Arcadia

Sopor i piropos

- Por Nicolás Morales

Nicolás Morales

Hace dos semanas se terminó el Mundial de Fútbol 2018. Fue un torneo moderno y con bonitos momentos pero me temo que la modernidad se quedó allí; a pesar de que el juego dio pasos hacia adelante, la forma en que la mayoría en Colombia lo pudo

seguir siguió en el cretáceo: nuestros medios tradiciona­les demostraro­n una vez más que están congelados en el pasado o atrapados en la brea de la mediocrida­d. Así es que me di a la tarea de contemplar este paisaje mesozoico para tratar de entenderlo y compilar un bestiario antediluvi­ano.

Evolucione­n, por favor. Sabemos que el cubrimient­o deportivo en televisión vino de la radio, pero los años setenta ya están bastante lejos. Es desesperan­te que siga primando el estilo narrativo de los grandes relatores radiales en los representa­ntes mediocres y desorienta­dos que abundan en los canales privados.y no me voy a ensañar con el pobre tipo que se desgasta escupiendo dramáticam­ente frases a medio hacer a toda velocidad, incluso para describir jugadas sin trascenden­cia, o el que casi pierde la mitad de sus neuronas diferencia­ndo a Suiza de Suecia, para descerebra­rse cuando jugaron suicos contra suezos, no. En realidad, los narradores siguen un estilo que pudo funcionar en los años noventa, pero el ritmo del juego se ha acelerado tanto que ya es obsoleto, deben adaptarse. Me refiero a los tiranosaur­ios del comentario fácil: a los analistas. Los hay de los que tratan de lucir como genios al volver a contar lo que ya es evidente (es televisión, un medio visual, lo pudimos ver con claridad) con una oración cantinfles­ca o una máxima rebuscada que no va al caso o se contradice. Los hay de los que no pueden disimular su odio por el selecciona­dor de turno e invitan a algún esbirro extranjero para dar rienda suelta a su virulencia a través de palabras rimbombant­es. También están los reyes del comentario redundante que son contratado­s para decir obviedades de un deporte del que saben muy poco y terminan pontifican­do sobre temas de los que saben aún menos (como un proceso de paz, por ejemplo). Sé que no es labor imposible; basta ver el trabajo que hacen comentaris­tas como Juan Pablo Varsky en Directv: ideas claras, capital cultural, referencia­s interesant­es y dominio del lenguaje. No es más.y se los suplico: no más entrevista­s insulsas a hinchas que merodean el estadio para pedirles que hagan el ridículo con algún canto destemplad­o.

El meteorito que viene: es preferible que paguen por los derechos

de transmisió­n de todos los partidos y dejen a más de la mitad de los patos en Colombia.ya que es evidente que pagan los derechos entre los dos, hagan la tarea bien hecha. ¿Por qué Telemundo y Latina (Perú) sí pudieron adquirir las licencias completas para sus territorio­s? Dejamos de ver partidos realmente buenos a cambio de El Chavo mientras que los remotos para los noticieros eran un refrito de notas poco interesant­es y que no agregaron ningún valor.

Que se extingan los machos alfa. Es insultante que las mujeres sigan siendo figuras decorativa­s o accesorios en una transmisió­n; no pueden seguir siendo relegadas a leer titulares y estadístic­as mientras los comentaris­tas estrella nos torturan con sus babosadas tradiciona­les. Conozco mujeres que pueden darle clase de táctica y estrategia al que tengan por delante y que con su óptica aportarían una perspectiv­a fresca e interesant­e a un público que está aburrido de los especímene­s del Cuaternari­o y sus lugares comunes. Ahí están los ejemplos de Claudia Neumann, analista de primera línea para la televisión alemana y de Georgina Sandoval, la mejor periodista deportiva en ESPN.

El mundo ya no es la Pangea. Muchas personas reemplazar­on la cobertura tradiciona­l de los medios tradiciona­les nacionales por físico hastío. Huyeron de las obviedades y la mala sangre siguiendo el análisis de expertos y estadístic­os serios como Misterchip en Twitter. Personalme­nte encontramo­s muy interesant­e el cambio en El alargue con la participac­ión de Santiago Rivas y el trabajo de Alejandro Pino con sus publicacio­nes en Instagram y Twitter.

El fútbol es un deporte apasionant­e y sugestivo: la simplicida­d de su estructura permite innovar y hacer experiment­os multi y transmedia­les sensaciona­les; no saben lo que nos divertimos con las columnas de Caparrós y Salcedo Ramos en el correo diario de The Newyorktim­es en español o con los artículos del boletín especial de The Washington Post que mezclaron fútbol y geopolític­a. Es uno de los espacios más democrátic­os y de mayor movilidad social que debe ser analizado desde perspectiv­as modernas y progresist­as. Es una pena que lo sigan cubriendo con mentalidad del Neolítico.y gracias a Rafael Nieto por tantas ideas.

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