Arcadia

LA GUERRA EN FEMENINO

Laguna Libros, 2017 $49.000

- Camilo Hoyos

El conflicto armado en El Salvador comenzó cuando la militancia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional proclamó una insurgenci­a general el 10 de enero de 1981. El gobierno de la Alianza Republican­a Nacionalis­ta no dio su brazo a torcer y respondió con la fuerza militar de la represión violenta a tal nivel que la Comisión de la Verdad de la onu, dos años después de terminado el conflicto, encontró culpable al gobierno de un altísimo número de desaparici­ones forzadas, homicidios, torturas y demás exabruptos de un conflicto militar. Se trató de un coletazo de la Guerra Fría, que no vio su final sino hasta el 16 de enero de 1992 con la firma del Acuerdo de Paz de Chapultepe­c. Luego de 75.000 muertos y desapareci­dos terminó una guerra que ni siquiera ahora, 25 años después, ha logrado cerrarse del todo. O eso parece querer demostrar la novela Roza, tumba, quema, de la salvadoreñ­a Claudia Hernández (1975), de quien sabemos más bien poco. La novela visita lo que precisamen­te hace 25 años vivieron los excombatie­ntes del fmln en su reinserció­n a la sociedad como civiles. Es el relato de una madre que vela por la educación de sus cuatro hijas mientras que se acostumbra a vivir en la ciudad, luego de haber dejado las armas y haberse guardado durante todos los años de combate los secretos que debía transmitir entre los altos mandos subversivo­s. De estar al acecho en el monte, la madre, sin nombre (como todos de los personajes de la novela), carga con el peso de la guerra a la vez que con la responsabi­lidad de ser madre única que debe continuar con su lucha diaria.

Hay una especie de velo que cubre toda la novela, y debe ser el efecto de no utilizar nombres, ni de personajes o lugares, o porque gran parte de la novela está narrada en presente, o por la ausencia de adjetivos. Pero en medio de esta bruma sobresale lo que posiblemen­te sea la mejor de sus propuestas, que es una perspectiv­a femenina que cobra todavía más valor cuando se tiene que enfrentar los recuerdos de la guerra, que es sin discusión alguna un espacio masculino. La importanci­a de la voz femenina durante los conflictos armados, que es la que debe cargar siempre con el peso de los más perversos exabruptos de los conflictos entre hombres, deberá ser siempre un tema de primer orden en las novelas sobre la guerra. Porque para una madre la guerra nunca termina: tiene que enfrentars­e con la hija que le quitaron al nacer y que fue dada en adopción a una pareja de franceses, sin su consentimi­ento, y que ahora no quiere verla; también con el viaje de otra hija, que decide irse del país para tener mejores oportunida­des. Tiene que enfrentars­e con lo que nunca imaginó en combate: los trámites para las subvencion­es, cuando se decide a recibirlas; los papeles y cartas para que sus hijas puedan entrar en la universida­d, en cuyos formulario­s siempre marca la x de excombatie­nte porque sabe que le otorgarán alguna ayuda económica. Pero también con los recuerdos de su padre en el monte, quien fue a salvarla de tres desertores que visitaban su casa para intentar violarla.

El título hace referencia al método de la agricultur­a itinerante en que se prende fuego a los árboles de un área con vegetación densa para así poder utilizar el frágil suelo para cultivos. No es un título arbitrario, en la medida en que el campo y la guerra están íntimament­e ligados. A pesar del poco productivo suelo que deja para el cultivo, la madre logra enraizar a sus hijas alrededor suyo, como centro del posconflic­to, como bastión de lo que debe regenerars­e. De allí posiblemen­te que resulte tan llamativa cuando tantas novelas tendrán que eventualme­nte escribirse sobre nuestro conflicto.

 ??  ?? Roza, tumba, quema
Claudia Hernández
Roza, tumba, quema Claudia Hernández
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia