El derecho a la fantasía
Esta mesita de noche tiene reservada una esquina para ‘Los abismos’, novela con la que la colombiana Pilar Quintana reciente
mente ganó el Premio Alfaguara 2021 y que será publicada y distribuida a mediados de marzo.
Lo que más sorprende del caso de Quintana no fue la noticia de su elección, pues ha venido cultivando una carrera silenciosa pero sólida, que tarde o temprano tendría resonancia internacional. Lo que sí asombra es la cantidad de narradores con los que tuvo que competir en una convocatoria histórica con la participación record de 2.428 manuscritos, de los cuales 1.293 fueron remitidos de España, 419 desde Argentina, 259 desde México, 187 desde Colombia, 74 desde Estados Unidos, 73 de Chile, 88 de Perú y 35 de Uruguay.
La cifra es tan absurda como esperanzadora, porque demuestra cómo todavía hoy - –en medio de una pandemia mundial– la ficción irrumpe con el poder irrefrenable del espíritu de escapar a esta realidad caótica y angustiante.
No hay decreto por universal que sea, que pueda encerrar la mente, nos dice un video de Diana Uribe. Porque la fantasía es tal vez el más legítimo de los derechos humanos como lo pensaba Tolkien, es la potestad de la mente para vivir en la libertad de la imaginación. Ese simulacro que hoy es sucedáneo de las redes sociales y las plata
formas de contenido por demanda, con toda su cobertura y tecno
logía, pero que aún no logra sustituir al libro, que sigue siendo el más útil, compacto y pode
roso artefacto de la ilusión, porque enciende la fantasía que cada uno de nosotros lleva dentro.