importante de Suramérica para el arribo, desove y conservación de este tipo de tortugas.
Mucho plástico
A la par de la conservación de los quelonios, la Fundación Tortugas del Pacífico hace un llamado para que los seres humanos disminuyan la producción de desechos, en especial de plástico, que a este lugar del mundo llega por cuenta de las corrientes de Humboldt.
De hecho, las tapas de plástico que utilizan estos ambientalistas para marcar los puntos donde han sembrado los huevos de las tortugas no deben comprarlas, las trae el mar.
De cada mil tortugas solo una llega a la edad adulta y a reproducirse. Estos ambientalistas les ayudan a superar su primer reto: el hombre.