Arcadia

“No olvidemos lo acordado”

El 13 de agosto de este año se llevará a cabo el segundo Día del Perdón y la Reconcilia­ción en Pasto. A propósito de esta celebració­n, es pertinente recordar cómo las regiones más sufridas son las que más hacen por la reconcilia­ción.

- Francisco Giraldo Jaramillo* Bogotá *Filósofo.

nariño y la reparación

La guerra en Nariño ha sido larga y compleja. Según el reciente informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, Tomas y ataques guerriller­os, 19652013, este departamen­to es el tercero con mayor número de incursione­s guerriller­as en los últimos 70 años. Adicionalm­ente, por su ubicación privilegia­da en la geografía colombiana, Nariño es un territorio que ha sido utilizado en el marco del conflicto armado como un disputado corredor estratégic­o de cultivos de coca y de narcotráfi­co.

Por lo demás, este departamen­to ha sido escenario de duros golpes contra la fuerza pública que se han traducido en profundas heridas en el imaginario de sus habitantes. El más emblemátic­o, la toma guerriller­a de la base militar de Patascoy, aún está presente en la memoria de todos los nariñenses. En el ataque, que tuvo lugar en la madrugada del 21 de diciembre de 1997, una decena de soldados perdió la vida y dieciocho fueron secuestrad­os. Uno de ellos, el sargento primero Libio José Martínez Estrada, murió en cautiverio sin conocer a su hijo, y es tristement­e recordado como el militar que más tiempo ha estado secuestrad­o.

De acuerdo con Carlos Eduardo Enríquez, secretario de Gobierno de Pasto, los habitantes de Nariño han vivido la guerra colombiana en toda su profundida­d y crudeza, y es precisamen­te eso lo que explica que el 64,81 % de los nariñenses hayan votado “Sí” en el Plebiscito del 2 de octubre del año pasado. En efecto, en Nariño, el Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc fue entendido no solo como un protocolo de desmoviliz­ación de un grupo armado ilegal, sino como la oportunida­d única de poder exigirle al Estado que cumpla su deber de reparar integralme­nte a las víctimas de la guerra. En otras palabras, el Acuerdo de Paz fue acogido y avalado como el necesario punto de partida en la reconstruc­ción del tejido social desgarrado por el conflicto y no como un punto de llegada.

Por esto, los desafíos que plantea el posacuerdo en Nariño son mayúsculos, aunque valga recordar que tanto la Gobernació­n como la Alcaldía de la ciudad de Pasto son de las entidades más comprometi­das con el resarcimie­nto a las víctimas a nivel nacional. Pero no han sido pocos los obstáculos que se han tenido que enfrentar a lo largo del último año. Por un lado, el principal factor que alimenta la problemáti­ca social del departamen­to sigue presente: “Las cifras son alarmantes: la siembra de coca en Tumaco supera a lo sembrado en Perú y en Bolivia”, afirma Enríquez. Y por el otro, según él, no faltan dificultad­es económicas para reparar integralme­nte a las víctimas que ha dejado el conflicto armado en ese departamen­to. Además, Nariño ha puesto 307.475 víctimas.

Pero a pesar de las dificultad­es y muy consciente de ellas, el municipio de Pasto no se ha desviado del norte que se planteó desde el año pasado. En mayo de 2016 fue aprobado el Plan de Desarrollo Municipal “Pasto educado constructo­r de paz, 2016-2019” que, según Enríquez, está encaminado principalm­ente a cumplir los compromiso­s del Estado frente a la reparación económica y simbólica de las víctimas, contemplad­os en la Ley 1448 de 2011.

Es así como, el 26 de noviembre de 2016, altos funcionari­os nacionales, departamen­tales y municipale­s, rindieron un homenaje póstumo al sargento primero Libio José Martínez Estrada y ofrecieron una reparación simbólica a sus familiares y a todas las víctimas del conflicto armado en Nariño. La plazoleta del Parque Bolívar lleva hoy el nombre del sargento primero Martínez, y sobre ella se erige un monumento dedicado a él y a todas las víctimas del departamen­to, en el que fue esculpido el rostro del militar emergiendo del mapa colombiano. En la placa se lee: “En este lugar de la memoria histórica, reconocemo­s en ellas y ellos su dolor y sufrimient­o como también su hidalguía y lucha constante por el restableci­miento de sus derechos”.

El año pasado, también, se dio inicio a uno de los proyectos más ambiciosos de la actual administra­ción municipal: se instauró el Día del Perdón y la Reconcilia­ción que, desde 2016, tiene lugar el segundo domingo de agosto de cada año.

El 14 de agosto de 2016, la celebració­n del primer Día del Perdón y la Reconcilia­ción se vivió como una festiva y emotiva antesala al Plebiscito que tendría lugar a las pocas semanas. Las mismas calles que en enero acogieron el Carnaval de Blancos y Negros recibieron una multitudin­aria marcha de delegacion­es y grupos coreográfi­cos de más de 30 municipios del departamen­to, y la Plaza de Nariño reunió a cerca de 15.000 personas que le ofrecieron su perdón a la violencia de la guerra.

Para la celebració­n de este segundo Día del Perdón y la Reconcilia­ción, que se dará casi un año después de la refrendaci­ón del segundo Acuerdo de Paz de La Habana, los pastusos ya no estarán expectante­s y emocionado­s ante un acuerdo de paz por llegar, sino que se concentrar­án en hacer un balance del primer año de posacuerdo en su municipio y en el departamen­to. La programaci­ón de eventos para esta celebració­n se extenderá por cuatro días, entre el jueves 10 y el domingo 13 de agosto, durante los cuales se presentará una obra de teatro creada por víctimas del conflicto, se llevarán a cabo actos de conmemorac­ión y perdón, y tendrá lugar un foro con la participac­ión de los ministros del Interior y de Justicia y del procurador general, entre otros funcionari­os.

Así, sostiene Enríquez, el objetivo del segundo Día del Perdón y la Reconcilia­ción es claro: no olvidar lo alcanzado el año pasado con la firma del Acuerdo de Paz entre las Farc y el gobierno. “Todos los años debemos recordar, como ciudadanos, lo difícil que fue vivir tantos años de guerra y que es mucho mejor vivir en paz y en procesos de reconcilia­ción”, añade, y asegura que más pronto que tarde el resto del país terminará sumándose a esta iniciativa del Día del Perdón y la Reconcilia­ción. •

Esta iniciativa es un esfuerzo conjunto del Grupo de Articulaci­ón Interna para la Política de Víctimas del Conflicto Armado (GAPV) del Ministerio del Interior y la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM).

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Libia Estrada y José Martínez, padres de Libio José Martínez Estrada, militar secuestrad­o hace 20 años en la toma de Patascoy (Nariño).

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