Aumentan casos de explotación sexual
Combos dan dádivas a niños para que accedan a esta práctica.
● “Ellos saben dónde están los niños, conocen sus horarios. Entonces, se acercan y les dan dádivas y regalos; la tentación de la plata fácil. Los más vulnerables, que tienen problemas familiares, terminan con líos de abuso de drogas”. Así explica el investigador social José Pablo Velásquez la manera sutil como los combos comienzan a seducir a los menores de edad para hacerlos caer en sus redes y luego los explotan para su empresa criminal.
Velásquez añadió que estos grupos comienzan a utilizarlos en roles menores, como campaneros o ‘carritos’, es decir, mandaderos que pueden transportar desde recados hasta estupefacientes y armas.
Pero la seducción no se queda ahí. En algunos casos, según la forma de operar del grupo, pueden ejercer violencia sobre la familia del menor para que este haga lo que le están pidiendo.
En ocasiones extremas, enfatizó Velásquez, a los menores los amenazan de muerte para que no abandonen las obligaciones que el grupo les impuso.
Esta descripción parte del estudio ‘Opciones de vida, paz y convivencia juvenil en los territorios’, que se realizó en convenio entre la Alcaldía de Medellín (desde la Subsecretaría de Derechos Humanos) y la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia para conocer cómo los grupos delincuenciales organizados utilizan a los menores para explotarlos sexualmente de manera comercial o utilizarlos para el narcomenudeo.
La principal motivación para hacer la investigación fue el inmenso subregistro que existe en la ciudad sobre la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes (Escnna).
Iván Felipe Muñoz, líder del proyecto, resaltó ayer, en la presentación de los resultados, que era muy poca la indagación académica que se había hecho acerca del asunto. “Ahí es donde es importante esta investigación”, comentó.
Luego de realizar gru- pos focales y entrevistas personales en tres comunas (La Candelaria, Castilla y San Antonio de Prado) los investigadores sociales lograron una mejor comprensión del fenómeno.
Crecimiento del problema
Uno de los puntos más preocupantes que encontraron fue la evidencia de que el problema se ha incrementado.
Mientras que en el 2013 la frecuencia de casos registrados por explotación sexual fue de 6,8 casos por 100.000 habitantes, pasó a 21 casos en el 2016. Es decir que la cifra se triplicó en tres años.
También llamó la atención de los especialistas el crecimiento en comunas como la 14 (El Poblado) y la 11 (Laureles).
De la seducción a la coacción
Además de la explotación sexual comercial, el estudio se esforzó por entender cómo los grupos armados utilizan a menores de edad como enclaves para el narcomenudeo, es decir, la comercialización de pequeñas dosis de drogas.
Un punto adicional que resaltaron en la entrega de resultados es cómo se ha normalizado la explotación sexual de menores.
Velásquez explicó este punto con una anécdota: en el centro, alguna vez, alguien vio a un hombre viejo entrar a un hotel de la mano de una niña.
“Qué horror”, exclamó esa persona. Pero, al repetirse la escena varias veces, se acostumbró.
“El problema se ha normalizado, se hizo parte del paisaje. Estamos en una anestesia y una apatía moral ante esta temática; eso es lo que no puede seguir pasando”, concluyó el investigador.