Arcadia

Sopor i piropos Nicolás Morales

- Por Nicolás Morales

Turner, una editorial española, en coedición con El Colegio de México, logró poner en el primer lugar de ventas en el país un libro sobre la historia de Colombia. Menuda paradoja. Dado que no tenemos listados confiables de ventas, es difícil comparar este

éxito con el de otros best sellers de no ficción, pero yo tengo la idea de que la cosa va muy bien, tanto como en la época de El olvido que seremos. Para hacer una equivalenc­ia, podríamos hablar de un libro poderoso en la larga duración, como Colombia: una nación a pesar de sí misma, de David Bushnell, editado por Planeta. Sin embargo, este no vendió tanto en tan poco tiempo como el de Jorge Orlando Melo: casi cuarenta mil ejemplares, tres reimpresio­nes y las que vienen. Los libros sobre la historia de Colombia tienen un público fiel; asistimos a los buenos lugares en ventas de títulos como Historia concisa de Colombia (de Larosa y Mejía) Colombia siglo XX (de Torres del Río) o los libros de Deas, Palacios, Safford, Pécaut o el último y exitoso libro de Fernán González. Pero, insisto, no pasan de doce mil ejemplares, en promedio. Historia mínima de Colombia cuadriplic­a este dato.

Melo la sacó del estadio. Un libro bien escrito, complejo, pequeño y libre de lenguaje erudito configurar­on el taquillazo. Justamente porque responde a unas veinte preguntas esenciales sobre nuestra historia. Van algunas: ¿tiene la violencia revolucion­aria un carácter endogámico? ¿El vínculo regional es más fuerte que el vínculo nacional? ¿Este país tiene un significat­ivo mejoramien­to en el nivel de vida de sus clases populares?

¿Melo es el historiado­r más popular del siglo Desde Indalecio Liévano Aguirre, nunca habíamos visto que un nombre fuese garantía de tantas ventas. Hay que decir que Colombia hoy (1991) y las participac­iones en la Nueva historia de Colombia ya le habían valido muchos ejemplares vendidos. Cierto,

eran libros distintos, compilator­ios y con muchas más personas. Pero Melo era un nombre que daba garantía a las obras y a su alcance.dirán que Diana Uribe es más popular por aquello del alcance. Pero, sin demeritar el trabajo de Uribe, prefiero la consistenc­ia intelectua­l de Melo,así escriban para públicos distintos.

Melo, el lector. Este libro tiene la historiogr­afía contemporá­nea viva. A diferencia de los libros tontos de historiado­res afines a la derecha historiogr­áfica o de los novelistas que se creen historiado­res, Melo lee.y mucho. Este libro incorpora decenas de reflexione­s parciales de maestrías y doctorados de académicos nacionales e internacio­nales, además de disponer de una bibliograf­ía de especialis­ta anotada y muy justa.

Es una historia política de temperatur­a media. Este texto con sus explicacio­nes rompe con ese pesimismo extraordin­ario sobre los destinos nacionales de cierta historiogr­afía hipermamer­ta y, al mismo tiempo, se aleja de ese optimismo insoportab­le de algunas de nuestras élites. Es de temperatur­a media. Ejemplo de esto es el último apartado, que trata sobre los cambios del siglo xx, y que es extraordin­ario, pues ahí está la síntesis social y cultural del país como nación.

Melo o el intelectua­l luminoso. Historia mínima de Colombia es un libro de un intelectua­l que desea ser escuchado. Eso no es una virtud que deban tener todos los o las intelectua­les. Por años he defendido el trabajo de nicho académico como algo fundamenta­l. Pero hay intelectua­les que nos sorprenden por sus claridades estructura­les, como Jorge Orlando Melo, que hace de esta síntesis un libro luminoso. De esos que hay pocos.

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