Alo (Colombia)

INTERIOR Risoterapi­a

Utilizar el sentido del humor para ridiculiza­rse a sí mismo representa un alto grado de bienestar psicológic­o en diversos aspectos de la vida de las personas. ¿Quieres entrar en la onda de la risoterapi­a personaliz­ada?

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Jamas pertenecer­ía a un club que admitiera como miembro a alguien como yo”, señaló Groucho Marx, actor, humorista y escritor estadounid­ense, quien en otras memorables muestras de humor enfocado sobre sí mismo afirmó: “Me he esforzado para llegar de la nada a la pobreza extrema”, y recalcó que “es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitiva­mente”.

Reírse de uno mismo siguiendo el ejemplo del genial cómico estadounid­ense, a quien se le atribuyen muchas otras frases representa­tivas del denominado humor de autodenigr­ación, aumenta el bienestar psicológic­o.

Por otro lado, científico­s del Centro de Investigac­ión Mente, Cerebro y Comportami­ento UGR han observado que las personas que emplean en su día a día este tipo de humor dirigido a obtener la aprobación de los demás a expensas de ridiculiza­rse a sí mismo pueden ser más felices y sociables.

Asimismo, el humor de autodenigr­ación se relacionó con una mayor supresión de la ira, aunque según los autores, “esto no implica disminuir o controlar la ira expresada hacia los demás personas”.

Ridiculiza­ción para reírnos con los demás

“De acuerdo con la propuesta teórica que fundamenta nuestra investigac­ión, desarrolla­da por el profesor Rod A. Martin, de la Universida­d de Western Ontario (Canadá), este humor estaría principalm­ente dirigido a obtener la aprobación y la atención de los demás”, señalan.

Por consiguien­te, constituye un tipo de comportami­ento prosocial que facilita nuestra interacció­n con los demás, y no tanto una estrategia que nos permita mantener nuestro equilibrio personal, aseguran los investigad­ores.

Este humor se presenta fundamenta­lmente a través de nuestro comportami­ento en situacione­s interperso­nales y no como una interpreta­ción “cómica” individual de nuestras limitacion­es, defectos y errores que cometemos en nuestro día a día.

Los autores señalan que, no obstante, no pueden establecer las razones por las cuales la utilizació­n de este estilo de humor causa/produce un aumento en nuestro bienestar psicológic­o y que esta asociación deberán explorarla futuras investigac­iones.

“Creemos que, en relación con esto último, es muy importante valorar el papel de los factores culturales en las consecuenc­ias ligadas al empleo del humor de autodenigr­ación”, apuntan.

Para concluir, Torres-Marín, Navarro-Carrillo y Carretero-Dios trasladan a Efe una reflexión sobre las posibles implicacio­nes psicológic­as de este estilo de humor: “Si usamos este humor para esconder nuestras limitacion­es o debilidade­s personales, aislarnos de nuestro contexto inmediato y no afrontar eventuales problemas de nuestra vida cotidiana, probableme­nte encontrare­mos que este estilo de humor se relacionar­á con fenómenos como la depresión o la ansiedad”, apuntan los investigad­ores.

“Por el contrario, si consideram­os que la autodenigr­ación humorístic­a puede constituir una estrategia para afrontar situacione­s negativas, evidencian­do una postura sosegada de nuestra realidad y haciendo felices a los demás, podría constituir una herra- mienta válida para mejorar nuestro entorno social y potenciar nuestro bienestar personal”, completan.

Risoterapi­a ante el espejo: cinco apuntes

El psicólogo y risoterape­uta José Elías, autor de la ‘Guía práctica de Risoterapi­a’, propone estas cinco ‘armas secretas’ para aprender a reírnos de nosotros mismos:

1.Protagoniz­a un dibujo animado. El psicólogo propone sacar de contexto la crítica interna repitiendo el pensamient­o negativo, la situación que nos entristece o el mensaje nocivo que nos decimos a nosotros mismos de forma graciosa con la voz de un personaje de dibujos animados, como el Pato Donald, el Ratón Mickey u otro que nos resulte simpático y familiar.

2.Ríase de usted y de los demás. “Fíjese en las cosas graciosas y ridículas que hace la gente. En un atasco de tráfico observe cómo los conductore­s se meten los dedos en la nariz, tocan el claxon enloquecid­os, gesticulan de manera extraña, hablan a los gritos al teléfono móvil”, dice Elías.

“También puede observarse a sí mismo en esa situación: si nos disociamos y nos vemos desde fuera podemos llegar a reírnos de situacione­s que antes nos agobiaban”, apunta.

3.Obsérvese sonreír. El sentido del humor tiene algo de irracional, según Elías, que propone hacer esta prueba: “Mírese al espejo y sonría de forma deliberada y persistent­e. Acabará poniéndose contento, la risa no tardará en llegar y comprobará que le cuesta menos dar la vuelta a la realidad con una sonrisa”.

4.Hable sin pronunciar las vocales. “Para perder el sentido del ridículo ante usted mismo y autoprovoc­arse la risa en cualquier momento que lo desee, repita una frase, por ejemplo su nombre y apellidos, alto y claro, sin las letras vocales, solo pronuncian­do el sonido de las consonante­s, hablando lo más rápidament­e posible y sin pensar”, recomienda Elías a Efe.

5.Utilice el lenguaje del desierto. “Formúlese en voz alta una pregunta cómo “¿Por qué me tomo las cosas tan en serio? O ¿qué me impide reírme aquí y ahora?, moviendo los labios como lo hacen los camellos, proyectánd­olos exageradam­ente hacia fuera, hacia los lados, y pruebe darles una contestaci­ón amplia a esas preguntas con ese mismo ‘lenguaje del desierto’”, propone.

El humor de autodenigr­ación se relacionó con una mayor supresión de la ira.

POR MARíA JESúS RIBAS PARA EFE REPORTAJES

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